Capítulo 48: Destino Incierto

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Sinopsis: Existen circunstancias fortuitas que alteran nuestra vida, dos de ellas conviven en extremos opuestos de una línea: Milagros y tragedias. Nunca debes vivir esperando que los primeros ocurran pero siempre debes estar preparado para enfrentar a los segundos.

[...]

Mitsuki se derrumbó junto a la fogata emitiendo un gruñido de hastío tan potente que fue inevitable que los dos hombres beta que estaban cerca se rebulleran en sus lugares, repentinamente incómodos. La mujer alfa cruzó las piernas bajo ella, extendió la mano para tomar una de las ardillas que se cocían en el fuego y comenzó a comer sin esperar a que la carne se enfriara. La única concesión que hizo fue soplar con la boca abierta antes de ir tragando con prisa.

—Tus modales siempre han sido terribles, Mitsuki.

—No me des lata, Nemuri, que aquí no estamos en tu casa para que me regañes porque bebo el té a sorbos.

—Ni me lo recuerdes que me dan escalofríos.

—Eres una santurrona.

—Y tú una maleducada.

—Quieren por favor callarse —intervino Hizashi acostumbrado ya al intercambio entre ambas mujeres aunque ligeramente sorprendido por la repentina ferocidad del mismo. Había pasado mucho tiempo con ellas y se sabía al dedillo los temas que causaban sus discusiones, lo que no se esperaba, sin embargo, fue que ambas se giraran para mirarlo con la misma expresión de enfado.

—¿Quién te habla a ti? —dijo Mitsuki

—Esta conversación no te incluye —añadió Nemuri

—Si lo hiciera habríamos dicho tu nombre.

—Lo cual no ha pasado.

—Matriarca Kayama —dijo una tercera voz interrumpiendo el intercambio.

Hizashi estuvo a punto de ofrecerle una reverencia de agradecimiento a la mujer robusta que se acercó para hablar con Nemuri llevándosela lejos de la fogata; después de escoger otra ardilla para él, fue a sentarse junto a la mujer alfa.

—¿Qué pasa con ese humor tuyo? —preguntó.

Mitsuki tomó aire y durante un momento pareció que iba a seguir discutiendo, pero ante los ojos de Hizashi se desinfló como un saco vacío hasta apoyar la cabeza sobre los antebrazos.

—Es el incienso —dijo finalmente antes de enderezarse de nuevo—. Pese a las fogatas que utilizamos para matizarlo, el aroma está ahí. Siempre está ahí. Miel y leche en una nota inconfundible imposible de ignorar. No es lo suficientemente potente para que consiga paralizarnos como es su intención, pero lo que se alcanzaba a percibir exalta algo dentro de nosotros. Una idea. Un recuerdo. Los nervios del grupo alfa están a flor de piel, he tenido que detener varios altercados antes de que se conviertan en algo más.

—¿Qué piensas hacer?

—Di permiso a mis oficiales beta de utilizar su aroma para calmar a su grupo, pero con tanto incienso en el aire... —Mitsuki dejo la frase en el aire, sacudió la cabeza y miro su ardilla a medias.

—El incienso es la ventaja que tienen sobre nosotros.

—No..., no lo entiendes. No solo es el incienso. Cada grupo alfa está acostumbrado a luchar como una unidad guiados por el aroma del líder pues nos comunicamos mediante él: Ordenes, instrucciones, advertencias. Que el aire este cubierto de humo y esencias desconocidas genera desorden. Mis soldados tienen dificultades siguiendo instrucciones simples, instrucciones que nunca he necesitado pronunciar en voz alta, pero que ahora me veo obligada a vocalizar. Ese incienso no solo es una amenaza a nuestra voluntad, es una amenaza directa a la forma como luchamos.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora