Cuando ves llorar a una vampiresa de ojos negros.

¿Marmalade es Bisexual?

Aunque se fue en ese mismo momento, yo ya me había puesto de mal humor, y, claro, conciliar el sueño ya no fue tan fácil.
Mi mente se había encendido y cientos de pensamientos se cruzaban en mi cabeza.

Decidí encender el móvil e ir a Google para despejar mi conciencia.
Ignoré las muchas llamadas perdidas y los mil mensajes que tenía y busqué "Marmalade Sanchis". Sí, estaba buscando a Marmalade en Google. No, no tenía más motivo que la mera curiosidad, o eso es lo que me hacía creer a mí misma. Estaba cabreada con ella, así que ¿por qué no investigarla?
No había resultados para "Marmalade Sanchis" en Internet, así que decidí buscar sólo "Marmalade". Bajando por los resultados encontré una publicación de Facebook con unas fotos en las que salía ella con un chico. <Qué raro. Creí que los vampiros no salían en fotos.> Las abrí y miré con detenimiento. El chico era moreno de pelo, y de piel casi tan pálida como ella, con un poco de melena y camisa de cuadros. <¿Desde cuando están de moda estas camisas?> Marmalade en cambio llevaba una sudadera negra y llevaba un corte de pelo diferente, como rapado por un lado.
Ambos estaban sonriendo. <Me pregunto quién será este chico.> No parecía que fuera su hermano, pensé que quizás era otro familiar, o un novio que tuvo. <Entonces, ¿Marmalade es bisexual?> Pensé. Quise ver alguna foto más pero no había. No encontré ningún resultado más. <Qué raro, sube unas fotos y luego desaparece de las redes. A saber cuánto tiempo llevan esas fotos ahí.> <Uf, ahora sí que me va a ser díficil dormir.>
Pero dormí, aunque no tan a gusto.

La noche siguiente tenía jet lag, cómo no. Mi cuerpo quería volver a vivir de día, como antes. Aun así, no podía escaquearme más de ir al instituto así que fui.
La primera persona que me encontré fue Bradd, que estaba de pie enfrente de la puerta del instituto con el móvil en una mano, y la otra metida en el bolsillo. <Tan sexy como siempre.> Realmente parecía que se quedaba ahí antes de que empezaran las clases a propósito para exhibirse.
-Ey. -Se sorprendió al verme. -Ayer no viniste.
-Lo sé. -Dije dándome aires de superioridad y sin muchas ganas de conversación. Saqué el móvil. -No te olvides de la historia diaria. -Posamos para hacernos una foto juntos y luego me hice una yo sola aprovechando que me había arreglado un poco. -El día 30 es el baile de fin de curso. -Le comenté acto seguido.
-Ah, sí.
-Tendremos que ir juntos, ¿no?
-Claro. -Me sonrió. -Fijo que nos nombran el Rey y La Reina del Baile.-
Puse los ojos en blanco. -Me había olvidado de eso.-
Él me dio un beso y yo me abracé a él. -En serio, Bradd, ¿no podemos olvidarnos de todas esas cosas? Yo sólo quiero divertirme un rato contigo.-
Me miró a los ojos. -Si estás conmigo, estás con mi fama también.
-Yo no digo que no, pero...
-Dices que te quieres divertir, claro, yo también. -Le sonreí. -Pero así me divierto yo. -Me abrazó más fuerte.
Yo me agobié y decidí no hablar más del tema para no empeorarlo.
-Te dejo amor, voy para dentro que hace mucho calor. -Me besó la mejilla.
Yo ni le contesté. En vez de eso me puse a mirar el Instagram. Había empezado a seguir a algunas personas las cuales publicaban cosas interesantes, cosa que yo no era capaz de hacer.

<Diablos.> Recordé que tenía que encontrar un vestido apropiado para el baile. <Genial. Otra cosa más que tener en mente.> Pensé para mis adentros con sarcasmo.
Abrí Google para buscar algún vestido bonito y no muy caro y me aparecieron las fotos de Marmalade de nuevo. Al parecer se me había olvidado salir de la página. Me entró la curiosidad de nuevo y me planteé si debería alimentarla e ir directamente a preguntarla a ella para que me contara la historia completa pero, el haber discutido con ella el día anterior me desanimó. Decidí ponerlo en la casilla de "cosas pendientes" de mi mente.

Sonó el timbre para ir a clase y fui entrando.

Todo alrededor en el instituto me recordaba que faltaba poco para el baile. Los carteles promocionales estaban en cada esquina, había alumnos llevando la decoración de un lado para otro aparentemente sin sentido alguno, por no hablar de que muchos de los estudiantes solteros no paraban de venir a preguntarme si ya tenía pareja para el baile.
Todo aquel caos y el ver que se le daba tanta importancia hacía que me pusiera más nerviosa. Sabía que debía ser algo familiar, sólo para divertirse, pero empezaba a sentir una presión por ser la novia de Bradd que no era buena.

Según iban pasando los días que faltaban mi nudo en el estómago estaba cada vez más apretado y pesaba más.
Por fin encontré vestido. No tuve que comprarlo, estaba en mi armario. Aparentemente había estado todo ese tiempo allí pero yo no recordaba haberlo visto. Según mi madre era un vestido que me había regalado mi tía hacía años precisamente para una ocasión como esa. Sería antiguo pero a mí me servía perfectamente. Era rojo terciopelo y cubría hombros y espalda. Perfecto para que no viniera ningún baboso detrás de mí.

Como no me iba a gastar ni un centavo en el vestido, decidí contratar a una maquilladora con la que me había puesto en contacto mi madre. Al parecer era la hija de una de sus compañeras de trabajo y me iba a hacer un 2x1 con maquillaje y peinado.
Lo tenía preparado. Había planeado cada minuto del baile y mis nervios estaban más o menos bajo control, cuando de repente, mientras daba clase de Lenguas Muertas con Marmalade en mi casa me llegó un mensaje.
-No puede ser. -Me puse pálida.
-¿Qué pasa? -Me preguntó Marmalade extrañada.
-Bradd está malo y no puede ir al baile.
-¿Qué?
-Todo mi mundo se acaba de ir al garete.