Día 56 (continuación)

1K 194 102
                                    

Aku cinta kamu. Mi amor para el tuyo, mi corazón para el tuyo, mi alma para la tuya, Alexander. Ahora y por todos los tiempos.
(Queen of air and darkness)

* * *

[Día 56]

POV ALEC

Él pregunta cómo sé que me está viendo. ¿Y cómo podría no hacerlo? No puedo evitar sonreír mientras mi mano se arrastra sobre la mesa hasta encontrar la suya. —Tu mirada es casi como una caricia física. La siento.

Y por Dios que es así. Desde el primer día de esta vida, sin necesidad de conocer nuestro pasado, su mirada tocó no sólo mi piel, se hundió dentro de mí, traspasó hasta tocar mi corazón que, como él me diría días después, aunque mis ojos no lo vean, mi corazón sí lo siente...

Mi pulgar acaricia el dorso de su mano, su piel suave y cálida, y estoy por decirlo, que lo siento, todo él, su corazón, su alma, su cuerpo, su cercanía, así que, por supuesto, también siento su mirada. No hay algo de Magnus que yo podría perderme. Nunca.

Entonces escucho el rechinido de la madera sobre el piso cuando su silla se arrastra. Mi ceño se fruncé un momento ante el molesto sonido, pero es fugaz, porque al instante me sorprende tirando de mí hasta que estoy sobre su regazo. Mis ojos se abren sorprendidos, pero no hay tiempo para quejarme o ruborizarme avergonzado ante nuestra nueva posición porque su mano acaba con cualquier vacilación o pena.

Su piel sobre la mía. Mi brazo, hombro, cuello, hasta acunar mi rostro y decirlo. Y Dios, realmente siento el calor y el amor de su mirada mientras lo dice: —Te amo. No tienes idea cuánto te amo, Alexander. Ni aunque pasen mil vidas podrías llegar a entenderlo.

Sus labios rozan los míos cuando lo dice y aunque me muero por hundirme en él, en el beso, no puedo dejarlo así, entonces tengo que parar. Echo mi rostro para atrás y dejo mis ojos sobre él para que pueda verlo en ellos, aunque yo a él no: —¿Y el que yo te busque durante esas mil vidas no te dice cuánto te amo yo, Magnus?

Él deja escapar un sonido extraño, algo entre un gemido y un lloriqueo, antes de realmente besarme.

Siento mi cuerpo estremecerse y mi piel se eriza cuando él empuja contra mí, pegándose más, buscando más contacto entre nuestros cuerpos. Y me encanta. Y no sé cómo he vivido tanto tiempo sin esto, sin él. Yo también intento, aunque sé que no es posible, pegarme más a él. Nuestros pechos se rozan y ahí está mi corazón. Mío, realmente mío.

Sus manos aferran mi rostro con fuerza y, a la vez, con ternura. Sus labios sobre los míos y más que un beso, sé, es un "Te amo".

Mis manos presionan sus hombros con la misma fuerza que él me sostiene. No quiero dejarlo ir ni por un segundo. No en esta vida, no mientras me sea posible.

Nos separamos cuando respirar se hace realmente necesario. Sonrió, me rió, no puedo evitarlo, mientras intento tomar aire de nuevo.

Todavía riendo sin aliento, dejo caer mi frente contra su hombro. —Te amo mucho, Magnus. Tanto, tanto, cariño.

Las palabras dulces nunca han sido lo mío –no al menos en esta vida–, pero necesito que lo sepa.



POV MAGNUS

Me sorprenden, sólo un poco, sus palabras, pero no del todo. Alguna vez me dijo que las palabras no eran lo suyo, que yo lo sabía porque lo conocía mejor que nadie, pero sé equivocaba. No se necesitan palabras cariñosas, dulces, amorosas para demostrar, no hacen falta frases largas e inspiradoras cuando él me lo demostraba con hechos y entonces un "Te amo, Magnus" era más que suficiente.

Y menos incluso. Un "Buenos días", un "Hola", Un "Te extrañé" después de un día separados eran suficiente para mí, porque sentía sus palabras, lo sentía sin necesidad de ser las palabras "correctas" –o lo que él pensaba sería correcto– porque simple y sencillamente lo correcto era, es y será él en mi vida.

Así que esas seis palabras –"Te amo, Magnus. Tanto, tanto, cariño"– son perfectas y suficientes.

Lo abrazo con fuerza, él suspira en mi hombro, se acurruca contra mí, en mi regazo. Y su cuerpo, aunque despierta el deseo en el mío y siempre lo hará, provoca también a mi corazón.

Froto mi mejilla contra la suya, amando el contacto, necesitándolo siempre, y estoy por decirlo de nuevo: También te amo y siempre lo haré.

Cuando Max aparece, él no trae a Rafa en brazos y eso me sorprende. Debe leer en mi rostro porque hace un puchero. —La tía Cat lo tiene –me dice antes de ofrecer el móvil de Alexander, siento la sonrisa de éste sobre mi hombro ante las palabras de nuestro hijo–. Estaba sonando, es la tía Izzy.

Alexander se tensa un momento antes de salir de mi regazo y de repente la urgencia de detenerlo es demasiada mientras recuerdo la ocasión anterior, cómo resultó cuando Isabelle nos descubrió juntos, cuando fue evidente mi naturaleza.

Y es que no hay modo de ocultar que hay algo más que dos hombres enamorados aquí, no cuando Alexander y yo tenemos un hijo de más de cien años y otro que acaba de renacer, no cuando quiero a mi familia junta de nuevo, no cuando espero que Alexander vuelva a nosotros para siempre, todo el día y todos los días.

Pero Alexander toma el móvil, —¿Hola?, y sé que no puedo hacerlo, es su decisión y no mía.

Y el amor es libre, ¿cierto?




CONTINUARÁ...

Ay 💔 ¿recuerdan ese momento en Tus ojos cuando Izzy los encontró? 😭💔

¿Qué creen que pasará ahora? 😅

Creo que fue un capítulo un poco cursi, ya hacía falta 😻, después de tanto sufrir, el amor malec aquí 😭❤

Siento tardar en actualizar 😞 ya saben, tengo poco tiempo últimamente 💔💔

Tu corazón me siente (malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora