Gustarme sin saberlo.

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Al día siguiente, Bradd no paraba de mirarme.
Era una escena divertida.
Mientras otras chicas coqueteaban con él, él de pronto, apartaba la mirada de los ojos de una de ellas para sonreirme a mí.
Yo le sonreía inocentemente sin darme cuenta.
Quería creer que no se notaba mucho, pero sabía que sí. <Pobre de mí.> A ese paso iba a ser otra vez el blanco de todo el odio del insti.

Al salir del edificio, me dio por escuchar su conversación con los alumnos de otra clase.
Bradd les estaba preguntando de qué especie eran.
Pensé que igual Bradd se podría meter en problemas así que me quedé parada escuchando a unos cuantos metros de ellos. Yo no estaba escondida, sólo que ellos estaban tan metidos en la conversación que no me veían.
-...Pues yo soy hombre-lobo. Mi abuela nos trajo a Camilton cuando yo tenía 5 años.-
-¡Guau! ¿En serio? ¿Y tú, Bianca?
-Ah, no. -Dijo con acento argentino. -Yo soy humana pero soy de Argentina así que como si fuera de otra especie diferente. -
Todos rieron.

-Qué raro... -Pensé en voz alta.
-Ey.-
Pegué un brinco. -¡Marmalade! Me has asustado. ¿Has aparecido de repente?-
Se encogió de hombros. -Nah. En realidad llevo aquí un rato. ¿Qué haces?
-¿No fuiste tú la que me dijo que preguntar por la especie de alguien era racismo?
-Sí. De hecho viene en un folleto que te dan al entrar.-
Señalé a Bradd disimuladamente. -Pues tenemos a alguien que no lo ha leído. -Contuve una carcajada.
-Ya nadie lo lee. -Se estiró. -En mis tiempos... Era otra cosa.
-La verdad yo tampoco lo leí. Ni siquiera recuerdo ese folleto. -Me reí.
-Probablemente ya ni los den.-
Reflexioné un poco. -¿No era uno con normas?
-¡Sí!
-Ah pues sí me lo dieron.

-Hola chicas. ¿Qué hay?-
En ese momento vi que los otros chicos ya se habían ido, y que Bradd se había acercado a saludarnos, probablemente para seguir intentando ligar conmigo.
-Bradd. Eres un racista. -Dije intentando contenerme la risa.
-¿Qué? -Esbozó una sonrisa confuso.
Marmalade le cogió la mano. -Bradd. No puedes ir preguntándole por ahí a la gente que de dónde son. No está bien.
-¡Ah! Eso.
-¿Ya lo sabías? -Pregunté.
-Sí. En realidad, yo no les he preguntando. Se han puesto a hablar ellos y les he seguido el rollo. -Volvió a sonreír con ese encanto tan natural que le envolvía.
Yo me quedé mirandole embobada sin saber por qué.
-Pues -añadió Marmalade -yo no te pienso decir de qué especie soy. -Le sacó la lengua.

En ese momento sentí celos. Aún sabiendo que no tenía por qué, era cómo si entre ellos dos se hubiera formado un vínculo de comprensión que yo sentía que no había alcanzado.

-Pero, -alegó Bradd -con eso ya me estás diciendo que no eres humana.
-¡Yo no he dicho eso! -Se sonrojó.

Puse los ojos en blanco tratando de interrumpir su juego. -¿No da un poco igual?
-A mí igual no me da. -Siguió bromeando Bradd sin parar de mirarme. -No me veo saliendo con una chica lobo. Imaginatelo, estamos viendo el atardecer y de repente le empieza a salir pelo por todo el cuerpo. Me dan escalofríos sólo de pensarlo.
-Ya. -Suspiré.
-Eres un cerdo de tío. -Dijo Marmalade. -A una mujer hay que quererla por cómo es por dentro. Lo de fuera, es sólo una cáscara. -Me miró.

Yo me empezaba a sentir incómoda. No sabía si estaban lanzándome indirectas a mí, o entre ellos, o trataban de pelearse por mí o de darme una lección. ¿Qué quería el universo de mí? Me preguntaba.

