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''Estás llamando a la casa de los Jeon, por el momento...''

Con esta era la octava llamada que Jungkook no atendía.

Entiendo que Jeon debido a su discapacidad no sea tan codependiente de un aparato como la mayoría de los jóvenes en la actualidad pero vamos tiene un teléfono en su habitación, incluso su nana puede pasarle la llamada. ¿Qué demonios?

Con cada intento rogaba e imploraba escuchar su voz del otro lado de la línea pero siempre entraba directo a buzón dejándome cada vez más vulnerable.

— MiSuk, deja ese teléfono — Jin apareció con un gran tazón de cereal entre sus manos. Tenía puesto un elegante traje color marino y al rededor de su cuello descansaba una corbata de un tono más claro.

— Tengo que hablar con él — mis dedos tecleaban como locos sobre la pantalla. — ¡Estúpido Jeon! — exclamé en un pequeño grito que ahogué en un cojín.

— ¿Y si hablas directamente con su madre? — lo miré. — Seamos sinceros, lo haz llamado mil veces...

— Nueve — corregí.

— Bueno, solo te faltan 991 llamadas — rió divertido, su risa limpia vidrios retumbó en las paredes.

— Cállate.

Me levanté del sillón considerando la idea de llamar directamente a la señora HaNeul, la opción de Jin era tentadora, demasiado. Algo arriesgado pero a estas alturas era mi única opción. Tomé el teléfono entre mis manos e intenté recordar los dígitos que la señora HaNeul me había mencionado el primer día que estuve en su casa.

Un tono. Dos tonos. Y entró la llamada.

¿Hola?

— Señora HaNeul — los nervios me comían por completo. 

MiSuk, ¿Cómo estás linda?

Preocupada, desesperada por hablar con su hijo.

— Bien — tragué saliva pesadamente preparándome para lo siguiente. — ¿Se encuentra Jungkook?

Claro que sí — suspiré aliviada. — Justo está aquí a mi lado.

Escuché los murmullos de Jungkook por lo bajo pero no lograba entender lo que decía.

Lo siento MiSuk, mi hijo está en sus días insoportables.

Más que claro. Jeon no hablaría conmigo.

¿Quieres que le dé tu mensaje?

— No se preocupe, señora HaNeul — intenté que mi voz no sonara tan apagada. — Aprovechando que llamé esta tarde no podré ir con Jungkook.

— Gracias por avisar, no hay problema querida — aunque no podía ver el rostro de la madre de Jeon podía visualizar su sonrisa.

Después de mi rota y patética despedida corté la llamada. Me quedé observando un punto fijo de la habitación, ahora no sabía como sentirme eran demasiadas emociones chocando y desatando una guerra entre ellas. Chasqué mi lengua y subí a mi habitación, aún tenía que arreglarme para el gran evento de esta noche.


(...)

Bajé las escaleras con una pesadez impresionante, de solo pensar que tenía que sonreír y actuar como la hija recatada perfecta durante toda la noche me provocaba querer salir corriendo lejos, muy lejos.

Hombres vestidos como película antigua corrían de un lado a otro acomodando mesas, llevando la cristalería que solo usábamos en ocasiones especiales. El jardín estaba totalmente iluminado por pequeñas luces blancas y los floreros de la sala estaban decorados con rosas blancas, lo cual significaba que habían podado los preciados rosales de mi madre. Sin duda papá tendrá que dar una muy buena explicación a mi madre. 

BLIND -Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora