Capítulo 9: Menta y Especias

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Sinopsis: Cada persona posee un aroma propio, un aroma que los diferencia del resto. Es como una huella digital, no hay dos iguales

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No hay forma de convencer a Kamui de permanecer un día más en su refugio con forma de nido.

—Kurogiri sabrá de ustedes hoy mismo—les explica con su voz cargada de ansiedad mientras empaca sus pertenencias a toda prisa—Enviará a cazadores tras su rastro. Entre más tiempo nos quedemos más probabilidades hay de que nos encuentren. Tengo que llevarlos de vuelta a la costa.

—¡No!,—el grito proviene de dos gargantas distintas, pero la emoción en ambos es la misma y en conjunto dotan a una simple palabra de un tono cargado de autoridad.

Izuku y Shouto hablan a la vez: "No podemos irnos/No vamos a renunciar. Tenemos que ayudar/Es mi responsabilidad". Vomitan palabras sin detenerse, ambos con expresiones igualmente ansiosas, pálidas y aterradas. Es verlos llenos de pavor para que el pánico de Kamui remita.

—¡Está bien! ¡¡BASTA!!—ambos lo miran jadeando—No podemos quedarnos aquí, es demasiado peligroso... ¡No iremos a la costa!,—añade cuando ambos abren la boca al mismo tiempo para seguir hablando—No iremos a la cosa, pero tenemos que salir de aquí.

—No podemos renunciar ahora—repite Shouto y Kamui resopla

—Ya te oí... pero necesito que entiendas. Tenemos que irnos. Ya.

—Pero...

—Hablaremos de qué hacer en cuanto estemos lo más lejos posible de este lugar.

Kamui termina de empacar su bolso, toma su arco y se desliza por la soga hasta perderse de vista; a ellos no les queda más opción que obedecerlo y para cuando bajan solo tienen tiempo para despedirse de Cementoss antes de que Kamui los empuje en otra dirección.

Se mueven lo más rápido que pueden, evitando caminos y campos abiertos, describiendo semicírculos y vueltas sin sentido. Caminan hasta que vuelven a la cascada, solo que está vez se encuentran en la parte superior. La luna ha perdido su forma redonda pero aún brinda la suficiente luz para iluminar el camino. El viento frío agita las copas de los árboles y el agua viaja con tal rapidez que el sonido hace eco en la noche aun cuando el río es indistinguible en la oscuridad. Con ayuda de Kamui consiguen bajar escalando por la pared de piedra, avanzan cincuenta metros antes de verse obligados a sumergirse en el río para lavarse. Salen en la otra orilla y se frotan el cuerpo con hojas de pino para ocultar su aroma. Después regresan sobre sus pasos, con los pies sumergidos en el agua para no dejar rastro y se adentran en el túnel una vez más.

Izuku no deja de temblar mientras se desprende de su camiseta y se envuelve en la primera manta seca que encuentra. Shouto viene detrás de él y lo imita con los dedos entumidos por el frío. Para sorpresa de ambos Kamui no da señales de incomodidad ante las pequeñas gotas de agua que danzan sobre su piel.

—Borraré cualquier rastro que haya en las otras entradas—explica Kamui dejando sus cosas en una esquina—Hay ropa seca en el estante de ahí, y más mantas en caso de que quieran secarse. Volveré antes de que amanezca, entonces hablaremos con calma.

Se marcha sin hacer caso del grito de protesta de Shouto. El alfa lo sigue con la manta sobre los hombros e Izuku aprovecha para desnudarse y cambiarse de ropa. Pone sus vendas a secar y se envuelve las caderas con las vendas de repuesto que hay en su bolsa. Cómo no tiene cambio de ropa tiene que tomar una camisola y un par de pantalones de Kamui, los cuales le quedan gigantescos ya que el hombre le saca más de una cabeza. Una vez seco se dedica a crear un nido de cobijas en el que se acomoda para descansar. Aún siente los hombros agarrotados y las piernas acalambradas, está tan cansado que no puede dejar de parpadear, pero sabe que no podrá dormir, las palabras de Shouto se repiten incesantemente en su cabeza: Los obligan a emparejarse.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora