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— Su medicina para dormir está sobre el buró de mi habitación, la cena está lista dentro del horno solo tienen que calentarla o si quieren ordenar algo Jungkook sabe donde esta el dinero. 

La señora HaNeul caminaba de un lado a otro de manera chistosa, recorriendo cada parte de la sala de estar. A su paso, iba tomando varias cosas tales como su bolso y accesorios. El señor Jeon la miraba expectante desde el marco de la puerta. 

— La señora Yoon tomó el día libre pero si necesitan algo no duden en llamarme, tendré mi teléfono conmigo toda la noche.

La noche era un poco caótica dentro de la casa Jeon. La señora HaNeul arreglaba con delicadeza su hermoso vestido color turquesa mientras que el señor Jeon acomodaba de manera pulcra su corbata que combinaba a la perfección con el color de si camisa.

— Mujer, se nos hace tarde — la voz del señor Jeon era calmada, pero no dejaba ese toque de prisa impregnada en ella. 

— Si, si, espera — la madre del chico me tomó por los hombros. — Si llega a sentir algún dolor sabes que hacer.

— Tranquila señora HaNeul, tengo todo bajo control — dije.

La aludida sonrió.

— Mujer..-

— Qué pesado eres, Jeon — devolvió la mujer. 

Ver esta escena entre los padres de Jungkook era demasiado gracioso, casi como si fuera sacado de una serie de televisión. El señor Jeon perdiendo la paciencia por su mujer, digno de presenciar.

Caminé detrás de la pareja hasta llegar a la puerta principal.

— No dejes que se duerma demasiado tarde, mañana tenemos que estar a primera hora en el hospital — una vez más, la súplica y preocupación en la señora HaNeul se hacía presente.

— Tratas a mi hijo como si fuera un niño pequeño, HaNeul — regañó el padre del chico.

HaNeul rodó los ojos.

— Nunca te cases, Misuk — reí. — Y menos con un viejo obstinado como mi esposo.

Si me caso, será con su hijo señora.

— Que tengan una linda velada — dije un poco alto, llamando la atención de la pareja quienes subieron al auto para después desaparecer entre las calles.

Cerré la puerta detrás de mí soltando un gran suspiro. Miré todo mi alrededor, nuevamente Jungkook y yo solos en esta enorme casa. Subiendo lentamente las escaleras, llegué hasta la habitación del castaño.

— ¿Ya se fueron? — recostado sobre el suave colchón, con el cabello húmedo y despeinado a causa de la ducha que había tomado. Definición de belleza en su máxima expresión.

— Tu madre me dejó en claro que debo cuidar muy bien de su bebé — dije, llegando a su lado entrelazando mis dedos con los suyos. — ¿Tienes hambre?

Jungkook negó.

— ¿Debo preocuparme? — cuestioné. El chico tenía un gran apetito y que no quiera probar bocado me deja sorprendida.

— Mi estómago no está en las mejores condiciones. 

— Puedo ir por tu medicamento — dije, a unos pocos centímetros de él. Antes de que pudiera siquiera dar media vuelta, Jungkook tiró de mi muñeca provocando que en segundos estuviera recostada sobre su pecho. — Hueles muy bien.

— De todos los cumplidos que me han dicho, este es el primero que va relacionado con mi aroma — rió. — Gracias, es loción de vainilla. Taehyung me la regaló. 

BLIND -Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora