Capítulo 50: Esperanza

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Sinopsis: Aún en el dolor hay esperanza... ¿verdad?

[...]

Pese a ser libres, no todos los omega se aventuraron a salir de sus celdas, algunos se encontraban tan débiles que ni siquiera podían levantarse, pero el resto se aventuró al primer piso para conocer a los recién llegados. Al detectar el aroma a madera quemada muchos se echaron para atrás, abrumados por la intensidad, y cuando Denki –en un acto instintivo– intentó calmarlos emitiendo una sutil esencia cítrica el grupo entero reaccionó con espanto, apartándose con rapidez mientras el grupo alfa se giraba hacia él como abejas que buscan la miel.

—Denki —dijo Katsuki—, siéntate.

Obedeció procurando no mirar a nadie a la cara y dando un rodeo amplio para no cruzar entre el grupo de esclavos. Escogió su lugar tras Katsuki, a salvo entre el resto de su grupo, y ahí permaneció con los ojos bajos mientras el interrogatorio continuaba.

—¿Con que frecuencia vienen los guardias?

—Desde que nos encerraron dejaron de venir, no hay más conteos ni revisiones periódicas.

—¿Cada cuando envían la comida?

—Creemos que es una vez por semana.

—¿Y los guardias bajan con ella?

—No, envían las provisiones usando el elevador del último nivel. Un guardia se acerca a uno de los accesos del piso superior para avisarnos que es día de suministros así que tenemos que esperar junto al elevador hasta que lo hacen bajar. Lo descargamos y el elevador vuelve a subir.

—¿Alguien ha intentado subir junto al elevador?

—Los guardias siempre están arriba y castigan al infractor enviándolo a aislamiento durante días.

—¿En este momento falta alguien de esta cúpula?

—Sí, antes de cerrar las puertas los guardias bajaron para llevarse a los omega en estado avanzado.

—¿Es algo usual?

—No. Lo usual es que los dejen aquí hasta que el cachorro nace, entonces se lo llevan.

—¿A dónde?

—Nadie lo sabe.

—¿Y los prisioneros?

—Si te refieres a los castigados, los envían al último piso para meterlos en jaulas cerca de las bestias.

—¿Algún intruso o visitante de otra cúpula ha venido recientemente?

—No

—¿Cuántos guardias hay?

—Nadie lo sabe.

Las preguntas se sucedieron sin pausa, una tras otra, durante horas. Se detuvieron para comer –casi lo último de sus provisiones– antes de retomar el intercambio de información. Los prisioneros también tenían preguntas, varios se mostraron escépticos con todo lo que oían, pero Katsuki se mantuvo firme en su decisión de no ofrecerles promesas ni sueños, tan solo verdades y posibilidades. No perdió tiempo contándoles de su estadía en la prisión –todos ellos habían pasado por eso–, se enfocó en las luchas que habían librado y sus victorias, sin olvidar nunca el riesgo que los amenazaba.

Pero a diferencia del grupo en la prisión, los esclavos de la cúpula no reaccionaron con entusiasmo o emoción ante sus palabras, no se alistaron para la batalla como habían hecho otros. El aroma a madera quemada tampoco consiguió avivar su energía, se quedaron quietos mirando a Katsuki y a su grupo con recelo y apatía. El grupo transmitía la misma energía, desconfianza y dolor en una sinfonía tan clara que incluso Denki lo sintió reverberar en su corazón.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora