XV

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África se aposentó en el sofá con un par de cojines y su manta habitual. Sabela y María se quedaron en la habitación de la segunda, las encantaba dormir juntas y pasarse hasta altas horas de la madrugada entre confidencias, Sabela tenía aguante porque nunca se excedía demasiado con el alcohol, pero María sí, y nadie entendía como siempre tenía cuerda para más.

Alba por su parte no paraba de repetirse mentalmente que la idea de dormir fuera de casa era pésima, y más en la habitación de una desconocida con la que habia tenido sensaciones desconocidas desde el minuto uno de conocerla.

-Toma rubia- dijo Natalia lanzándole un pantalón de pijama. -¿estás bien,o  sigues mareada?. Natalia había hecho el ofrecimiento con la mejor de sus intenciones, pero le parecía que aquella chica no  estaba del todo cómoda, quizás no tenían que haberla insistido en quedarse, pero cómo iban a dejar qué se fuera sola a estas horas, reflexionaba para si misma.

-No estoy en mis mejores condiciones, perdona, ha sido una noche bastante rara- dijo Alba bajando la defensa personal que tenia montada en su cerebro.

-¿Es por la pava esa, la tal Julia o te pasa alguna otra cosa?- preguntó Natalia, en lo que a Alba le pareció un interés totalmente genuino,fuera de todo morbo o cotilleo.

Alba aprovechó y se deshizo de sus vaqueros antes de que Natalia le indicase que podía usar el baño si quería. Sus piernas quedaron al descubierto, se quedó mirándola sin poder evitarlo, apreció la blancura de su piel, pensó que sería extremadamente suave al tacto. Aquella chica tenía un cuerpo escultural, no era alta ni tenía grandes proporciones pero todo estaba perfectamente en su sitio, como una diosa griega de labelleza. Se fijó en sus rodillas y sus tobillos, la parecieron pequeños,delicados. Llevaba ropa interior de encaje negra, los ojos de Natalia parecían haberse quedado prendidos en aquella cintura.

¿Qué coño haces Natalia? Te has pasado con el alcohol, y para rematar el porro que te has fumado te ha nublado los sentidos más básicos, se dijo a simisma girándose hacia la ventana.

-Lo de Julia ya es agua pasada, ni siquiera estaba enamorada de ella, o eso creo, pero bueno tampoco se portó muy bien y digamos que se me juntaron varias cosas en poco tiempo. En condiciones normales no soy tan rayada eh-, dijo sin poder contener una sonrisa.

-Bueno,hay épocas para todo, te entiendo perfectamente. Yo también me he encontrado de repente en arenas movedizas, pero he aprendido que si te quedas quieta y tranquila, sin perder la calma, de repente te das cuenta que lo que parecía un obstáculo insalvable no es más que un pequeño momento de angustia- dijo casi en susurros mirándola ahora fijamente y sonriendola. 

Alba la miraba sin perderse ni una de las palabras que salían por su boca. Le pareció que en cada momento tenía la frase o el gesto perfecto para hacerla sentir bien.

-Voy a darme una ducha si no te importa- dijo la morena cogiendo ropa de su armario. -Es un ritual para mi, me despeja las ideas después d eun día movido-, explicó ante la cara de sorpresa de la rubia, quizás por las altas horas para esa actividad.

-Vale,tranquila, estás en tu casa obviamente- dijo sonriendo mientras Natalia salía del cuarto.

Alba terminó de cambiarse, dejo su ropa sucia perfectamente doblada en un rincón, y suspiró mirando a su alrededor. La habitación de aquella chica le hacia sentirse cómoda, como un refugio donde uno se resguarda de las inclemencias de la vida, que extraño sentirse así con una extraña, pensó. Miró a su alrededor, volvió a admirar su buen gusto, y sonrió por todos los detalles que parecía poner en todo loque le rodeaba. Se fijó en la mesilla, una pila de cuadernos,postales adornando un corcho, y varios porta-fotos. Cogió una al azar, Natalia de pequeña con los que parecían sus padres, y supuso que sus hermanos. En otra más pequeña, salía ella con una chica peliroja, ambas mirándose, el corazón la dio un pequeño vuelco, le pareció que había mucho amor contenido en aquella foto, la soltó casi bruscamente, la dio la sensación de estar profanando algo íntimo. Al fondo había otro porta-fotos de Natalia con María y el resto de chicas, salían guapísimas. Se iba a dar la vuelta pero no pudo resistirse a coger el último porta-fotos entre las manos; en el aparecían dos cuerpos frente a frente pero mirando a cámara, un chico moreno con el pelo de ambos lados rapado,muy atractivo, ella en sujetador, con un tatuaje asomando en sus costillas y esa mirada tan hipnótica que la caracterizaba. ¿Sería ese su novio? Sí, estaba claro. Soltó nuevamente el porta-fotos como si quemase, decidió no indagar nada más, no estaba bien curiosear de esa manera la intimidad ajena, y menos la de aquella chica que se estaba portando así con ella, sin apenas conocerla de nada.

Decidió sentarse en la cama a esperar, momento en el que se dio cuenta de que apenas había prestado atención al móvil en toda la noche. Se acercó al bolso y lo sacó. Tenia varios wassap e incluso llamadas: Marta escribiéndola para ver dónde estaba y si estaba bien, Noelia preguntándola si la había molestado que se fuera con Julia a tomar algo, y la misma Julia. Este último decidió no abrirlo, al menos no hasta que hubiera descansado y pudiera pensar con claridad de nuevo.Escribió a Marta para decirla que se quedaba en casa de María y que estaba bien, y con las mismas dejó el móvil en la mesilla. Natalia no parecía tener mucha prisa por volver y ella sentía que el cansancio se iba apoderando de su cuerpo, y que los ojos se le cerraban deforma inevitable.

Natalia se había desnudado tranquilamente, esperó a que el agua de la ducha saliera a una buena temperatura y se metió dentro de forma decidida.Sentía su cuerpo extraño, incluso exaltado después de haber visto a aquella chica semi desnuda, como si se hubiera contagiado de un virus, de esos que te atenazan la garganta y te provocan cambios de temperatura momentáneos. Le vino a la mente el contacto del sofá, con los labios de aquella chica aspirando el humo rozando sus dedos después  pensó en sus piernas perfectas, sus ojos tan dulces, su cadera. Decidió girar al máximo la ducha, hacia el lado azul, un frío helado envolvió su cuerpo y sintió que volvia a tomar contacto con la tierra,  que volvía a tener control al margen de la voragine de sensaciones que habia provocado esa noche en casi todas. 


La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora