Capítulo 58: Un Rastro de Menta

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Nota: Una aclaración porque ha pasado tanto tiempo que podría ser confuso. Katsuki y su grupo no sabe que el General es uno de los suyos, Neito no se los dijo porque él no lo sabía. Lo único que Izuku le dijo a él fue lo del incienso. Quien lo sabía fue Hawks que se lo dijo a Aizawa, pero para entonces Katsuki y su grupo ya se había marchado de la prisión.

Sinopsis: Hay pesquisas que emprendemos por amor, hasta convertirse en caminos que nos conducen al vacío.

[...]

Como no había diferencia entre día y noche, Katsuki había tomado la costumbre de descansar únicamente cuándo su cuerpo se lo pedía. Eso significaba que podía permanecer de pie y alerta durante horas hasta que su cabeza empezaba a punzar, entonces volvía al campamento para dormir durante horas.

El campamento era una celda en una de las cúpulas vacías, y servía para que el grupo de Katsuki se reuniera a discutir novedades y problemas a resolver. Sin embargo, dada la enorme lista de pendientes que cada uno tenía entre manos se había hecho costumbre que sus horarios para descansar difirieran, así que no era raro ser el único durmiendo. Lo raro era despertar solo.

Los demás lo dejaban dormir a sabiendas de lo mucho que se esforzaba, en ocasiones encontraba a alguno de sus hombres esperando por él para comunicarle algún detalle importante, pero quien nunca faltaba era Denki con el desayuno –un tazón a rebosar de un horrible potaje que le ayudaba a sobrellevar el día–. Incluso mientras cuidaba de Yō, el omega se obsesionaba con asegurarse que comiera.

Ese día no encontró a nadie, pero no lo tomó en cuenta. Decidió bañarse sabiendo que Denki llegaría con la comida, cosa que tampoco sucedió. Examinó los nichos instalados en el campamento y no tardó en comprobar que Denki no había dormido en el suyo, su aroma casi se había desvanecido de él.

Su estómago lo distrajo y decidió que era hora de comer, recorrió los túneles hasta la última cúpula que planeaban vaciar, en la cual sus habitantes se alineaban uno tras otro para acceder a un plato de potaje preparado por el grupo omega. Al verlo llegar, la fila entera se hizo a un lado para dejarlo pasar. Recogió su cuenco, dio las gracias y se marchó a una esquina donde comió con lentitud, esperando.

Denki no se apareció.

Recordó entonces que tampoco lo había visto el día anterior, aunque Inasa le había dicho que estaba cortando mantas o algo así. En cualquier otra ocasión su ausencia no habría levantado sospechas de su parte sino fuera porque en los últimos días el comportamiento del omega había sido inusual. Bajaba a la entrada de los túneles para comer en compañía del animal que aparentemente le daba miedo, pasaba mucho tiempo mirando los mapas que Neito les había dado –los cuales se habían vuelto inútiles–, y solía quedarse en silencio pensando.

Katsuki había sospechado que estaba reuniendo el valor para decirle que deseaba irse con el siguiente grupo. Un hecho que habría apoyado de inmediato porque la tensión que se respiraba en las cúpulas crecía a cada momento y su mayor temor era que los guardias del General descendieran de un día a otro desatando un combate imposible en esos pasillos negros.

De suceder Katsuki sabía que se quedaría atrás luchando, había hecho las paces con la idea de ser el último muro de defensa mientras el resto corría a la espera de escapar. También se había hecho a la idea de permitir que sus hombres se quedaran con él, aquellos que aún conservaran dentro de sí la pequeña flama de la decisión y la voluntad combatirían a su lado para ofrecerles la última pizca de esperanza a quienes huían. Estaba listo para morir ahí.

Pero sabía que no le permitiría a Denki quedarse, le había pedido demasiado ya y la idea que el omega decidiera luchar a su lado era un escenario absurdo que se negaba a considerar. No mientras viviera y respirara.

Bouquet de Flores [BKDK & KRKM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora