Día 60 ("Final")

1.3K 179 158
                                    

Las palabras nunca eran suficientes. Eran compañeros. Estaban predestinados; no había vinculo más fuerte. Sin embargo, amor parecía inadecuada. (Él) necesitaba una palabra más fuerte.
Dusha maya. ¿Son las palabras correctas?
—Mi alma. Perfecto.
(N.R.W.)

* * *

[Día 60]

POV ALEC

Estoy recostado sobre mi estómago, después de una larga noche con el pequeño Rafa demasiado inquieto –afortunadamente Max y Esperanza llegaron hace un rato por él–, cuando siento dos manos suaves en mis caderas y la mejilla de Magnus arrastrarse por mi espalda, antes de que su rostro gire y sus labios se planten entre mis omóplatos.

—Mnm –no puedo evitar arquearme un poco para sentirlo más.

Su sonrisa sobre mi piel, sus manos recorren mis costados hasta que sus brazos me rodean, me giro un poco, buscándolo, mis ojos todavía cerrados.

Sus labios encuentran los míos.

—¿Por qué haces pucheros tan temprano, Alexander?


POV MAGNUS

Su puchero se acentúa.

—No hago pucheros –su voz adormilada provoca que un escalofrío me recorra.

—Dios, te amo tanto tanto –meto mi rostro en el hueco de su cuello, mi nariz acariciando, llenándome de su olor–. Me encanta esto.

—¿Q-qué...? –la voz de Alexander, igual que su cuerpo, tiembla.

—Esto. Tú. Yo. Nuestra familia. Amo que me creas, que me ames, que aunque no has recordado todo estás seguro que éste es tu lugar. Eres tan joven, mi amor, y no has dudado en dejar tu casa para vivir aquí, con nosotros, tomar al pequeño Rafa como nuestro...

—Porque es nuestro.

—Lo es, pero sabes lo que quiero decir.

—No estoy seguro...

—¿No?

—No.

Y su sonrisa me dice otra cosa.

POV ALEC

Sólo quiero escucharlo. No creo que algún día me canse de hacerlo.

Magnus deja un beso en mi pecho, justo sobre mi corazón. Sus labios suaves calientan mi piel y, no sé si sea exagerado, si estoy loco, si esto es tan perfecto que tal vez es un sueño, pero ese calor tan dulce parece penetrar hasta mi interior, como si realmente tocara mi corazón.

Como si Magnus tuviera ese don de hacerme suyo completamente, acariciar dentro y fuera de mi cuerpo. No sólo mi piel, mi... ¿alma? No lo sé, simplemente esto no es sólo físico, ni es sólo eso que llaman amor tampoco, es algo más. Mucho más. Y no es su magia, es simplemente él.

—Que me eligieras –los labios de Magnus todavía sobre mí–. Amo que me dieras la oportunidad. Que quisieras escucharme, escuchar mi historia de amor, hace sesenta días. Que incluso con miedo, con dudas, tú hayas aceptado darme treinta días más...

Me rio, lo que hace que Magnus se detenga. —Lo más tonto que pude haber hecho.

—¿Qué? –Magnus suena confundido. Arrastro mi mano entre nosotros hasta dar con sus labios, su mejilla, y ese ceño fruncido que acaricio entre mis dedos.

—Haberte dado treinta días. Y otros treinta más... La decisión más estúpida...

—¿De qué hablas? –la confusión sustituida ahora por miedo. Puedo decirlo sin tener que verlo.

Tu corazón me siente (malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora