– ¿Estás escuchándome?
No. Nada de o que había salido de esa bonita boca había quedado registrado. Hace un par de horas que estaba en casa del castaño pero mi mente estaba en otro nivel. El entrecejo fruncido del chico era demasiado notorio, la curiosidad y confusión bañaban todo rostro.
– Perdón, estaba un poco distraída.
Poco era lo menos.
– ¿Estás bien? – preguntó.
– Si, si, es solo que no he dormido muy bien estos días.
Desde nuestro pequeño encuentro en aquella cafetería hace unas semanas sentía que todo a mi alrededor estaba fuera de su lugar. Por un lado tenía el viaje a la casa de los abuelos de Jeon, y por el otro las palabras llenas de dobles intenciones por parte de la castaña de cabellos largos.
– No es importante mejor dime, ¿qué estabas diciendo?
– ¿Segura que estás bien?
No. – Si – contesté. O Jungkook me había creído o no quiso darle más vueltas, y aunque quisiera hacerle mil y un preguntas no era el mejor momento como para hacerlo.
Antes de comenzar a hablar mi mano izquierda se vio apresada por la extremidad del castaño.
– Mi madre quiere ir a Busan este fin de semana – sus largos dedos comenzaron un pequeño jugueteó con los míos.
– ¿Ah, si? – hazte la desentendida, Misuk. Como toda tu vida. – Ha juzgar por tu cara creo que no estás muy motivado.
Su rostro era un lienzo de emociones mezcladas. Su ceño ligeramente fruncido, labios en un puchero que desaparecía cuando Jungkook apresaba su belfo inferior entre sus dientes. ¿Será prudente decir de una vez por todas el "porqué" de ese repentino viaje?
– Hace años que no veo a mis abuelos, ni hablar de la última vez que estuve en Busan.
– Es una buena idea – dije, mientras mi mano libre acariciaba su suave cabello. – Creo que un cambio de aire por unos días te caerá muy bien. Verás a tus abuelos, comerás comida casera y, no lo sé, tal vez hagas lo que solías hacer antes de venir a Seúl.
Jeon subió y bajó sus hombros restandole importancia. Este chico, de verdad.
– Mejor dime, ¿qué hay en Busan?
Con una pequeña risita nasal, tomó con más fervor mis manos, casi como si mi pregunta lo hubiera animado un poco.
– ¿Nunca has ido? – preguntó.
– Nunca he salido de Seúl, mis padres viajan de un lado para otro pero nunca los he acompañado, supongo que me da miedo salir de mi burbuja.
Muchas fueron las invitaciones de mi madre para uno de sus tantos viajes de trabajo, pero imaginarme dentro de un cuarto de hotel sola mientras esperaba horas y horas a que todas las actividades laborales terminaran no era una opción muy convincente.
– Jung Misuk, ¿tiene miedo?
– No sé si pueda colocarlo en esa categoría – hablé. – Creo que solo es mi lado perezoso el que puede más – reí. – Y bueno, platícame.
– Busan es... Busan – no sí, buena explicación.
– Vaya, ¿te han dicho que eres un genio? Que respuesta tan completa, Jeon.
– Podría contarte maravillas de cada lugar que recuerdo, incluso mentirte para que pienses que es la mejor ciudad pero prefiero que lo veas con tus propios ojos.
Aquí vamos.
– ¿Irás conmigo? – preguntó.
Era más claro que yo estaría presente con ellos durante su estadía en Busan. La mente maestra detrás de todo este alboroto llevaba mi nombre y apellido, pero el plan inicial era que él no supiera eso. La fase uno de todo estaba completa y la segunda comenzaría justo cuando mis pies toquen tierra en Busan, la señora Haneul había hecho un gran esfuerzo al decirle solo pequeños detalles al castaño, ahora se venía la noticia gorda.
– No lo sé – dije inocente, aunque de eso no tenía ni un pelo. – No se si sea prudente que te acompañe a un viaje familiar, ¿qué pensarán tus abuelos?
– Misuk, ¿desde cuándo te interesa lo que piensen los demás? – Jungkook rió quedito, casi coqueto. – ¿Qué tengo que hacer para que aceptes ir?
– Haz tu mejor oferta, Jeon.
Poco a poco los centímetros que nos dividían se hicieron escasos terminando en un pequeño pero significativo beso que a los segundos terminó dejándome con ganas de un poco más... Solo un poco.
– ¿Aceptas? – preguntó, su mano derecha dibujaba figuras al azar sobre mi muslo.
– ¿Es lo mejor que tienes?
Sabía que mis palabras podían alborotar al león, al igual que estaba consciente de lo que podía suceder pero definitivamente no esperaba nada parecido a lo que estaba sintiendo.
Los labios de Jungkook se movían de manera lenta sobre los míos, como si quisiera torturarme, se separaba un poco ganándose algunos quejidos de mi parte. El muy maldito lo estaba disfrutando. Sus manos dejaron mis piernas subiendo a mis mejillas uniéndonos más si es que eso era posible, el chico degustaba de mis labios de la manera más exquisita. No tenía registro de haber sido besada de esta forma era totalmente delirante.
Gemí quedito al sentir una mordida en mi labio inferior, Jeon se había atrevido y jodidamente lo disfruté. Era una sensación tan nueva que podría implorar que lo haga de nuevo. Sentí mis labios humedecerse, su lengua comenzaba a hacer acto de presencia escabulléndose de poco a poco, dejando pequeñas lamidas sobre mis labios... Tal vez fue un impulso, o el simple hecho de que estaba a punto de desbloquear un nuevo nivel, pero mi cordura regresó alejándome poco de él.
Agradezco que la amable señora que ayuda en esta casa siga haciendo de las suyas si no, otra historia sería.
Mi respiración era un descontrol, acelerada y algo arrítmica. Sentía mis mejillas totalmente acaloradas... Y, tal vez, otras partes de mi cuerpo sufrían de lo mismo.
– ¿Y bien? – dijo, su voz un poco agitada. – Acepta.
– Eres un.. – ¿tan difícil era poder respirar con normalidad? Escuché una pequeña risita nasal por parte del chico. – Está bien, iré.
– Perfecto – sus labios de nuevo hicieron contacto con los míos, algo más tierno y corto a comparación del anterior. – ¿Quieres ayudarme a empacar?
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BLIND -Jeon Jungkook.
FanfictionElla era brillante. Él era ciego. ¿Confías en mí? Ciegamente.