Capítulo 38: Corazón Omega

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Mi Conciencia después de leer los comentarios de la actualización doble: Madre Santa, mira cuántas lágrimas, cuánto dolor, cuántos corazones rotos, ¿qué has hecho, Roquel?
Yo: err...
MC: Estos son buenos lectores, por qué les haces esto, por qué los haces sufrir así.
Yo: err...
MC: ¿Qué harás ahora?
Yo: ...actualizar?

Literalmente me he pasado los últimos tres días escribiendo esté capítulo, una suerte que tenga la estructura general, pero bueno, en compensación por el sufrimiento anterior.

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Sinopsis: Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no temas el resultado de cien batallas; pero si te conoces a ti mismo y no conoces al enemigo, por cada batalla ganada perderás otra. (El Arte de la Guerra)

[...]

Con el plato de comida en mano, Denki se despide de sus compañeros que se alistan para empezar a servir la cena. Hace el trayecto por el patio exterior con paso calmado cuidando de no derramar la tacita de caldo que lleva, por el camino saluda sin detenerse y atraviesa la zona de la enfermería donde el grupo de Momo está repartiendo la comida entre los heridos.

—¿Cómo sigue?

Es la pregunta de rutina, la hace cada que lleva la comida. La respuesta de Momo es un suspiro cansado y una señal vaga que Denki ha aprendido a asociar con 'sin cambios'.

Como de costumbre Denki asiente, se despide y sigue por las escaleras hasta la habitación privada en el segundo piso. Tras la puerta hay una cama vacía cosa que ya no le extraña, no desde el primer día en que Momo y él entraron en pánico y recorrieron el edificio completo solo para encontrar a su paciente escondido en el espacio entre la cama y la pared cómodamente instalado en un nido de cobijas limpias y almohadas.

El omega, Neito, no se siente cómodo en los espacios abiertos, le gusta acurrucarse pegado a la pared con una hilera de almohadas rodeándolo.

—Traje la cena—anuncia Denki en tono calmado colocando la bandeja de comida en el mueble cerca de la cama, después rodea el colchón hasta que puede ver perfectamente el espacio junto a la pared.

Desde ahí los ojos de Neito lo miran sin parpadear.

—Déjala y vete.

Pese a que su aroma posee los inconfundibles trazos del duelo, el muchacho es arisco y frío. No permite consuelo de nadie, no acepta compasión de nadie y a diferencia de otros omega que se sienten cómodos entre los suyos, Neito parece decidido a no permitir que nadie se le acerque.

Denki no está seguro de si es una característica innata en él o si las circunstancias -el aislamiento y la pérdida de su alfa- lo han vuelto huraño.

—¿Te importa si me siento un momento? Me duelen los pies y quiero descansar antes de seguir con mi rutina.

La suya es una mentira a medias; le duelen los pies, sí, pero su insistencia en quedarse es resultado de una petición de parte de Momo para monitorear el estado del omega, ya que aparentemente Neito no la deja acercarse. No desde que Momo descubriera su estado.

Hasta el momento él tampoco ha tenido éxito, pero a diferencia de Momo cuya educación le impide ser demasiado severa con un omega malcriado, Denki está listo para sacudir las cosas. Esta vez apela al sentido del olfato omega y su debilidad por la comida.

—Vaya—dice Denki fingiendo sorpresa—te han puesto panecillos dulces. ¡Mira que bonitos están! ¡y huelen delicioso!,—aun cuando solo recibe silencio no se da por vencido, ha repetido la rutina lo suficiente para saber que eventualmente conseguirá hacerlo salir—he probado la sopa, está bastante buena, tiene papa y...

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora