XVI

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Natalia se envolvió con la toalla, de repente tenía la sensación de estar exhausta, la locomotora que tenía por mente parecía no darle tregua nunca, ni siquiera después de una ducha relajante tras una intensa noche de fiesta. Quitó el vaho del espejo con el dorso de la mano y se miró atentamente. De repente recordó que había dejado a Alba sola en la habitación hacia ya un buen rato, quizás necesitaba algo, y ella ahí tan entretenida con la vorágine de sus pensamientos. Se secó rápidamente, se lavo los dientes, se echó un poco de crema hidratante y se puso un pijama limpio.

Cuando abrió la puerta de la habitación se encontró a una Alba dormida, hecha un ovillo en una esquina de la cama, como quien no quiere ocupar mucho sitio para no molestar. Natalia se acercó despacio, intentando no hacer ruido para no despertarla. Se quedó ahí, observándola. Parecía un autentico ángel durmiendo, el pelo le caía por los ojos y tenía los labios ligeramente entreabiertos. De repente sintió que no sabía bien como acercarse a ella, le pareció estar delante un bien preciado, frágil, algo que había que tratar con sumo cuidado.

-Pues así no vamos a poder dormir rubia-, pensó, mientras barajaba la posibilidad más viable de encontrar un hueco para dormir sin despertarla. Alba se removió inquieta.

-Ey-dijo Natalia, en un susurro apenas perceptible por el oído humano,y menos aún por alguien que estaba  sumido en un profundo sueño. Se acercó algo temerosa a ella y se sentó al lado de su cuerpo, inconscientemente llevó la mano a su cara, apartando con sumo cuidado el pelo que le caía delante de la cara y colocándoselo detras de la oreja. La observó detalladamente; sus facciones, sus labios, su cuerpo acurrucado perfectamente relajado. ¿Qué demonios estaba haciendo, qué la pasaba? ¿que necesidad repentina y extraña era esa?.

Decidió coger unas mantas del armario. Intentar abrir el edredon de la cama con Alba encima era misión imposible si quería no despertarla, así que con sumo cuidado se colocó en el hueco que quedaba libre, y deslizó dos mantas por encima de ambas.

Intentó no tocarla pero tal y como estaba colocada la rubia, aquello era materia muy difícil. Natalia se colocó boca arriba mirando al techo, y en ese mismo momento Alba se dio la vuelta bajo los efectos del sueño, colocándose de tal manera que su cabeza quedó por debajo de la de Natalia, a la altura de su hombro y su brazo.

Natalia se quedó paralizada por lo repentino, y temiendo despertarla, poco a poco fue moviendo ligeramente el cuerpo para quedarse frente a ella y observarla de reojo. Tenía los labios entreabiertos y algo humedecidos. Le llevó un par de segundos procesar el objetivo hecho de que su corazón latía de repente un poco más rápido de lo normal al escuchar el casi inaudible, pero presente, sonido de la respiración de aquella chica a su lado.

Bajó un poco más la cabeza para contemplar su rostro ahora más de cerca, y sin evitarlo dos de sus dedos revolotearon sin pensarlo hacia una de sus mejillas, regalándola una fugaz caricia. La respiración de Alba pareció agitarse momentaneamente al tacto, y su subconsciente hizo que levantase el brazo para ponerlo sobre la cadera de aquella chica.

Natalia tomó aire para serenarse, el perfume de aquella chica permanecía hasta aquellas horas de la madrugada, y sintió que estaba invadiendo su almohada de forma imparable. Cerró los ojos, y tras varias respiraciones, su cuerpo fue abandonándose al cansacio y rindiéndose al sueño con aquella desconocida dentro de su espacio más personal, y con la sensación subconsciente de que en su alma se estaba conjurando una tormenta, y que aunque ella aún no lo sabía pondría patas arriba su vida tal y como la conocia.

Alba se despertó cuando los rayos de sol ya habian teñido el cielo hacia un buen rato. Se despertó asustada, con el corazón a punto de salir de su pecho al verse en una cama ajena y sentir la compañía de un cuerpo ¿desconocido?. Su sistema nerviso central empezó a recuperar la normalidad tras unos milisegundos, conforme recuperaba los momentos de las horas anteriores. Respiro algo más tranquila y se giró timidamente. Sabía perfectamente que Natalia dormía a su lado, pero no entendía muy bien porque se sentía tan nerviosa. Finalmente se giróy la encontró profundamente dormida a su lado. Se dió cuenta de que una de sus manos descansaba sobre su cintura, sintió un escalofrío, casi un calambre de placer, toda una orquesta de sensaciones le recorrieron el cuerpo. Tragó saliva y trato de reponerse a lo incomprensible de todas aquellas manifestaciones, ¿ es qué se habia vuelto loca en apenas 24 horas?, ¿todo lo que habia tomado por la noche la habia girado alguna tuerca en los engranajes de la normalidad, o qué demonios la estaba pasando?.

Decidió que lo mejor era levantarse. Si Natalia abría los ojos y la encontraba mirándola, podía pensarse cosas raras, y eso era lo último que ella necesitaba en esos momentos de su vida, malentendidos.

Cogió la mano de la morena con suma delicadeza, admiró el tatuaje que cubría gran parte de su muñeca y la parte delantera de la mano. Apreció que tenía la mano caliente, era tan acogedora, sus dedos eran largos, perfectos, incitaban a dejarse acariciar por ellos una y otra vez.

Cuando consiguió levantarse tapó un poco más a Natalia con la manta, le echó un último vistazo, parecía que la costaba abandonar la habitación, respiró profundamente. Cuando por fin consiguió salir fue hacia la cocina, allí se encontró a María sentada en un taburete removiendo con la mayode las desganas una cuchara sobre un vaso que contenía un líquido de lo menos apetecible.

- Ey, buenos días- dijo muy bajito.

- Eyy, buenos días bella durmiente- el malestar de su cara pareció apaciguarse y una sonrisa se dibujó en su rostro, que se debatia entre la alegría y la resaca. - ¿Qué tal, cómo has dormido?- preguntó mientras alzaba la vista al fondo, hacia la puerta del cuarto de Natalia, y escrutando si la cara de Alba dibujaba algún tipo de emoción, fuera la que fuera.

- Pues he dormido muy bien la verdad, me quedé dormida, tengo que disculparme con Natalia, fue a ducharse y cuando me quise dar cuenta el sueño me pudo y me quedé dormida. Invadí su cama sin más, pensará que soy una caradura-.

María río con ganas. - Creéme que probablemente esa opción sea la última en los posibles pensamientos de Natalia- Alba la miró extrañada. - Es un encanto- aclaró María, nada de eso la habrá sentado mal, todo lo contrario. Y sonrió para si misma, como si en lo más profundo de su ser predijera más información de lo que podría hacerle entender a su interlocutora en esos momentos.

- Ehh, ya-, dijo  Alba ligeramente confundida. - ¿Qué te estás tomando? tiene una pinta horrible- dijo señalando al brebaje de la rubia.

- Ummm, espidifen nena. Noches de desenfreno, mañanas con ibuprofeno-, dijo llevándoselo a la boca y bebiendo como quien toma una pócima mágica de efectos inmediatos.

- Que asco, aunque me vas a dar uno, creo que lo estoy necesitando de manera urgente-, dijo haciendo muecas de resignación.

- Es un mal necesario nena, toma sirvete tu misma.-

Tras beber ingentes cantidades de agua, y tomar el brebaje mágico de María, se dirigió nuevamente a su amiga.

-Oye, me gustaría dejaros preparado el desayuno antes de irme, ya sabes en señal de agradecimiento-, dijo ante las caras de Maríaintentando hacerla ver que no había ninguna necesidad de hacerlo. No me voy a ir sin más, así que dime ¿ hay algún sitio decente por aquí cerca para comprar algo?.-

- Bueno, pues en ese caso esto es música para mis oídos Albi. En la calle de enfrente, a unos 200 metros  hay una pastelería con los mejores manjares de este mundo, y hoy tiene que estar abierto. Pero, no esperes que estas chicas se levanten por lo menos hasta dentro de un par de horas, deben estar en el primer sueño. -

- Me vale con dejarles algo rico para la resaca. Yo me tengo que ir en breve, y no quiero que se levanten y no tengan más que este brebaje, ayer os portasteis super bien conmigo, y es de bien nacidos ser agradecidos., que lo decia mi abuela.- Dijo con una alegría algo fuera de lo que ultimamente era lo habitual en su vida.

- Ya, ya... Pues nada, cambiate, duchate o lo que quieras, y aquí te dejo las llaves. Yo me voy a ir a dormir otro rato, no puedo con mi vida.- dijo dandóla un beso y arrastrando el cuerpo de vuelta a la habitación.


Espero que os esté gustando, la cosa ya se va poniendo un poco más intensa, jejeje! Dadme algo de feedback, decídme si os gusta, y si tenéis alguna petición en particular, igual se puede encajar en el desarollo de la historia :)))

La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora