Sinopsis: Extrañar no es estar vacío, sino estar lleno de alguien que se hace presente a pesar de la ausencia.
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Izuku apoyó la frente en la barandilla conteniendo el suspiro que amenaza con convertirse en llanto. Ha tomado la costumbre de salir a cubierta a mirar el océano. Lo prefiere a dormir, porque cuando lo hace sueña con una jaula bajo el mar y con el cuerpo de Katsuki deshaciéndose entre sus dedos. No deja de recordar ese día, no deja de imaginar la bodega llena de agua.
"¿Y si no se lo llevaron?, ¿y si lo dejaron atrás?", pero el pensamiento es infantil y lo sabe. Es el sueño de un niño. Así que cierra los ojos y se aferra a lo único que le queda.
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Izuku decidió organizar su primer viaje para recolectar ingredientes sin decírselo a sus padres porque su madre solía sufrir de los nervios si le daba por alejarse demasiado. Tenía todo planeado. Había preparado su bolso de viaje con antelación, tenía la ruta que iba a seguir y se había asegurado de hacer una lista de todas las plantas que iba a recolectar.
Ese día se levantó temprano, dejo una nota avisando que volvería para la cena y se marchó con paso ligero hacia el bosque. No esperaba encontrar a Katsuki bostezando y paseando cerca de los límites de la aldea.
—¡Kacchan!,—echó a correr hacia el rubio y sonrió en cuanto lo tuvo enfrente,—¿Qué haces aquí?
—Congelándome, obviamente, ¿por qué has tardado tanto?
—¡Lo siento!... no sabía que estabas esperando.
—Hm.
—¿Por qué estás aquí, Kacchan?
—Has estado hablando de este viaje durante días, Deku—bostezó de nuevo, levantó su bolsa y le dio la espalda—más vale que valga la pena.
Izuku sonrió y lo siguió.
Lo cierto es que no fue un viaje perfecto. Amaneció, pero no hubo sol, solo nubes grises cubriendo el cielo. No encontraron la mitad de las plantas de la lista, estuvieron a punto de caer en una ciénaga y tuvieron que huir de un panal de avispas; pero en cambio corrieron en un campo lleno de dientes de león, chapotearon en un estanque intentando cazar nenúfares, vieron de lejos a una manda de jabalís con su crías y comieron bajo un cielo gris mientras competían para ver quién podía identificar más aves oyendo solamente su canto.
Para Izuku el recuerdo es brillante y eterno. Recuerda que cuando empezó a llover tuvieron que refugiarse bajo unos troncos secos. Recuerda qué Katsuki puso hojas en el suelo, se sentó y le hizo espacio entre sus piernas. Izuku se apoyó contra él, envuelto en la calidez de su cuerpo y el aroma a madera. Se quedaron ahí, charlando en voz baja, mientras la lluvia caía.
Hubo un momento en el que Izuku se fijó en la cicatriz sobre el pulgar de Katsuki. Era reciente porque no recordaba haberla visto antes, así que extendió la mano y la toco. Deslizo la punta de su dedo índice por la pequeña marca a la mitad del pulgar.
—¿Cuándo te la hiciste? —preguntó admirando la delicada textura de la piel, deslizando su dedo a lo largo del pulgar, de ida y de vuelta hasta alcanzar la muñeca.
—Hace una semana cuando practicamos con los cuchillos cortos.
Izuku asintió e hizo ademán de retirar su mano, pero Katsuki tomó la suya y uso las yemas de los dedos para acariciar sus nudillos. El gesto lo hizo sonreír e inconscientemente se acurruco, encajando su frente en el hombro de su amigo, la respuesta de Katsuki fue apretar su abrazo y apoyar la mejilla contra su cabeza.
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Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]
FanfictionLas flores brotan de la noche a la mañana como si fueran lunares aunque se asemejan más a tatuajes tenues. Cada flor, así como su color, nos habla de la personalidad de cada uno. Su ubicación identifica el tipo de persona: Pecho, espalda alta y homb...