Me dio mucho miedo bajar por la barandilla de la ventana, menos mal que sólo era el primer piso. Stephan me daba instrucciones de lo que tenía que hacer para no caerme. Parecía un experto en el tema.
Una vez en el suelo empezó a andar por callejuelas dando por hecho que yo le estaba siguiendo hasta llegar a un parque que yo no conocía. Allí había muchos jóvenes de nuestra edad que, en cuanto nos vieron, saludaron a Stephan efusivamente. Quien iba a decir que Stephan tuviera tantos amigos.
-Os presento a Ella, chicos. Está pasando por un mal momento y necesita alcohol.-
Yo me avergoncé y le miré con los ojos muy abiertos. Quise justificarme pero todos empezaron a saludarme con alegría así que no supe qué decir.
-Stephan, -susurré -¿Ellos no son del instituto, verdad?
-Negó con la cabeza. -Son amigos de otros lados. Pero son buena gente, no como la escoria que hay en Goliard.-
Solté una risita dándole la razón.
-Ten. -Me dio un vaso de plástico con alcohol dentro. -¿Qué es...?
-Tú bebe. -Me cortó.
Yo me crucé de hombros y le hice caso. Me lo bebí de un trago, para mi sorpresa me gustaba el sabor, era chispeante y refrescante.Me reí a carcajadas como una loca. -Así que esto es ahogar las penas en alcohol.-
Todos sonrieron.
-¿Nunca has bebido antes? -Me preguntó una chica morena de piel y pelo rizado a la que se le asomaban unos pequeños colmillos.
-Tan en serio no. -Todos rieron.
Nos acabamos sentando; algunos en un banco del parque y otros en el suelo.
Yo estaba en el suelo. No podía parar de beber y beber, hasta un punto en que escupía palabras sin saber qué significaban. Ellos seguían riendo y preguntándome más. Me sentía importante, les interesaba mi vida. Quería quedarme ahí para siempre, en esa sensación de estar en una cúpula dónde los problemas no existen y el pasado sólo es pasado.
Empecé a contarles lo que me preocupaba, pero no recuerdo exactamente qué fue lo que conté.
Stephan estaba muy callado. Parecía que estuviese pensando en otra cosa.Estuve horas allí. Me empezó a doler la cabeza como si me la hubiese aplastado un tractor.
Se lo dije a Stephan. Él se levantó y me ayudó a mí a ponerme en pie.
-Pero, ¿qué te pasa? ¿Tú estás bien?
-He bebido menos que tú, cariño. Además, yo estoy acostumbrado. Y los hombres amortiguamos más fácilmente el alcohol.
-Ah...-
Me llevó a una esquina con arbustos y me hizo vomitar allí. Incluso me sujetó el pelo. Se notaba que era veterano en eso.
-¿Estás bien? -Me preguntó cuando parecía que todo había pasado.
Yo asentí incorporándome. -Hace un poco de frío.
-Sí. Es tarde. -Nos acercamos de nuevo a su grupo de amigos. -La voy a llevar a casa.-
Todos se levantaron para despedirme.
Yo estaba sorprendida de lo majos que habían sido conmigo. Algunos hasta me dieron un abrazo.
-Adiós Ella.
-Espero que nos volvamos a ver, Ella.-
Yo asentí. -Gracias. Adiós... Buenas noches. -Titubeé.No podía caminar bien; me tambaleaba todo el rato. Sentía que la cabeza me iba a explotar. Stephan se estaba desquiciando. Tuve que apoyarme en él para caminar sin caerme.
Cuando llegamos a mi manzana Stephan me soltó y se puso a reflexionar cómo subirme de nuevo por la fachada hasta la ventana sin que yo muriera en el intento.
Mientras yo aproveché para apoyarme en un árbol y vomitar de nuevo junto a él. Después de eso me sentí algo mejor, aunque la cabeza aún me palpitaba del dolor. -Stephan, creo que puedo subir. -Dije mirándole seria.
-Bien. Porque ya me tengo que ir. Te ayudo a subir rápido. -Trepó por la fachada hasta un pequeño tejado y me ayudó a subir a mí. Luego tuve que caminar de puntillas por una barandilla hasta llegar a mi ventana.
-Intenta descansar un poco. Nos vemos mañana.-Yo me tiré a la cama y me quedé dormida de la misma.
A la noche siguiente, como no, me quedé dormida y llegué tarde a clase.
Me sentía agotada.
Encima todos me miraban mal, me había quedado otra vez sin amigos por culpa de la impulsiva de Marmalade; creía que empezaba a acostumbrarme. Pensaba que al menos Stephan no me odiaba y le tenía a él como amigo para escapar de las miradas que me hacían sentir como una rata.Me pareció raro que cuando me senté en mi sitio, con la clase ya empezada, ni me saludara. De hecho nadie lo hizo. Más bien lo contrario, hasta el profesor puso una cara desagradable.
Miré a Marmalade, que estaba mirando hacia el pupitre con un aire triste. Empezaba a sentirme furiosa. -<¿Qué diablos pasa?>Cuando sonó la alarma del final de clase fui la primera en salir. Estaba desquiciada y quería averiguar qué sucedía.
Vi que todos los alumnos de las demás clases iban hacia la parte trasera de la fachada del instituto y decidí seguirles.Cuando vi de qué se trataba casi me desmayo ahí mismo. Unos estudiantes de último curso con aspecto de criminales estaban haciendo un grafiti enorme del cual una de las palabras era mi nombre mientras todos los demás les hacían fotos y les grababan. Al principio estaba tan confusa que no supe qué estaban poniendo, pero luego vi que se trataba de algo en inglés "ELLA FUCKING LESBIAN BITCH".
<¿Por qué?> Pensaba. <¿Por qué creen que soy lesbiana, y por qué la tienen tomada conmigo?>
De reojo vi que Stephan estaba pasando cerca mío. -¡Stephan! -Me acerqué a él. -Stephan, ¿qué es todo esto? -Él no me contestó. Se limitó a mirarme con una sonrisa maligna, la misma que tenía en el hospital.
-¿Estás de broma? -Dijo uno de sus amigos. -Tu novia, la vampira esa ha mandado a Violet al hospital.
-¡Marcharos de Camilton! -Dijo otra voz.
-¡Sí, iros ya!
-¡Este es un pueblo cristiano!-
Di pasos hacia atrás mientras todos se acercaban a mí con actitud acusativa y sus voces se mezclaban en mi cabeza la cual parecía que iba a explotar. Me llevé las manos a la cabeza y me cubrí las lágrimas.Me pregunté qué debía hacer. No podía huir otra vez. Ya no tenía escondite en Goliard. Tenía que ser fuerte. -¡Yo no tengo nada que ver con Marmalade, dejadme en paz! Es ella quien se peleó con Mimite, no yo. -Dije entre lágrimas.
-Sí, pero ella lo hizo para defenderte. -Dijo Pam. -Fue injusto.
-Además, Ella... -se dignó a hablar Stephan -ayer me dijiste que Marmalade te gustaba.
-¡¿Qué?! ¿Ayer? -Intenté hacer memoria. -¿De verdad dije yo eso? -Recordé que el día anterior Stephan me había llevado de botellón y me había emborrachado, pero tenía lagunas en lo relacionado a la conversación, ¿de verdad había dicho yo eso? -No me acuerdo... ¡Estaba borracha, Stephan!
-Precisamente. -Sonrió. -Los borrachos siempre dicen la verdad.-
Entré en cólera. -¡Te voy a matar! Le empujé para que cayera al suelo mientras todos los demás, furiosos formaban un corro y no paraban de gritar.-¡Ya basta, Ella! -Oí la voz de Marmalade en mi cabeza como si fuera un espejismo.
-¿Marmalade...? ¡Márchate, déjame en paz! No quiero tener nada que ver contigo. -Dije mientras agarraba del cuello a Stephan que estaba en el césped.
De pronto, el césped, Stephan, y todas las voces se desvanecieron y sólo había negrura.
Poco a poco apareció la silueta de Marmalade delante mía. -¡Oh, venga ya! ¡Deja de hacer eso! ¡Devuélveme! -Pataleé.
-No. -Su voz seguía pareciendo una ilusión ya que se oía lejana y con eco.
-¿Dónde estamos?
-En la nada.
-¿Qué? ¡Devuélveme!
-Te he hecho un favor. Te habrían mandado al hospital, y te habrían acusado de agredir a Stephan.
-¿Por qué no paras de espiarme? Goliard ya ha arruinado mi carrera como estudiante, ¿qué más da si quiero vivir mi vida así?
-Porque te quiero. -La negrura se transformó en un dormitorio que no me era nada familiar. La silueta de Marmalade se iluminó y su imagen se volvió clara. -Lo siento. No puedo evitar protegerte. Los vampiros somos así.
-Todo lo que hemos pasado hasta ahora juntas, ¿era sólo un simple juego tuyo? ¿un juego de vampiros, y ya está? -Dije aguantando las ganas de llorar.
-¿Qué? ¡No! Te estoy diciendo que estoy enamorada de ti.
-Ya... pues yo no estoy tan segura. Además, yo no. -Recordé que ahora todo el instituto pensaba que sí, y que seguramente Marmalade también lo supiera. No recordaba haberle dicho a nadie que Marmalade me gustaba, porque realmente no lo sentía. No era verdad. -Sé que crees que sí, pero Stephan se ha inventado esa mierda para dañarme.
-Creía que ya no te juntabas con él.
-Ahora mismo no tengo amigos.
-Ya. -Suspiró mientras se sentaba en la cama del dormitorio. Yo en cambio seguía tirada en el suelo, en la posición en la que iba a pegar a Stephan, pero al menos esta vez el suelo era de moqueta. -Pues yo no tengo problema en que sigamos como antes. Es difícil, pero prefiero eso a perderte como amiga.
-No, gracias. Devuélveme ya.
-¿Segura?
-Sí. -Dije seria.
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Cuando ves llorar a una vampiresa de ojos negros.
VampirosElla es una estudiante normal que se ha mudado a una nueva ciudad, dónde la convivencia con criaturas no-humanas se ha popularizado. Allí conocerá a fantasmas, hombres-lobo...y a una vampiresa de lo más peculiar que la traerá el amor a la mente. ⚠️...