Día 53

1.1K 221 123
                                    

Porque te tengo en mis brazos nuevamente. Es todo lo que siempre he querido. Tú me amas y yo te amo. Es todo lo que necesito.  Il mio cuore è per voi. (Mi corazón es para ti).
(S.G.)

* * *

[Día 53]

POV ALEC

Había despertado con el cuerpo cálido de Magnus contra el mío, si piel rozando la mía, frotándose con cada ligero movimiento.

Y la sensación era perfecta. El modo el que mi piel se erizaba, cómo escalofríos me recorrían, haciéndome estremecer, millones que diminutas chispas de electricidad corrían por todo mi cuerpo. Y con cada estremecimiento, me alejaba y acercaba más a él y volvía a empezar.

Era una sensación nueva, pero no del todo. Recuerdo la primera vez que lo sentí, como algo en mi interior se agitó, mi piel se erizó, y algo me hizo voltear hacia él, donde sentía su presencia, donde su corazón me llamaba. Eso que sentí la primera vez que escuché su voz, que su mano tocó la mía... Con el primer beso, esa forma de volverme loco con sólo sus labios sobre los míos. Era como esa misma sensación, pero multiplicada millones de veces.

Y entonces Magnus me había pegado más a él, como por costumbre, como olvidando la vacilación de la noche anterior, uno de sus brazos rodeó mi cintura, atrayéndome de regreso y un suspiro tembloroso se me escapó, porque me muero de miedo, sí, pero también con Magnus se siente tan natural, incluso si sólo estamos abrazados, casi desnudos, piel con piel, es más que suficiente, un paso a la vez.

Y, sin embargo, estaba esa chispa encendida, ardiendo lento y poco, encendiendo la curiosidad, la necesidad de más. Más cerca, más de Magnus.

Magnus no había intentado más. Ni siquiera había mencionado nuestro acuerdo de la noche anterior.

Había dejado un beso en mi hombro desnudo.

Su mano, firme, sobre mi abdomen. Llenando mi interior de mariposas enloquecidas.

Me había ayudado a salir de la cama, se había quedado frente a mí, sin decir nada. Sólo así. Una de sus manos en mi cadera, la otra en mi hombro. Sentí su mirada mientras echaba un poco mi cabeza para atrás. Sus labios en mi cuello. Y sus brazos me rodearon en un abrazo apretado.

-Te amo -me dijo, antes de besarme una sola vez-, te amo tanto -justo antes de ayudarme a vestirme. No como si pensara que yo no soy capaz, sino como si quisiera hacerlo, con cariño, con amor, sus dedos rozando mi piel en el proceso.

Sonaba sonriente cuando, después de desayunar, me dejó en mi casa. -Deberías tomarte el día. Descansa hoy, mi amor.

¿Es en serio?

-Claro -esperé que no se notara la desilusión en mi voz-. Hasta mañana entonces.


POV MAGNUS

Está ya atardeciendo. No sé si Alexander escucho mi consejo pero, mientras toco el timbre de su casa, espero que sí.

No quise arruinar mi sorpresa.

Una suite llena de velas aromáticas. Champaña. Bandejas de frutas. Una cama llena de pétalos de rosas. Música suave.

Una habitación para todos los sentidos.

Ya sea que lleguemos hasta el final o sólo demos un par de pasos más cerca del otro, que tracemos un camino más en el cuerpo del otro, otra caricia más hacia su alma, quiero que lo disfrute. Llenarlo de sensaciones y que sea especial, tan especial como pueda ser.

-Hola, Magnus -es Isabelle quien me recibe y no se ve feliz.

-Hola -de repente me siento nervioso, como un adolescente frente a la madre de su novio esperando autorización-. ¿Está Alexander?

-¿Dónde más habría de estar, si tú lo dejaste aquí cuando él quería estar contigo?

-¿Quién es, Izzy? -Alexander suena cerca, y la tristeza en su voz hunde mi corazón.

Antes de que Isabelle responda, le muestro el ramo de rosas. Espero que entienda.

Su expresión malhumorada cambia un poco. Susurra un "No lo arruines" antes de responderle: -Creo que te buscan. Ven, por favor, tengo algo importante que hacer.

Escucho a Alexander gruñir y caminar hacia la puerta. Su expresión triste cambia al instante, su cuerpo se tensa y luego se relaja. Su ceño se frunce. -¿Magnus?

-Amo que me reconozcas -doy un paso más cerca, sacando una rosa y acariciando su mejilla con ella, después dejo un beso en su mejilla ruborizada-. Que me sientas.

Sus manos parecen ir a buscar mi rostro, pero encuentran antes el ramo de rosas. Sus ojos se abren sorprendidos. -¿Para mí?

Sus dedos tantean con cuidado las rosas. Está sonriendo y yo suspiro aliviado.

-Para ti. Tengo una sorpresa. ¿Quisieras acompañarme esta noche?

Ya sea que sabe a lo que me refiero o no, su respuesta es instantánea. -Sí. Siempre sí.



CONTINUARÁ...

Comenzando 🙌
¿Ya están imaginando este momento especial? 😻

Tu corazón me siente (malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora