BLIND -Jeon Jungkook.

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1 Semana Después

Nunca me había puesto a pensar en cuánto extrañaría venir a clases. Despertarme temprano, salir corriendo para alcanzar a tomar el autobús, el feo color amarillento del uniforme de gala, los pupitres maltratados y las clases aburridas de todos los días.

Prácticamente era el último día que pisaba la Universidad de Seúl como estudiante, a partir de que todo esto terminara comenzaría una nueva etapa en mi vida y todos esos recuerdos de universitaria quedarían dentro de un cajón. Vida adulta, le dicen. 

Mis manos apretaron con fuerza la carpeta que me fue entregada varios meses atrás. La cual, sin que yo supiera en qué me estaba metiendo, cambiaría mi vida de cierta manera.

Una foto y un par de instrucciones impresas debajo de esta. Jeon Jungkook.

— No puedo creer que nos hagan venir solo por esto — sacándome de mi mundo, miré a SunHee. — ¿Qué el profesor Terada no conoce de la tecnología? Ya nadie entrega trabajos impresos.

Reí. Esta chica nunca cambiará.

— Parece que alguien amaneció del lado equivocado de la cama — contesté.

SunHee rodó los ojos, dejando salir una pequeña sonrisita.

— Y... ¿Cómo te fue en Busan?

Miré a la peli negra, con mis ojos bien abiertos debido a su sorpresiva pregunta.

— ¿Qué? Yo también sé cosas — dijo.

— Supongo que nos fue bien — contesté, alzando un poco los hombros. 

— ¿Bien? ¿Solo bien? — asentí. — Oh vamos, Misuk. ¿Qué dedo me chupo? Me dirás que no pasó nada de nada entre tú y ese muñequito que tienes por novio. 

— Si pasó algo o no entre nosotros no es de tu incumbencia — claro que le contaría, pero no era el momento, ni el lugar. 

— Oh, ¿entonces así es como será?  — dramáticamente, colocó su mano derecha sobre el pecho, fingiendo como si estuviera adolorida. — Mi mejor amiga, mi bebé, mi hermana me oculta detalles de su vida amorosa.

— Vamos, no seas dramática.

— Yo que fui tu amiga desde pequeñas..-  

— SunHee..- suspiré. 

— Yo que te conté cuando me acosté con Dakho en la habitación de mis padres por primera vez, ¿y tú te guardas todos los detalles para ti sola? 

La mirada de varios compañeros de clase se posaron sobre nosotras, sentí mi cara arder y eso que yo no fui la que expuso detalles íntimos a los cuatro vientos. SunHee rio, disfrutaba de ser el centro de atención. Algo más que nos diferenciaba por completo.

— ¿Quieres hablar más alto? Los del edificio de psicología no te escucharon — dije.

— Deja de ser tan puritana, amiga.

Negué lentamente. Imprudente debería ser su segundo nombre. 

— ¿Señorita Jung? — la voz del profesor se hizo presente, llamando mi atención por completo. Salvada por la campana. 

— Ve a la cafetería y espérame ahí, si quieres saber todos los detalles tendrás que esperar un poco más. 

— ¡Yah! 

— La paciencia es una virtud, aquerida SunHee — canturré, palmeando la sonrojada mejilla de la peli negra. 

— De acuerdo — lograr callar a SunHee era una tarea difícil, pero si la recompensabas con algo de si interés la tienes en la palma de tu mano. — Te espero.