Cuando ves llorar a una vampiresa de ojos negros.

Algo más que una Amistad.

-Te he visto bien. -Me miró de arriba abajo. -Te observo... más de lo que crees.
-Vale, ¿y?
-¿Crees que no me he dado cuenta? -Me empujó contra las taquillas. 
Yo no reaccioné. Simplemente la seguí mirando a los ojos con total frialdad. Vi como estos se volvían amarillos, como su respiración aceleraba, y su pecho se ensanchaba. 

No sabía si había luna llena o no, pero estaba segura de que se iba a convertir en loba de un momento a otro, justo ahí, en el pasillo del instituto. 

Oía su inspiración profunda de aire,  sus dientes se afilaron ante mí poco a poco. El corazón me iba a mil, pero en el fondo de mi alma estaba tranquila, preparada para hacerla frente. -¡¿Qué pasa, Violet?!-

Todo el instituto estaba en completo silencio. Miré sutilmente a los lados y me di cuenta de que se había formado un corro de estudiantes alrededor de nosotras dos. Esa gente no estaba ahí para ayudarme; deseaban ver una pelea, lo sabía. 

-¿Qué te traes con Marmalade? ¿Cuáles son tus intenciones?
Me quedé pensativa por un segundo. -¿Con Marmalade...? ¿A qué te refieres? -¿Acaso La Loba sabía...?
<Tierra, trágame. ¿Qué es lo que dice saber esta chica? Por favor, aunque me de una paliza, no quiero que Marmalade vaya a la cárcel, ni mucho menos que muera.>  Empecé a sentir miedo, me costaba respirar. Pero tenía que defenderme. 
-¡Nada! Es decir... somos amigas. -Contesté frunciendo el ceño.
-¿Amigas? -Dijo sacando sus afilados dientes y arqueando una ceja. Se acercó hacia mí de nuevo y me cogió del cuello de la camisa, aplastándome contra las taquillas sin dejarme casi respirar. -A ti te gusta, ¿verdad?
-¿Eh? -Mis ojos se abrieron como platos. No me esperaba algo así. No podía pensar, ya que la sangre no me llegaba al cerebro. Noté cómo mi corazón se detenía por un instante, entonces me soltó dejándome tirada en suelo, intenté pensar mientras me levantaba. 
-¡Los vampiros son las criaturas más peligrosas del universo! ¡Y tú andas con ella como si nada! ¡¿A QUÉ ESTÁS JUGANDO, ELLA?! -Su voz había cambiado y se había vuelto mucho más grave.
Oí un murmullo a mi alrededor. Eran todos aquellos estudiantes, su rostro decía que no sabía lo que estaba pasando, y la verdad, yo tampoco. Tenía mi cerebro bloqueado y mis órganos destrozados.

Volví a mirar a La Loba, se había alejado unos centimetros de mí y me estaba dando la espalda, de echo le estaba dando la espalda a todo el mundo y tenía las manos tapando su cara. Me aceruqé hacia ella, algo me dijo que necesitaba ayuda, entonces pude oír un burbujeo dentro de su cuerpo. Se estaba combiertiendo en lobo, no cabía duda. 

-¡Atención todos, déjenla pasar! -Grité con la esperanza de que así Mimite pudiera salir al bosque y desatar su furia tranquila, pero, para lo inesperado, ella se dio la vuelta y se avalanzó contra mí, tirándome al suelo otra vez sin que yo pudiera hacer nada. 

Cerré los ojos, sentía sus garras arañándome los hombros y escuchaba los gritos de la gente. Sabía que no tenía fuerza para hacerla frente, pero aún así tenía que intentarlo.
La miré a la cara. Ante mí se encontraba una bestia que yo nunca hubiera podido imaginar. Era la misma Mimite, pero cubierta de pelo marrón, con mucha saliva saliendo de su boca y tres veces más grande que antes. 
-¡Un hombre lobo en el instituto, ayuda! -La gente empezaba a estar frenética.

Intenté forcejear con sus garras, pero tenía mucha fuerza. No sabía bien qué hacer, no sabía qué iba a pasar. Nadie me ayudaba. <¿Voy a morir?> La gente corría de un lado a otro sin tenerme en cuenta a mí, una inofensiva humana enfrentándose a una bestia furiosa. 
<No.> <Ella no quiere matarme.> La miré a los ojos de nuevo, amarillos como el sol. Necesitaba ir al bosque, entonces, ¿por qué no iba? Recordé las palabras de Marmalade cuando me había hablado de la licántropa: "...No la hagas caso. Anda buscando pelea..." 
De pronto, se le empezó a cortar la respiración, y cuando me quise dar cuenta, tenía a esa gigante bestia inconsciente encima de mí.