Una redonda luna llena alumbraba el camino a casa del grupo de chicas. La caminata nocturna no solo las habia despejado sino que habia impregnado un poco de sosiego a una noche de lo más movida. La conversación discurría divertida entre pequeñas anecdotas de la noche y sensaciones personales.
Dieron un poco de rodeo para evitar las zonas menos concurridas, y tanta vuelta hizo que a Alba el suelo se le antojara bastante irregular en aquellos momentos, y maldijo un poco el haber bebido sin demasiado control.
Seguía sin hacer excesivo frío pero la temperatura habia bajado considerablemente en aquel rato. Alba se acurrucó dentro de su cazadora tiritando ligeramente.
- ¿Tienes frío rubia?-, dijo Natalia acercándose mientra exhalaba una densa nube de humo gris que salía de su cigarro. - Pues ahora sí que lo empiezo a notar un poco, eso y el pedal que llevo, claro-, dijo Alba provocando la risa de la morena.- Ya estamos casi llegando, ahora cuando lleguemos te dejo una sudadera y una manta de esas de los domingos que quitan todos los males-, dijo con ternura.
- A ver, no os empeceis a amuermar que aún no hemos comido ni nos hemos hecho un porro eh.- dijo María. - Ella intensa, siempre- apuntó África.
10 minutos después las chicas cruzaban la puerta del ático de María y Natalia. A Alba le alucinó el espacio y la decoración, habia varios muebles estilo vintage que le parecieron maravillosos, una replica de tocadiscos antiguos y unos vinilos decoraban una pequeña mesa de madera, al lado un pequeño sofá en lo que parecía el rincón destinado a la lectura o la música. Le dió la sensación de que la persona que lo había decorado puso toda su personalidad allí.
- Que pasada, madre mía, me encanta-, dijo embobada moviéndose con cautela por los rincones de aquel pequeño templo, bajo la atenta mirada de Natalia que miraba complacida el espacio.
- Aquí, todo el mérito de la morena, yo me conformaba con que hubiera cama y nevera, pero hasta que no encontró algo poético y lo customizo no se quedo agusto-, dijo María mientras se iba despojando de la ropa de calle y subía la calefacción.
- Tienes muchísimo gusto- dijo Alba mirando embelesada a Natalia. - Gracias- dijo casi ruborizándose. - Quería que fuera un sitio especial, decorado poco a poco, y que fuera muy nuestro. Seguro que tu decoración si que tiene un halo especial, la casa de una artista siempre tiene que ser interesante-.
África y Sabela se acomodaron en el sofá, María repartió unas bebidas y sacó algo de picar mientras ponía el horno en marcha para calentar una pizza.
- Madre mía, si ahora tienes hambre, no quiero imaginar después de fumarte un porro-, dijo Sabela.
- Después de fumarme un porro me entran ganas de otras cosas- soltó María divertida lanzándose encima de la gallega y provocando la carcajada general.
- Alba-, llamó Natalia asomándose desde la puerta de su cuarto. - Ven, que te dejo algo de ropa comoda.- Alba se puso un poco nerviosa, el cúmulo de sensaciones vividas durante toda la noche la estaba pasando factura y se encontraba un poco fuera de su tónica habitual.
- A ver majas, si vais a hacer algo contad conmigo- dijo María bromeando mientras intentaba poner cara de seducción.
- Eres imbecil- dijo Natalia riendo, y provocando que Alba se sonrojase aún más.
Si la decoración de la casa le pareció una pasada, la habitación de Natalia era un templo de arte y buen gusto. En la pared habia varias laminas de tamaño pequeño, una con un poema de Withman en Ingles y otra decorada con frases de Thoreau y demás clásicos. En el rincón una guitarra fuera de su funda, y varios papeles con lo que parecían esbozos de ideas, junto a algunas partituras. Algunos marcos de fotos decoraban una pequeña repisa, unas banderas de oración budista decoraban una parte del techo, y unas luces alrededor del cabecero de la cama hacian de aquella habitación un sitio que por lo menos a ella se le antojo demasiado especial. Algo así solo podía ser el fiel reflejo del alma que habitaba allí.
- Madre mía, empiezo a dudar si no eres tú quien estudia Bellas Artes- dijo explorando con la mirada aquel rincón.
- Sin duda la artista eres tú, pero me apasiona todo lo que tenga que ver con el arte, con la música, con la vida-. Alba miraba embelesada a aquella mujer, ¿ de dónde coño habia salido?. Su novio tenía que ser una de las personas más afortunadas de este mundo. Sintió una punzada amarga pensando en su mala suerte en el amor.
- Toma, yo creo que esta te valga, en ese cuerpito tan pequeño uede caber cualquier cosa- dijo Natalia sonriéndola ampliamente y deslizandola una sudadera gris de capucha.
-Gracias-, dijo cogiéndola agradecida. - Aunque no tardaré mucho en irme, en cuanto la mari empiece a dormirse.- dijo sonriendo.
- ¿Perdona?- dijo María asomandose en aquel momento por la puerta. - Está claro que hace mucho que no nos vemos chata, tengo cuerda para toda la noche. Anda, abrigate hasta que caliente esto y vamos a comer algo, que estoy hambrienta.- Natalia la cedió el paso y salieron en dirección a los sofás.
África y Sabela ya estaban acomodadas juntas con una manta, María se había hecho hueco en su rincon, que parecía que ya tenía la forma de su cuerpo. Solo quedaba un sofá con dos huecos, Alba se sentó y Natalia la siguió con una manta entre las manos. - ¿Te importa que la compartamos?, estas señoras ya se han adueñad del resto. - Cla.. claro- dijo Alba.
Y así la rubia se acomodó en el sofá y Natalia se encargó de taparlas a ambas con la manta. El sofá no daba lugar a mucha maniobra así que ambos cuerpos se rozaron inevitablemente. A Alba le parecia que cada contacto con aquella chica le provocaba pequeñas descargas de electricidad, latidos irregulares sobre su yugular, que no acertaba a comprender ni lo más mínimo.- Una completa desconocida, con la que apenas ha pasado una noche, despertandola sensaciones que creía adormecidas o perdidas en un largo sueño.
- Estás congelada- dijo Natalia acercándola a su cuerpo y calentandola las manos. - No quiero que te pongas enferma por nuestra culpa, te hemos hecho dar una buena caminata con todo el alcohol en la sangre-, dijo mirándola con dulzura.
El aquel momento el temporizador del horno sonaba anunciando que la pizza ya estaba lista. África ultimaba los detalles del porro bajo la atenta mirada de Sabela, y María como buen anfitriona sacaba la pizza y con el rodillo la cortaba en varios trozos.
- Oye, ¿queréis más de beber?
- Pero lo tuyo es increible-, comentó Sabela, - No sé como tienes tanto aguante, anda danos margen que yo aún no me he terminado esto-, dijo agitando la cerveza.
- Creo que si bebo algo más me desmayo-, soltó Alba.
- Eso hasta que comas y recuperes fuerzas cariño-, después seguro que no piensas lo mismo.
- Tranquila, que esta noche eres nuestra responsabilidad, hemos prometido cuidarte- dijo Natalia sin dejar de calentar las diminutas manos de aquella chica, que parecia estar en cualquier paraíso fuera de la tierra.
Espero que os esté gustando, ya me vais diciendo si os mola, y vamos a ver como se va desarollando, que la noche aún es jóven para estas chicas!! :)))
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La ausencia de la luz
FanfictionAlba Reche, es una prodigiosa estudiante de la facultad de Bellas Artes. Tímida, soñadora, sueña con tener una galería de arte y numerosos proyectos en un futuro, pero sobre todo ama la música, esa pasión que todo el mundo conoce pero que no ha ten...