XX

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Natalia huyó de aquel espacio como si temiera por su vida. Según traspasó el umbral de la puerta la música le pareció mucho más ensordecedora que hacia un momento. Pasó como una exhalación al lado de María que bailaba a su rollo con la ligereza de una pluma. Llegó donde tenían recogidas sus cosas, se estiró para coger su abrigo marrón y volvió a abrirse paso entre la gente. Algunos intentaron pararla para hablar o bailar, pero ella tenía claro su objetivo y no paró hasta que consiguió salir a la calle.

La noche era fría y algo húmeda, se apoyó contra una de las paredes, se miró las manos temblorosas, el corazón latía ansioso en su pecho. Buscó el paquete de tabaco, tras varios intentos consiguió encenderse un cigarro, aspiro aquel humo como si fueran bocanadas de oxígeno. Repentinamente unas lágrimas empezaban a resbalar por sus mejillas sin control.

Sentía escalofríos, el vaivén de la sangre sobre sus sienes los estimulaba aún más. ¿Qué coño has hecho Natalia? Se dijo, mientras el aire que le pareció helado cortaba sus labios. ¿Qué coño es lo que te ha pasado con esa chica?.

Las estrellas brillaban en el cielo con más intensidad de lo habitual, Natalia trató de tranquilizarse pero no podía obviar que acababa de besar a aquella chica, fruto del alcohol, de lo atractiva que le resultaba o de lo que fuera, pero la realidad era que la había besado, que aún tenía su sabor en la boca, y que si no fuera porque las interrumpieron probablemente no hubiera sido capaz de separarse de ella por su propia voluntad.

Instintivamente pensó en Mikel, se le revolvió el estómago, ella no acostumbraba a hacer semejantes cosas, tenía un compromiso con alguien, un contrato invisible en el que ese tipo de actos no tenían cabida. Esto era un hecho totalmente aislado y excepcional, se trato de convencer.

María salió afuera a trompicones, achinó los ojos buscando a su amiga, y cuando por fin la localizó se acercó sin decir nada. Natalia lanzó al cigarro al suelo con rabia y se aferró a los brazos de su amiga, que no tenía ni idea de lo que acaba de pasar.

-Se puede saber qué coño pasa, no me asustes joder-, dijo sin soltar a su amiga que se aferraba a ella.

-Pues que ha he liado Mari-.

-¿Qué dices tía? Coño, mírame y dime que pasa-, dijo separándose ahora preocupada.

-Pues que la he besado-, dijo colocándose el pelo, nerviosa.

-¿Qué?- dijo María abriendo los ojos como platos.

Natalia se serenó y respiró profundamente ordenando las palabras en su mente. Que he besado a Alba en el baño María.

-Joder.... Osea-, dijo María encendiéndose un cigarro. -A ver, quiero decir, me esperaba algo rollo se ha muerto alguien-. Natalia la miro con los ojos ensombrecidos. -A ver Natalia-, dijo tratando de poner orden a la información recibida. -Amiga, no pasa nada, es un beso no una tragedia. ¿Es que te dio una ostia o te ha rechazado o qué.- 

-No, todo lo contrario-.

-Te ha correspondido-... y alargó las palabras una a una.- 

Natalia asintió, y volvió a suspirar mirando a ningún punto en particular.

-Y tú, te sientes mal por Mikel, entre otras cosas-... Natalia volvió a asentir bufando.

-A ver Natalia, no montemos una película tampoco-. Lo primero, intento escoger las palabras, pero finalmente preguntó de sopetón, -¿te ha gustado?-.

¿Qué si me ha gustado el qué? Dijo Natalia mirandola incredula con un tono de voz más grave.

-Pues el beso, que va a ser. Bueno, no me respondas si no quieres, está claro que sí, que te ha gustado, y estoy plenamente convencida de que a ella también, solo hay que ver la electricidad entre vosotras desde el día que os presente-, dijo tratando de moverse para no notar el frío.

La ausencia de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora