Capítulo 51: La Razón de Todo

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Advertencias: Este capítulo incluye contenido que podría ser considerado sensible por algunos. Les recuerdo que esta es una historia dramatica con temas para publico adulto. Favor de leer a discreción.

Sinopsis: Hay momentos en la vida que definen lo que somos... instantes en los que decidimos aferrar el miedo y avanzar.

[...]

Apenas estalló la guerra fue Kurogiri quien sugirió encerrar a todos los esclavos.

—Tendremos una disminución de personal —le explico al General con su voz monocorde y su tono formal—, así que va a ser difícil mantener las actividades de trabajo, conteo y supervisión de manera regular. Me gustaría que los soldados se enfocaran principalmente en su trabajo en el muelle cargando los suministros de incienso en los barcos.

—¿Detendrás todo? ¿La expansión de los túneles, el embarcadero, y la minería?

—No habrá suficientes guardia para mantener una vigilancia estricta, señor; también me gustaría fijar un suministro de incienso para las líneas frontales, ellos parecen pensar que nuestro recursos son ilimitados.

Tras una larga consideración el General accedió y su única petición fue la de extraer a todos los omega en estado avanzado.

—Y en unos meses organizas otro conteo para ver cuántos hay después del encierro prolongado.

Kurogiri obedeció y tomó el control de la Ciudadela. Con el General ocupado en sus experimentos y Shigaraki dividiendo su tiempo entre los ataques al campamento de los salvajes y las visitas a su padre, era él, además, el encargado de manejar la logística de la guerra. Su trabajo cubría una amplia gama de actividades que podían abarcar desde el traslado de armas y suministros hasta la distribución de soldados. Era su escritorio el que estaba cubierto con los mensajes de los Coroneles, quienes lo exigían todo sin dejar de quejarse por tener que ensuciarse las manos. Era su puerta la que siempre tocaban cuando había decisiones urgentes que requerían atención pues era el único dispuesto a tomarlas. Era él quien mantenía informes completos de los barcos de Yuuei que volvían para abastecer al ejército invasor.

Y es que el campamento de los salvajes, en lugar de reducirse crecía, no hacia ellos sino hacia atrás; habían reclamado casi un tercio del territorio de Hosu –mayormente bosque con apenas un puñado de aldeas insignificantes– de la sección colindante con el desierto. Traían suministros por mar –sus barcos hacían viajes continuos hacia Yuuei y las Islas del Sur– trayendo más gente o comida para soportar el desgaste de la guerra. Ya no caían en la trampa del incienso, y habían aprendido a replegarse cuando el aire se saturaba de él, cedían y reclamaban terreno a un ritmo constante, eran tan impredecibles como las olas en una tormenta.

Kurogiri tenía las manos llenas y no había tiempo para encargarse de nada más, los esclavos que vivían en las cúpulas bajo tierra eran una nota a pie de página en sus muchísimos pendientes. Una nota que le servía de recordatorio para enviar comida de forma regular aunque la calidad nunca fue una prioridad; sabía que los salvajes sobrevivirían allá debajo de forma indefinida: Tenían una bomba de agua conectada directamente a la presa que les proporcionaba agua limpia, suministros de tela para hacer mantas y afrontar el frío –el cual llevaba semanas asentándose en las montañas–, y el depósito de los baños había sido cavado a suficiente profundidad para mantenerse durante varios años. Sí, los esclavos vivirían perfectamente sin los ajetreos del trabajo diario. Los más fuertes al menos soportarían el encierro y la oscuridad, pero esos eran precisamente el objeto de interés del General así que todo era perfecto.

Sus preocupaciones más inmediatas eran las cosechas perdidas, el invierno, y las incontables decenas de refugiados que se movían por Hosu. Para él, preocuparse por lo que existía bajo sus pies era absurdo, pues la certeza de que nada podría cruzar la protección de las bestias le había sido inculcada por el propio General –había visto los cadáveres destrozados de los espías que habían intentado entrar por los túneles–.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora