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– ¡Despierta!

Abrí mis ojos de golpe sitiendo lo acelerado que estaba mi corazón. Jin me miraba confundido del otro lado de la mesa.

– Lo siento, ¿qué decías? – hablé, soltando un pequeño bostezo al hacerlo.

– ¿Te encuentras bien? – asentí.

– ¿Porqué lo preguntas?

– Tu cara estuvo a punto de caer sobre tu desayuno.

Demonios, ni siquiera podía mantener abiertos los ojos. Era como si mi cerebro mandara señales a todo mi sistema para mantenerme en un estado de complete agonía de sueño. Después de lo sucedido ayer en casa de los Jeon, lo único que pude hacer fue regresar a casa caminando. Mis pies dolían como el mismo infierno y la falta de sueño ahora estaba cobrándome una tremenda factura.

– No dormí mucho anoche – dije, tomando un gran trago de café.

Demasiado cargado, pero perfecto para despabilarme un poco.

– ¡Buenos días! – ambos, giramos a donde esa voz. Mi madre entró en la cocina besando mi mejilla para después hacer lo mismo con el castaño frente a mí.

– ¿Mi tío no bajará a desayunar?

– No, creo que los tragos de ayer lo dejaron más que agotado.

Gracias al destino mi padre ni siquiera noto mi ausencia. No paraba de imaginarme al grandísimo Jung Chesung ahogado en alcohol frente a la mayoría de sus socios. Que gran noticia para despertar.

– Iré por tu plato, tía – habló Jin, levantándose de la mesa dejándonos solas a mi madre y a mi.

– Gracias guapo – mire a mi madre. – ¿Todo bien? – asentí.

– Él está bien, supungo – susurré, sintiéndome pequeña al recordar a Jungkook sentado solo en aquel gran parque.

– ¿Supones?

– Nunca lo había visto tan... Roto – mi madre me miraba atentamente. – Él siempre s fuerte, o aparenta serlo – suspire. – Pero ayer vi una parte de él que nunca pensé llegar a ver.

– Mi niña, todos pasamos por momentos donde nos tenemos que derrumbar para seguir con nuestra vida – dió un ligero apretón a mi mano derecha. – ¿Por cierto, Hansol me pidió tu número.

Ah, carajo.

– Quiero imaginar que como mi madre no se lo diste... – la sonrisa de mi madre desapareció poco a poco. Bufé. – Le diste mi número, ¿no es así?

Ella, simple, asintió.

– Lo siento mi niña, pero fue tan insistente que no pude decirle que no.

– Ah, no te preocupes – supongo que ahora tender que cambiar de número.

Por el umbral, apareció de nueva cuenta Jin. Depositando el plato lleno de comida frente a mi madre prosiguió a volver a su lugar.

– ¿Escucharon las noticias? – mi madre preguntó, tanto Jin como yo dirigimos nuestra Mirada a ella.

– ¿Qué sucedió? – pregunté.

– Rompieron las cámaras de seguridad del parque HaNeul.

Mierda.

– Esos vagos sin oficio cada vez son más – mamá lucía tan sorprendida por lo sucedido, quién diría que uno de esos "vagos" era yo. – Espero que la policía los encuentre y les den un escarmiento.

BLIND -Jeon Jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora