XXXV

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Natalia llegó al piso como una exhalación, subió las escaleras de dos en dos y abrió la puerta a la velocidad de la luz, cuando María mandaba un mensaje de urgencia cosa que no sucedía prácticamente nunca era porque algo serio había pasado. Cuando atravesó la puerta se encontró a la rubia hablando por teléfono en el salón, caminando inquieta de un lado a otro. Natalia le hizo un gesto con las manos intentando averiguar qué pasaba, pero María se limitó a levantar la mano en señal de calma y a señalar al teléfono.

- ¿Qué ha pasado? - dijo nerviosa cuando su amiga colgó el teléfono.

María respiro tranquila y se sentó en el sofá. – Perdona la urgencia tía, parece ser que se ha quedado en un susto-

Natalia se sentó nerviosa a su lado, - ¿pero qué coño ha pasado? – impaciente por la lentitud de su amiga.

-El padre de Afri, que le dio un jamacuco y pensaban que se quedaba en el sitio-

Natalia abrió los ojos como platos, - explícate María, porque cuando te lo propones no hay dios quien te entienda- sentándose a su lado.

-Iba conduciendo y parece ser que se desmayó y chocó el coche contra una farola tronca, afortunadamente no atropelló a nadie ni nada, pero pensaban que le había dado un infarto-

- ¿Y entonces qué le ha pasado? –

-Creo que no se había tomado la medicación de la tensión o algo así y de ahí ha venido todo, movidas de esas médicas raras- encogiéndose de hombros.

- ¿Y está ingresado? -

María negó con la cabeza, - Ya le han dado el alta-

-Joder, me he asustado un huevo- echó todo el peso de su cuerpo, aliviada sobre el sofá, tanto por el padre de África como por ella misma y su capacidad en ese momento totalmente nula de lidiar con nada que implicase temas emocionales serios. Cogió su móvil y escribió a su amiga para lo que pudiera necesitar.

María le escudriñó con la mirada, - ¿y a ti qué te ha pasado Natalia? Creo que me he perdido mucho desde ayer-

Natalia cerró los ojos y cogió aire, - no sabría por dónde empezar la verdad- sin apartar la vista del móvil.

-He quedado con Sabela para tomar una cerveza. ¿cómo lo ves? –

-No sé si tengo cuerpo-

- ¿Prefieres que nos quedemos aquí muertas del asco rumiando por nuestra suerte? Porque si quieres nos quedamos, pero yo creo que vamos a verlo todo más claro con unas birras-poniendo pucheros.

Natalia asintió y sopesó la propuesta, no le apetecía mucho salir, pero tampoco quería arrastrar a su amiga en su mierda emocional. Pensó que tampoco le vendría mal despejarse un poco y compartir con sus amigas el peso que llevaba encima.

-De acuerdo, dame 15 minutos- dijo levantándose hacia el baño

-Eso quería escuchar yo- dijo triunfante.

Alba había cenado algo rápido y se había preparado a la velocidad del rayo, para cuando Julia llegó ella ya estaba lista, el plan era solo tomar unas cervezas, así que se puso algo cómodo sin más. Miró de nuevo el móvil, no sabia muy bien que esperaba encontrar, pero la incertidumbre estaba en el aire después de todo lo que pasó anoche con Natalia. El cosquilleo del estómago no había desaparecido, y sus ansias por volver a verla tampoco.

Bajó justo cuando Julia acababa de llegar a su portal, refrescaba un poco así que agradeció haberse bajado un fular.

- ¿Cómo está mi rubia favorita? - dijo Julia visiblemente contenta abrazándose a su amiga.

La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora