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Narra Aitana
Ya llevaba dos semanas con Luis en coma. Iba al hospital cada día, esperando impaciente que despertara. Los médicos me dijeron que cuando yo estaba allí sus pulsaciones subían. Cada día le hablaba y le contaba como me sentía pero no me atrevía a tocarlo.
Hoy, decidí acariciarle la cabeza por primera vez. Me fui un momento a casa a cambiarme de ropa y volví.
Ai: hola Luis... No sabes como te echo de menos. Necesito que te despiertas porfavor - me rompí a llorar y le acaricié la cara-necesito que estés conmigo,  siempre. - y le besé. De golpe, noté como él me seguía el beso. Me aparté rápidamente y allí lo vi, con sus ojos brillantes.
C: que? Ya no me echas de menos? Ya no me quieres besar? -dijo riéndose.
Ai: Dios te quiero joder-dije rompiéndome a llorar y abrazándolo - te he echado de menos.
C: yo también pero... No estas enfadada conmigo?
Ai: no! Estas dos semanas me he estado arrepintiendo cada día de no haber ido detrás tuyo para que no cogieras el avión.
C: bueno, deja de pensar en el pasado y quedémonos en el presente. Es decir...
Ai: el ahora juntos.
C: te quiero mucho. -me besó.
Ai: yo también - le volví a besar.
Llamé a mis amigos y todos vinieron a verlo. Pasamos una tarde de risas y amigos. Después todos se fueron y yo me fui al sofá como cada día.
C: eh eh pequeña, donde vas?
Ai: a dormir al sofá. Donde llevo durmiendo las dos últimas semanas.
C: pues ahora dormirás aquí, conmigo.
Y así fue, nos dormimos juntos y abrazados, como una pareja.
Una semana después a Luis le dieron el alta y por fin volvió a casa. Estábamos en agosto y pensé en hacerle un gran regalo.

Para ti solo fui una más (Aiteda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora