Que Hubiera Sido.

Capítulo 38

Sin POV

A Katherine se le dió el alta para ir a casa de su madre Lauren con una serie de recomendaciones incluyendo no asistir a clases al menos en una semana; lo que a la adolescente no le molestó en absoluto, debía estar bajo el cuidado de una enfermera y tomar los medicamentos recetados. Lauren a acató cada orden del médico apenas teniendo tiempo para organizar la fiesta de sus sobrinos, al ser la primera vez que pasaría un cumpleaños con ellos estaba muy entusiasmada con la celebración que convenció a su cuñada de dejar la fiesta en sus manos.

El día para los gemelos comenzó con un desayuno en el comedor en compañía de su familia abriendo los primeros regalos que su madre les tenía preparado. Fueron obligados a bañarse para ser llevados al parque de diversiones de Camila cómo regalo de parte de la cubana.

– Por favor Kate, comportate con ella que a pesar de todo es tu madre.– La adolescente puso los ojos en blanco.

– ¿Y porqué no vas tú con nosotros?– Preguntó mientras bajaban las escaleras de la casa.

– Tengo que ultimar detalles para la fiesta sorpresa de los gemelos. Por favor, solo hoy.

– Esta bien. Pero si intenta algo ...–

– No lo hará. Solo diviertete con ellos, además, Camila me a dicho que ya has estado ahí y te fascinó.– Asintió en derrota y caminaron hasta la sala.

Un par de mini Jauregui's no paraban de correr de un lado a otro de la sala con Maggie detrás de ellos intentando contenerlos pues era hora de irse.

– Te hace falta mucha condición, cuñadita.– Lauren se burló de Maggie al verla arrastrar sus pies hasta sentarse en un sofá.

– La edad me pesa.– Se rieron de ella y hasta ese momento se dió cuenta de la presencia de la morena.

– ¡Oh! Hola Camila.

– Buen día, Lauren.– Se dedicaron una mirada y luego carraspeó para hablar con los pequeños.– ¿Están listos?

– ¡Si! Vamos a nadar con tiburones.– Habló Peter haciendo un baile muy gracioso para las mayores.

– ¿Tiburones?– Pregunto confundida la ojiverde mayor.

– Estarán bajo supervisión de profesionales y son inofensivos ¿Cierto, cariño?– Preguntó dirigiéndose a Kate quien iba a protestar por el apodo pero recibió un codazo a su lado.

– Cierto.

– Entonces, andando.

– ¿Estarán bien?– Lauren había retenido a Camila en la salida dejando que los demás se adelantaran.

– Si, he preparado muchas actividades para toda la mañana. Estarán aquí puntuales.

– ¿Con Katherine?

– No la molestare si es lo que te preocupa, me mantendré al margen.– Dijo con la voz apagada, el tema con su hija aún era delicado.

– De acuerdo, sabes que es cuestión de...–

– Tiempo, si lo sé.– La bocina de la camioneta sonó y tuvieron que terminar su conversación.– Debo irme.

– Claro.– Dudaron un poco al despedirse pero Camila fue quien puso una mano en su mejilla besándola en la otra.

Lauren puso manos a la obra convirtiendo la casa en todo un circo, instalando con ayuda de los de servicio cada juego que había contratado, moviéndose de un lado a otro asegurándose que todo saliera perfecto, era uno de los días más especiales para ella pues en mucho tiempo se había sentido tan sola y luego de volver a reencontrarse con su familia quería retomar cada tradición que solía celebrarse en casa.