Capítulo 27: Susurros en la Noche

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¡¡Hola!! ¿Listos para otra actualización? Pues vamos.

Antes. Unos personajes que aparecen en el capítulo, planeo añadir las fotos en los capítulos anteriores pero será después. 

 

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Sinopsis: El día tiene ojos. La noche tiene oídos. Los secretos que se cuentan en la oscuridad se quedan ahí, atrapados entre los muros que no revelan nada. 

[...]


—Te he traído de comer, Mina.

El bulto en la cama no se mueve ni responde. Tras un momento de vacilación, Mashirao se aproxima con cautela hasta que está a tres pasos de distancia, una vez ahí deja la bandeja de comida junto a la mesita y murmura:

—Tienes que comer, Mina.

Pero eso tampoco le consigue una respuesta.

Mashirao suspira, camina hacia la ventana y recorre las cortinas pesadas hechas de una tela suave y oscura; a fuera brilla el sol y la vista exhibe un jardín inmenso, lleno de árboles frutales, arbustos verdes y montañas de fondo.

El mundo es verde, precioso y brillante, pero dentro de él solo hay una pena tan grande que no importa lo hermoso que sea la visión, no puede dejar de ver cuerpos negros apilados como basura. No deja de recordar su hogar hecho trizas, envuelto en el hollín de las hogueras.

Sus recuerdos lo absorben de tal manera que no escucha lo que Mina susurra a sus espaldas, tiene que darse la vuelta volver sobre sus pasos y acercarse a la cama. Los hinchados ojos de su amiga lo miran sobre el borde de la manta. Su piel, de un intenso color rosado, luce deslucida y enferma.

—Perdóname, Mina, no te escuche, ¿qué has dicho?

—Lo siento.

—No, Mina, no... hemos hablado de esto. No fue tu culpa. No fue culpa de Kamui. No fue culpa de Ishiyama. El único culpable son los hombres del General; ellos tienen la culpa.

—Pero si yo no...

—Si hubieras sido la causante de todo te habrían arrestado de inmediato, pero no fue así. Su intención era mantenerlos lejos, enviarnos a luchar sin decirnos la verdad. Iban a mentirnos, iban a usarnos para su guerra. Lo que pasó no fue tu culpa.

Mina llora, como lleva haciéndolo cada noche desde que Mashirao tuviera que arrastrarla lejos de las ruinas negras que fueran su hogar.

—No puedes dejar que te venzan—dice Mashirao—No dejes que te destruyan.

Ella asiente sin fuerza, cuando las lágrimas se calman se endereza con cuidado y acepta el tazón de sopa que le dan. Come despacito, sorbiendo sin energía y dando pequeñas mordidas al pan y a la carne. Es el ritual que han mantenido desde que llegaran ahí, comidas que se alargan y silencios que pesan demasiado.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora