XIV

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En apenas quince minutos devoraron la pizza y todo lo que María había sacado para picar. El menú habia asentado un poco los estomagos de todas. Decieron encender el porro, mientras Sabela se presentaba voluntaria para encender la música que Natalia sugirió para el momento; Always Ggold de Radical Face. para hacer las delicias de los oídos de todas las allí presentes.

- No conocía esta canción, me encanta- dijo Alba. Natalia le devolvió una sonrisa silenciosa complacida.

- Es que esta mujer es una caja de sorpresas, siempre nos sorprende con descubrimientos nuevos. - Pasame el mechero anda nena- dijo Maria encendiendo el porro que África preparo con todo el cuidado del mundo.

El salón se inundó con una neblina blanca, y el olor empezó a invadir los sentidos de las allí presentes. María dió una intensa calada y se lo paso a Natalia.

- Bueno Alba, yo creo que es un momento inmejorable para que nos cuentes que pasó con la pava esta que apareció en el bar, si no te parece mal vaya, ya sabes que yo no soy de dar rodeos.- dijo mirando a la rubia que lejos de sentirse mal por el comentario se encogió de hombros.

- Digamos que tengo muy mala punteria, tuvimos una historia muy breve, más bien yo tuve la historia, para ella no fue mucho más que curiosidad, y nada, pase un mal rato pero nada más, ya está todo bien.

Natalia la escuchaba atentamente mientras exhalaba otra nueva calada. Alba la miró, el humo se perdía entre los labios de la morena de una manera muy hipnótica.

- La verdad que la tía estaba bastante buena, pero tú te mereces algo mucho más que una tía cañon-.

- Pues sí-, dijo Natalia acercandose un poco más a ella y pasándola el porro. Alba dudó un momento, pero terminó cogiéndolo entre las manos, y aspiró una intensa bocanada de aire, que la hizo toser y marearse momentamente.

- Ey, ey, ey! me parece que esto es demasiado fuerte para un cuerpecillo tan pequeño- dijo  arrebatandola cuidadosamente el porro como quien le quita a un niño algo con lo que se puede lastimar, y dejando una suave caricia en su pelo.

Alba sintió como su cuerpo se mecia algo fuera del margen de su voluntad. Los colores la parecían un poco más vivos, y los ojos de Natalia de repente le parecieron mucho más penetrantes y enigmaticos. Se quedó así, mirandola unos segundos, como quien admira un cuadro e intenta imaginar el significado que se esconde detras de el, la intención del autor, la simbología.

- En realidad, quiero otra calada- dijo acercando su boca al porro que sujetaba Natalia, y sin tocarlo con las manos aspiró de el, casi rozando los largos dedos de aquella chica, que ahora parecía sorprendida por el repentino gesto de la rubia. Casi podía jurar que sus dedos habian temblando momentáneamente en aquel leve contacto.

-Oye guapas, pasadlo un poco ¿no,? que compartir es vivir!- dijo África levantando medio cuerpo del sofá y alargando la mano hacia Natalia, que no podía despegar su mente de aquel momento tan extraño.

- Oye mañana podiamos quedar para comer en el Japo nuevo que han abierto abajo, no? No vamos a tener ni putas ganas de cocinar, y otra vez comida basura va a hacer que se nos dispare el colesterol-, dijo María. 

- Yo no puedo- dijo África, esta noche he concretado una cita para mañana. Es una cita diurna cariño-, dijo remarcando las palabras ante la mirada pícara de María y Sabela.

- Por mi estaría bien, ¿cómo lo veis?- exclamó mirando a Natalia y Alba.

- Pues a mi me encantaría, pero es que mañana se va Mikel a Copenhague, y hemos quedado para comer. Igual podemos quedar más tarde.

Sin darse apenas cuenta Alba sintió que su cuerpo se tensó momentaneamente. No tenía ningún motivo para sentirse incomoda, pero repentinamente se sentía así. Su mente le parecía por momentos algo ajena a si misma, y tenía sensaciones delicadas que no sabia muy bien cómo gestionar.

- Chicas, creo que ya es hora de que me vaya. Creo que he llevado mi cuerpo y mi mente un poco al límite esta noche- dijo mirando primero a María, y luego inevitablemente a Natalia, que parecia sorprendida.

- Ah, no! de eso nada! No te vas a ir a estas horas. Afri y Sabela se quedan a dormir también.

- Yo no tengo problema, en mi habitación hay sitio de sobra- dijo sorprendiéndose a si misma con el ofrecimiento. - Quiero decir, que a Afri le gusta dormir aquí en el sofá, y Sabe duerme con la Mari-, dijo en una aclaración que nadie la habia pedido, y en la que sinceramente nadie parecia reparar, salvo Alba.

- No enserio, no quiero molestar. Además, mañana comes con tu novio-.

- He quedado con Mikel a las 4, para esa hora ya nos habremos levantado todas- dijo sonriendo.

- Yo no lo garantizo- dijo María riendo. -Me gusta dormir, que le voy a hacer- encogiendose de hombros.

Una parte de Alba se moría por quedarse, la idea de  compartir más tiempo con aquella chica la resultaba de lo más atractivo que podía hacer en aquel momento, pero no sabia si eran sus deseos realmente , o todo era producto del exceso al que habia llevado su cuerpo aquella noche. ¿Qué te pasa Alba? se preguntó a si misma, si la chica te cae bien invitala a tomar un café, no te quedes a dormir en su habitación, pero ¿ acaso es eso malo?. Sintió quesu mente no funcionaba a un ritmo normal...

- No se hable más, te quedas y punto-, no vamos a ser las responsables de un posible secuestro nocturno. De aquí no se mueve ni Dios hoy-, dijo la rubia terminándose el porro. -  Áfri y Sabe como tienen acciones en esta casa ya tienen su pijama, pero a ti te dejo uno mío porque los de Natalia te van a quedar como un fardo de grandes-.

- Oye- protestó la morena.

- Lo siento hija, eres alta y eslbelta cual modelo de Victoria Secret, no todas tenemos esa suerte- y con esas se levantó hacia el armario en busca de algo que prestarle a su amiga para dormir, que en ese momento iba a replicar algo cuando Natalia llevo uno de sus dedos hacia sus labios.

- No te vamos a dejar marcharte, así que no gastes fuerzas- Y ambas se miraron cómo quien se ve y se reconoce en otros ojos en mitad de una multitud, y en un movimiento automático Natalia volvió a apartar su mano confundida, dejando la tibieza de aquel contacto en los labios de Alba, que sin ser consciente repasó sus labios con la lengua, como queriendo retener y dejar impregnado aquel momento en algún lugar de su sistema límbico...



La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora