Capítulo 46: Bocas Negras

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Cuando le dije a Toga que se moría ella me dijo: Bitch!, y se negó. Y me hizo sufrir.

Sinopsis: Descenderemos a los túneles una vez más, esta vez por voluntad propia. Es momento de terminar el ciclo.

[...]

El primero en acercarse fue Inasa, cuya reacción inmediata fue extender las manos para ayudarlo, pero Denki se encogió contra el árbol en una respuesta de terror instintivo; el recuerdo de Jin, la intensidad de su aroma y las intenciones que pulsaban en él seguían frescos en su mente. Sentía la piel de sus dedos sujetándolo con fuerza y lo único que veía eran sus ojos claros.

—Soy yo —añadió Inasa con voz suave, un sonido completamente opuesto a su tamaño y constitución. Siempre dulce y atento desde que lo conociera por primera vez—. Está bien —dijo y Denki cerró los ojos negándose a llorar. Había estado demasiado cerca del desastre y su miedo se negaba a soltarlo.

Si Yō no-

El nombre que su mente conjura lo hace abrir los ojos de pronto, se aparta del árbol de un salto esquivando a Inasa que sigue arrodillado y corre colina arriba sin detenerse a mirar atrás. El dolor en su pie es una pequeña molestia que consigue arrinconar en el fondo de su mente mientras el resto murmura "¡Yō!"

—¡Yō! —grita negándose a pensar en cómo no acudió a su llamada—. ¡Yō!

Lo encuentra abandonado en el mismo claro en que lo viera la última vez con la tez amoratada y las marcas rojizas en el cuello, los ojos ciegos fijos en el cielo u las manos a los costados. Yō, inmóvil y roto. Esta vez no puede evitar llorar mientras se arrodilla a su lado, incapaz de tocarlo.

—Lo siento —dice, por no ser más rápido, por no ayudarte, por no-

El pensamiento se ahoga entre las lágrimas que caen, infinitas e inconsolables. Se había permitido creer que ambos saldrían con vida y ni siquiera se había atrevido a considerar que solo uno de ellos lo conseguiría.

No podíamos hablar, no podíamos mirarnos, lo último que tuvo de mi fue mi silencio.

—Murió con honor —dice Inasa arrodillándose al otro lado del cuerpo.

—Él no quería venir —es la respuesta de Denki mientras se limpia las mejillas— fui yo quien lo obligué.

—Él vino porque quiso —dice una voz detrás de ellos y cuando Denki se gira encuentra a Katsuki acercándose con calma. La sangre de su nariz se ha secado dejando solamente dos ríos rojizos que le caen por la boca y la barbilla hasta terminar en su ropa; uno de sus ojos ha empezado a hincharse y las manos que se acercan para examinar el cuerpo exhiben una hilera de nudillos pelados y sangrantes. Pese a sus heridas, el muchacho parece indemne—. Aquí nadie obliga a nadie.

—¿Está muerto? —pregunta Inasa y no necesita especificar de quién habla porque Denki lo sabe.

—¿Crees que estaría aquí sino fuera así? Los otros están cazando al resto de su grupo, volverán en cuanto terminen. ¿Jin mencionó dónde estaba la entrada a los túneles?

—Solo dijo que estaba cerca —responde Denki luchando por contener el goteo en su nariz— ¿qué haces?

—Buscar un lugar para enterrarlo —dice Katsuki antes de internarse entre los árboles.

Tanto Denki como Inasa lo siguieron. Pronto quedo claro que sin herramientas para trabajar iba a ser imposible horadar la tierra dura, así que decidieron colocar el cadáver de Yō en un hueco en la parte inferior de uno de los árboles para después cubrirlo con tierra y rocas, evitando así que los carroñeros se cebaran con él.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora