-No es que no existan. -Dijo Marmalade. -Es que no podemos verlos. Ni salen en fotos, ni se ven en los espejos... Bueno, a lo que iba.
-Sí, explícame todo esto por favor. -Dije con lágrimas en los ojos.-La hija del Alcalde, Katherine de Camilton es una leyenda muy famosa, pues su muerte fue bastante fuera de lo común, para cómo muere la gente aquí. Ya sabes, es un pueblo. -Asentí.
-Total, que después de que muriera, hubo desastres naturales de lo más extraños que marcaron las vidas de los habitantes de Camilton. Los campesinos más jóvenes que salían al bosque dijeron ver a Katherine por los alrededores y así se creó el cuento de que el fantasma de Katherine había vuelto para destruir Camilton, y otras cosas aterradoras que, aunque daban miedo, ayudaban al pueblo a echarle la culpa a algo sobrenatural y así trabajar todos en equipo para arreglarlo.Pero siguió habiendo desastres hasta que el Sr. Morty Mohamed de Camilton, el Alcalde de Camilton, que se acababa de quedar viudo, dijo que había adoptado a una niña de 16 años.
Todos pensaron que se trataba de Kathe, lo que llevó a más cuentos aterradores, e incluso a motines y sublevación.
El Señor de Camilton prohibió todas esas historias, alegando que si dejaban de hablar del tema, la paz volvería a sus hogares. Y así fue.
Y nunca más se volvió a oír más sobre Katherine de la Vega.
-Vaya. Es casi como me lo había contado ella.-
Marmalade carcajeó para quitarme el susto del cuerpo. -Y ahora que te lo he contado, iré a prisión. Es broma. Ya no se tiene en cuenta, aunque la verdad, esa ley sigue ahí. Pero han pasado tantos años, que...
-Dieciséis.
-Sí.
-No es tanto.
-Bueno, pero la gente ya se ha olvidado.
-Ya. Yo sé porqué la gente se olvidó.
-¿Ah, sí?-
Asentí. -El Señor Alcalde la llevó a muchos internados alrededor del mundo, así que por un tiempo no se volvió a saber de ella.
Pero no tiene sentido que nadie, o casi nadie pueda verla. ¿Cómo podían tratarla en los internados?-
Marmalade se encogió de hombros. -A lo mejor viajaba gratis por todo el mundo.-
Yo la empujé. -Como sea, yo la he visto con mis propios ojos. Pero ahora, ha desaparecido. ¿Crees que se ha enfadado conmigo? ¿O quizá le dio otro ataque psicótico y su padre la encerró?-
A Marmalade se le abrieron mucho los ojos. -¡Vaya, sabes bastante más que yo!
-¡Es que me lo contó ella misma!
-Mira, no te preocupes. Seguro que vuelve y te lo explica en persona. Deja estas dichosas carpetas, que no te van a solucionar nada.
-¡Vale! Vamos a buscar a Greg.-Recogimos todas las carpetas y las dejamos cada una en su lugar.
Fuimos a la planta de abajo, pero el profesor ya no estaba.
-¿Se habrá ido?
-¿Sin ti? Imposible.
-Pero él es muy olvidadizo.
-No sé si Greg es la clase de persona que se olvida de la razón por la que ha ido a un lugar y se va. Porque ha venido por ti, ¿no es cierto?-
Asentí. -Pero no le culpo, he tardado una eternidad ahí arriba.
-No creo que esa sea justificación suficiente.
-Si lo hubiera sabido, no me habría separado de él. Ahora estamos perdidas.
-No estás sola, Ella. Tranquila.
-¡Es verdad! -Recordé que Marmalade tenía poderes y que nos podría llevar de vuelta al centro del pueblo. -Entonces, ¿qué haremos?
-Vamos a averiguar si es verdad que se ha ido.
-¿Cómo?-Bajamos al último piso, donde estaba la entrada, y Marmalade se acercó a la enorme recepción que coronaba todo aquel espacio vacío. -Disculpe, ¿ha visto salir a un señor de pelo gris, con gafas, bajito, con aspecto de científico loco?-
La mujer que estaba sentada en el mostrador la miró un momento, negó con la cabeza y luego apartó la mirada.Marmalade se acercó encogida de hombros y con cara de interrogación a donde estaba yo. -Pues no ha salido. O por lo menos no le han visto.
-¡¿Qué hacemos?!
-Como no quieras buscarle. O simplemente le esperamos aquí. -Señaló dos sillones de piel color granate que tenían un aspecto elegante y sobre todo cómodo.
Nos sentamos esperando a que Greg apareciera, pero no hubo suerte. Quise sacar un tema de conversación Era algo que tenía en la cabeza desde hace tiempo. -Oye, Marmalade.
-Dime, Ella.
-¿Qué es La NocheEsfera?-
Marmalade se sobresaltó, se veía muy asustada. Tanto que se levantó del sillón mientras me miraba fijamente con los ojos muy abiertos y se empezó a poner del color de las lápidas. -¿Dónde has oído eso?-
Me encogí de hombros. -Por ahí. ¿Qué es lo que ocurre?-
Se acercó a mí y me susurró: -Ella, sea lo que sea lo que te han contado, olvídalo. Está prohibido mencionarlo.
-¿Prohibido de verdad?-
Asintió. -Deja el tema, en serio...-
Yo bajé la cabeza. <Aquí cada vez hay más misterio.>
Se puso el gorro de su chaqueta negra y me agarró de la mano tirando de mí. -Nos vamos ya.-De pronto aparecimos frente a la puerta de mi casa. -Muchas gracias por traerme.
-¡De nada! Nos vemos. -Empezó a caminar a toda prisa en una dirección cualquiera pretendiendo que yo no hiciera ninguna pregunta más.
-¡Espera! -Se dio la vuelta y se puso frente a mí sin acercarse un paso. -¿Qué pasa con Greg? -Pregunté.
-Ah, Greg. Me ha llamado y me ha dicho que tenía que ir al hospital, que le disculpemos.-
Yo fruncí el ceño. Había algo raro en todo aquello. -Vaya, ¿en serio?
-Sí. Creo que su mujer está enferma.-
Yo me asusté y me llevé las manos a la cara. -¡No sabía que tenía mujer! ¡Es terrible! -Recordé todo lo mal que lo había pasado yo por mi madre.Marmalade se metió las manos en los bolsillos y asintió mirando al suelo. Luego me miró. -¡Así que quizá mañana no tengamos clase, quien sabe!
-Bueno. Eso da igual. Espero que se mejore.
-Eso le he dicho yo. -Asintió de nuevo.
-Por cierto, sobre lo que me has dicho antes en la biblioteca...
-¡Olvídalo! -Se teletransportó hasta estar a un centímetro de mí y me tapó la boca con su mano. Yo me aparté de ella.
-¡No! Fue Kathe la que me lo mencionó... Ni siquiera sé como me acuerdo.-
La vampiresa levantó las cejas mostrando sorpresa con algo de sarcasmo. -Vaya. Recuerdas todos los detalles de todo lo que te ha dicho, ¿no es fantástico?
-¡Marm, por favor!
-A ver, si lo que quieres decir es que quizás Katherine de Camilton haya desaparecido debido a que te ha mencionado ese detalle, sí. Puede ser.
-¡¿Qué?! -Para nada quería decir eso. -Reflexioné dos segundos. -Pero de echo, tiene sentido.-
La vampiresa soltó un profundo suspiro. -En ese caso no tenemos nada que hacer. Es muy probable que ese sea el motivo por el que ya no está. -Miró a ambos lados de la calle rápidamente. -Pero de verdad que no puedo seguir hablando de esto. ¡Chao, nos vemos!-¿Qué? ¿Pero ya te vas? Hay muchas cosas que no me cuadran.
-No hables de esto con nadie, ¿entendido? -Dijo muy seria.
Yo asentí mirando sus enormes y brillantes ojos negros.
-¿Por qué lloras?
-No estoy llorando.
-De echo sí.-
Me toqué la cara. Estaba húmeda. -No sé. Creo que todo esto me supera. -Traté de contener las lágrimas.
-Te entiendo. -Me acarició la cabeza suave y cálidamente. -Pero de veras esto es peligroso. No se lo comentes a nadie, ¿podrás soportarlo?
-Claro... -Suspiré. -Pero necesito que me expliques todo esto. Nadie lo sabrá.-
-¿Le dijiste a alguien más lo que te contó Kathe? -Negué con la cabeza. -Y aún así ya no está. No puedo hablar del tema. Es mejor que lo olvides, Ell. -Me secó las lágrimas.Yo acepté no volver a mencionar el tema, pero no pude dejar de pensar en ello. Realmente había cosas que no me encajaban y eso me ponía nerviosa. ¿Cómo sabía Greg que Marmalade estaba conmigo? ¿Por qué está tan prohibido hablar de ese tema? ¿Por qué hay tantas incógnitas con los fantasmas?
Entré en casa y fui directa a mi habitación. Ni sabía qué hora era. Me tumbé en la cama y encendí el móvil, que por alguna razón se había apagado de repente. <Esto cada vez es más extraño.> Pensé, pero me di cuenta de que apenas tenía batería, así que lo enchufe.
"3 LLAMADAS PÉRDIDAS" -¿Quién me ha llamado?-
Una era de mamá, entonces debía de ser tarde. Recordé que no la había avisado de que me iba a la biblioteca. <¿Pero dónde tengo la cabeza?>
Otra era de Greg. ¿Desde cuándo tenía yo su número? ¿Y él el mío? Pensé que seguramente la llamada era para avisarme de que se iba al hospital. <¡Qué rabia! ¿Por qué se me había pagado el teléfono? Mañana le llamo.>
La última era de un número larguísimo que no tenía guardado. No me sonaba, así que decidí llamar por si acaso: "El número no existe." -¿Qué? ¡Pero si me ha llamado él! ¡Porras!-
Traté de calmarme y me dispuse a mirar la hora. <Las 9:43am.> Me había perdido la cena, sí que era tarde. En 17 minutos tenía que estar acostada, pero tenía el estómago vacío.
Fui a la cocina a comer algo. Estaba todo oscuro. Por suerte mi madre ya debía de estar durmiendo.
Me comí un sándwich de queso y me metí en la cama.Por un segundo pensé en Marmalade y recordé nuestra última conversación. Me di cuenta de que había sido la primera vez que había abreviado su nombre. Y ella el mío. No sabía si era importante o no, pero me alegraba tener a alguien con quien poder tener cariño mutuo. Con quien enfadarme, pelear, y saber que todo volverá a la normalidad en cinco segundos. Con quien resolver misterios y hasta a veces, crear otros nuevos. Sentía que con ella todo era un juego de niños, que daba igual como acabara el día, mañana habría otro nuevo mucho mejor.
Dormí plácidamente, ya que realmente había hecho muchas cosas ese día; pero con muchas preguntas en la cabeza. Mi mente rebosaba de leyendas y enigmas.
¿Qué más me tenía que pasar para perder la concentración en mis estudios?
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Cuando ves llorar a una vampiresa de ojos negros.
VampirosElla es una estudiante normal que se ha mudado a una nueva ciudad, dónde la convivencia con criaturas no-humanas se ha popularizado. Allí conocerá a fantasmas, hombres-lobo...y a una vampiresa de lo más peculiar que la traerá el amor a la mente. ⚠️...