-Me tengo que ir ya. -Dijo Bradd con cara de que le daba pena tener que despedirse.
-Claro. Nos vemos. -Dijo Marmalade con un tono pasota.
-Ella, ¿me acompañas a casa? -Me sonrió.-
Yo puse cara de agobio. Sabía que me iba a volver a sacar el tema, la cuestión era qué responderle.

-Nos vemos. -Dijo Marmalade con expresión de perplejidad.
-Adiós. -Dije yo un poco seria mientras empezaba a caminar al lado de él.

Cuando sólo llevábamos unos cuantos pasos de camino a la casa de Bradd, me preguntó algo que no me esperaba para nada.
-¿Te gusta esa chica?-
Yo me puse roja. -¡No! -Respondí instantáneamente.
-¿Y quien te gusta?
-¡Nadie! -Exclamé aún más roja.
-Entonces, ¿por qué no sales conmigo?
-Porque no me gustas. -Paré de caminar y le miré a los ojos.
Él me besó sin más.
El primer segundo me resistí pero luego me dejé y comencé a besarle yo también. Besaba muy bien. Bloqueó todos mis pensamientos y aceleró mi respiración.
Noté las hormonas despertando por todo mi cuerpo.
Agradecí y maldije ser adolescente.

-Puedo gustarte sin tú saberlo.-
Yo estaba acelerada. No sabía qué hacer. Era como si me hubiera hipnotizado.
-Si quieres me dices algo mañana. -Dijo al ver mi cara de confusión.
-Yo... -Suspiré intentando volver en mí. -Te voy a explicar lo que me pasa, pero como se lo cuentes a alguien ya puedes olvidarte de mí.
-¿Tan grave es?
-Aquí donde me ves, he mandado a una chica al hospital. Así que no quieras ser el siguiente. -Dije para meterle miedo.
-Vale, vale. No diré nada. ¿Qué pasa?
-Hace poco Marmalade, la chica de antes se me declaró.
-¡Ahh! ¡Por eso estabas tan rara con ella!
-¡Cállate! -Me sentí incómoda. -La cosa es que a mí no me gusta y la dije que no. Pero me agobia saber que puede seguir intentando algo conmigo... Justo igual que tú ahora.
-Ella, perdóname si te he hecho sentir incómoda. -Se avergonzó.
-No pasa nada. Pero he estado muy mal porque ella ha estado muy pegada a mí, antes estábamos muy unidas, pero pasaron movidas con gente del insti, me perseguían a mí porque decían que estaba de su lado. Yo, la verdad he tenido un período de reflexión y quiero estar tranquila.
-Entiendo.
-Y cada vez que Marmalade se me acerca me agobio.
-Ósea que quieres espacio.
-Lo que intento decir, es que igual, si tengo novio me deja un poco más en paz. -Sonreí pícaramente.
-A ver si lo he entendido. ¿Todo lo del insti te agobia, pero quieres salir conmigo para que Marmalade te deje en paz?
-¡No! Lo entendiste todo mal. -Me llevé una mano en la cabeza.
Soltó una carcajada y me dio un abrazo. -Mira, es tu decisión. Podemos salir y tú ves si realmente te gusto o no.
Me encogí de hombros. -También es verdad.
-Si te asusta lo de tener una relación, tranquila, te dejaré tu espacio.
-Pero, si salimos, ¿seré acosada por las otras chicas que quieren salir contigo?
-Probablemente.-
Suspiré. -Es difícil decidirlo... pero vale podemos probar.-
Sonrió con serenidad. -Te haré súper feliz, ya verás. Olvidarás a esa vampiresa, así como a todos tus ex. -Me acarició la cabeza produciéndome un escalofrío de placer. Nos vemos cielo. -Acto seguido desapareció.
Yo me quedé desconcertada, con ganas de besarle otra vez.

Llegué a mi casa y me tumbé en la cama. -¡Mamá, tengo novio! -Grité. No sé si me oyó, ni siquiera sabía si estaba en casa.

<Notaba el pulso acelerado, el pelo de punta, todos mis fluidos corporales a flor de piel.
Dicen que si disfrutas el beso de alguien es porque te gusta de verdad. ¿Será este el caso?>

-Un momento... Dije en voz alta hablando conmigo misma. -¿Cómo sabe que Marmalade es una vampiresa?

Cuando ves llorar a una vampiresa de ojos negros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora