XLIV

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Aquella casa era imponente, no solo por la magia del enclave donde estaba ubicada, sino porque en su interior se podía apreciar perfectamente el mimo y el detalle con el que había sido cuidada a lo largo de los años

Natalia le enseñó todos los rincones con una sonrisa permanente en la cara, fiel testigo  del recuerdo de todos los buenos ratos vividos entre aquellas paredes.

Alba decidió instantáneamente que sus sitios favoritos eran el porche y la chimenea que custodiaba el salón. Justo al lado había una enorme ventana desde la que podía verse la montaña que nacía al fondo de aquel paisaje, al lado un escritorio de madera vieja para cualquiera que quisiera encontrar la paz y la inspiración.

- ¿Te gusta? - dijo acercándose por detrás, casi sin pensar, posando ambas manos en la cintura de Alba haciendo que su cuerpo se debilitase momentáneamente.

- Me encanta- dijo tratando de contener la diversidad de sensaciones que estaban provocando las manos de Natalia sobre su cadera y la cercanía de su cuerpo.

La luz del mediodía fluía a ras del horizonte, desde la ventana se podía ver cómo iba tiñendo aquel paisaje que se imponía majestuoso frente a la ventana en la que aquellos dos cuerpos permanecían en silencio.

Sin apenas darse cuenta las manos de Natalia se habían movido sinuosas abrazando su cuerpo, la rubia sentía como ligeros fogonazos empezaban a sacudirle el pecho a su merced. Llevó una de sus manos a las que cubrían su vientre acariciándolas y entonces fue Natalia quien se estremeció al contacto, pegando su nariz a la nuca de Alba y hundiéndose en su pelo, mareándose con aquella fragancia, Alba suspiró entrecerrando los ojos y se abandonó a aquella sensación. Las manos de Natalia se clavaron suaves pero firmes en los huesos de su cadera y notó como su cabeza descendía peligrosamente hacia su cuello respirándole con un aliento contenido pero abrasador.

-Alba...llevo queriendo besarte todo el día..- dijo con los labios a escasos centímetros de su cuello, rozándose primero muy suavemente, como queriendo pintar la forma de sus labios con aquella piel, para después acoger lentamente un suave trozo de ella entre sus dientes mientras la punta de su lengua trazaba un circulo de fuego succionándole en una lenta tortura, haciendo que la rubia no aguantase más aquel principio de hoguera y girase sobre su propio cuerpo para quedar frente a frente con la respiración agitada. Llevó su mano a la mejilla acariciándola, clavando sus ojos en Natalia que suspiró al contacto y tras perderse momentáneamente en aquella mirada se chocó sobre su boca murmurando sobre ella, - yo llevo todo el día deseando que lo hagas- haciendo que la morena ahogase un leve gemido que se perdió ahogado en sus gargantas.

Y ambas se fundieron en un beso que comenzó lento, profundo, casi doloroso transformándose poco a poco a con fiereza en una lucha húmeda y axfisiante. Las manos de Natalia se posaron sobre el culo de la rubia apretándola hacia ella con necesidad, la elevó sobre su cuerpo y esta enredó las piernas sobre su cintura. Natalia se separó un momento mirándola con los labios encendidos, la rubia aprovechó para enredarse en su cuello y saborearla lentamente, se paró sobre su oreja y respiró entrecortadamente sobre ella antes de acoger su lóbulo en la boca para llenarlo de su humedad, mientras su cuerpo se contraía a voluntad propia y los suspiros de Natalia se hacian sonoros sobre ella.

Con el cuerpo de la rubia totalmente enredado sobre ella, Natalia acortó el espacio que las separaba del sofá y la posó con suavidad sobre el mientras los brazos de Alba se enredaban en su pelo y su nuca aplastándola hacia ella con necesidad.

Natalia no pudo evitar un jadeo cuando el muslo de la rubia encontró hueco ente sus piernas, trató de tomar el control, pero las yemas de los dedos de Alba estaban bordeando su vaquero y los leves roces que dejaba sobre su piel minaban sus fuerzas. Las manos encontraron por fin hueco y se colaron bajo su camiseta acariciando su espalda, Natalia trataba de sostenerse con los codos, pero aquella sensación y el cuerpo de Alba atrayéndole para aplastarse sobre ella lo estaban convirtiendo en imposible, derrotada dejó caer del todo su cuerpo sobre ella mientras esta acogía su boca con necesidad buscando su lengua con vehemencia.

La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora