Día 53 (continuación/7)

1.1K 202 86
                                    

Estamos aquí porque nos elegimos el uno al otro. (...) Me elegiste hace mucho tiempo. Y te elijo ahora de vuelta.
(T.J.K.)

* * *

[Día 53]

POV MAGNUS

-Alexander -ni siquiera yo reconozco mi voz. Mis manos, apenas conteniendo los temblores y la emoción, se quedan en sus caderas. Firmes, pero sin presionarlo.

¿Quieres esto?

No sé cuántas veces debo preguntarlo, para creérmelo.

Cuántas veces le hablé sobre que nunca debe dudar de mí, de que lo quiero, que quiero esto. Y soy yo ahora quien insiste tanto.

Las suyas también van a mis caderas, sus dedos suaves, aquellos que hace cincuenta y tres días sentí cuando me ofreció su mano, aquellos que unos días después recorrieron su rostro para verme, aquellos que se aferraron a mí durante nuestro primer beso en esta vida, tocando los huesos de mis caderas y después moviéndose más allá, hacía atrás, apenas rozando, probando, explorando lugares no reconocidos.

Me estremezco tan profundamente. Mi cuerpo adorando sus caricias tentadoras e inocentes, y mi corazón adorando las sensaciones y sentimientos que despiertan. Mi temblor se mezcla con el suyo.

-Sí tengo miedo, Magnus -me dice, incluso si no llegué a preguntarlo-, pero no me arrepiento. Mírame, tú puedes hacerlo. Estoy aquí. No me estoy yendo.

Mi frente roza la suya cuando inclino mi cabeza. Mis ojos cerrados. Porque no necesito verlo para saber que es cierto, está aquí, conmigo. A pesar del miedo, está aquí.

-Lo sé. Porque te siento. Mi corazón también te siente.

Dejo uno de mis brazos deslizarse por su cintura, mi mano posarse en su espalda baja, la otra va hasta su rostro, mis ojos se abren a tiempo para ver los suyos cerrarse y sus labios separarse un poco cuando suspira ante el contacto de nuestros cuerpos. Más fuerte. Más cerca. Más real. Tan perfecto.

Mis labios toman los suyos en un beso torpe porque no puedo dejar de sonreír ante la imagen perfecta de mi hermoso Alexander desnudo, ni siquiera puedo verlo completamente de tan cerca que estamos, pero, dios, lo siento, y es para volverse loco de felicidad, de amor.

Lo hago caminar lentamente hacia atrás, con cuidado, lento, muy lento, nuestros cuerpos nunca separándose, nuestras caderas y pechos juntos, su dureza y la mía rozándose, y es extraño y es perfecto que mientras que en un acto sexual, puramente físico, lo único que deseas es satisfacerte, sentir al otro llevarte al borde, yo amo como cada que nos rozamos, con simples contactos, nos estremecemos y buscamos más sin presionar, porque esto no es sexo, no es usar el cuerpo de alguien hermoso, es sentirlo, es adorarlo, es pedirle permitirte hacerlo tuyo y dejar que te haga suyo.

Nuestras piernas se tocan, se presionan una con la otra, con cada paso que damos, y finalmente cuando la parte trasera de sus rodillas toca el colchón, me detengo, me separo, espero.

Entonces Alexander me sonríe, sus manos llevándome con él mientras se sienta y después se recuesta.


POV ALEC

-Oh -cuando mi espalda lo siente me detengo. Sobre mí el cuerpo duro, fuerte, pero suave y cálido de Magnus, sus caderas alineadas a las mías, su miembro frotándose contra el mío, friccionándose cuando no puedo evitar retorcerme para estar seguro-. ¿Hay pétalos aquí también?

-¿Te molestan? -siento sus manos sobre mis hombros, tratando de jalarme-. Déjame quitarlos, o con magia, ¿te importa si...?

Me apoyo en una de mis manos, permitiéndole alzarme, pero no salgo la de la cama. Mi otra mano encuentra su rostro, mis dedos sobre sus labios. -No me molesta, Magnus. Todo ha sido perfecto. Desde que tocaste a mi puerta y tomaste mi mano. Cada decisión tuya lo es. Es un contraste interesante -siento mi rostro empezar a calentarse cuando lo digo, dejándome caer de nuevo, llevándolo conmigo, mi mano yendo de nuevo a su espalda baja, mis dedos sintiendo un poco más incluso mientras lo pego más a mí-, los pétalos suaves, pero fríos, y tu cuerpo duro, sólido, cálido, tu piel mucho mejor que cada rosa...

Siento sus labios en mi rostro. Labios. Mejillas. Frente. Nariz. Párpados. Besos tan gentiles y fugaces. Después sobre mi cuello. Garganta. Hombros. Con un poco más de insistencia en esa curva, la unión entre hombro y cuello.

Mis caderas y las suyas se mueven suave una contra la otra. Y me estremezco y lo siento estremecer. Y quiero más.

Hay otro "Alexander" que siento cerca de mi pecho, sus dientes rasgando suavemente mi clavícula.

Y siento que debería hacer más que sólo retorcerme debajo de él, que sólo arder de deseo, que sólo amar el roce de nuestras pieles desnudas, que sólo sentir la electricidad de su excitación contra la mía, que sólo dejar mis manos recorrer todo cuanto alcanzan sin separarnos.

Sus dedos acarician tan tan suave mis costados, mientras sus besos y pequeñas mordidas siguen...

-No sé qué hacer -le confieso-, no sé qué te gusta, no sé qué se supone que se hace en estos casos, no sé cómo hacerte sentir bien -siento el pánico surgir de nuevo.

Pero él no me da tiempo. Siento un beso en el centro de mi abdomen, antes de que sus manos recorran mis muslos, cada caricia llevando ondas de placer por todo mi cuerpo, incluso donde no llega a tocarme.

Él se ríe. Una risa suave que hace mis labios torcerse casi en una sonrisa. Sé que no se esta burlando de mí. Él también está nervioso. Él, Magnus Bane, mi Magnus. Mi viejo brujo nervioso por mí.

-Alexander, sólo tenerte me hace sentir bien, más que bien, tú aquí, conmigo, eres más mágico que toda mi magia junta. ¿Hablas de una receta para hacer el amor? No existe, mi amor. Ni siquiera tenemos que llegar al final porque desde que confiaste en mí para esto yo ya siento que estamos haciendo el amor. Haz lo que se sienta bien. Déjame hacer lo mismo.

Y yo no tengo dudas de lo que quiero: -Quiero sentirte completamente y que me sientas tú...otra vez, esta vez.




CONTINUARÁ...

Tu corazón me siente (malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora