Hola! Me llamo Aitana y tengo 18 años. Vivia en Barcelona pero mis padres y yo, por motivos de trabajo, nos hemos tenido que mudar a Madrid. Soy una niña muy tímida y muy insegura. No soy social y prefiero estar callada que no relacionarme. Nunca he...
Narra Aitana Me desperté agobiada. Hoy era el día en que me iba definitivamente a Madrid. B: Aitana cariño, despierta y vístete! Nos vamos a las 17:00. Tienes la mañana libre para despedirte de tus amigas. Ai: que amigas? -pensé. -Siempre decía que quedaba con mis amigas pero en realidad me iba a la biblioteca a leer, hacer deberes y/o estudiar. Ai: vale me visto y salgo. Volveré a las 16:00. Me visto rápidamente y bajo. Mi madre está abajo y me da un billete de 20 para gastarlo en la comida y todo. Cojo mi bolso y me voy. Voy a la Rambla de Barcelona y empiezo a andar y ver la naturaleza y el ambiente por última vez. Madrid sería completamente diferente. Allí habría mucha más gente y creo que no tanta vegetación. Decidí ir a la cafetería donde allí todos los camareros y cocineros me conocían ya que siempre iba allí a comer cuando tenía tiempo libre. Siempre habían admirado mis dibujos y prometí hacerle un logo a ese bar llamado Piccadilly(Piccadilly es como un Starbucks. Tengo uno en mi ciudad y hacen unos batidos😍) V: hola Aitana! Que te pasa que estas tan triste? Vicente era mi camarero favorito y él que intentaba atenderme todos los días posibles. Era además mi único amigo. Ai: hoy es el día. Hoy me voy a Madrid. A Vicente se le cambió la cara y me abrazó. V: tranquila vale? Ya hablaremos por WhatsApp y si puedo te vendré a visitar algún día vale? Ai: sii y yo a ti! - dije abrazándole. V: por cierto que quieres para tomar? Ai: un Milky (es un batido con gusto a nocilla/Ferrero Rocher. Es mi droga😂😂) de nocilla con mucha nata por encima.
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V: de acuerdo. Ahora te lo traigo preciosa. Entró en la cocina. Al cabo de cinco minutos vi cómo salían todos los camareros y cocineros y venían hacia mi. Cocinero: no pensarás que te ibas a ir sin despedirte no? Fui abrazando a todos y despidiéndome. Todos volvieron a trabajar y Vicente me trajo el batido. Ai: Ten-le dí el dinero-no aguantaré un minuto más aquí sin llorar. - dije abrazándole, ya con mis lágrimas amenazando con salir. V: no tranquila, te lo regalamos todos. Ai: bueno adiós - me despedí Con la mano y volví a la calle. Setiembre se asomaba aún caluroso, aunque con todas las familias ajetreadas por la vuelta al colegio, lo hacían aun peor. Miré la hora. Perfecto, son solo las 11:00. Me fui a un parque y me senté a ver a los niños felices, disfrutando de los pocos días que les quedaban de vacaciones mientras me terminaba el batido.
