Capítulo 2.1

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Me daba pereza tanto el hacer como el deshacer las maletas

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Me daba pereza tanto el hacer como el deshacer las maletas. Y muchas de las veces siempre perdía algo. Por más que revisara siempre dejaba un recuerdo mio donde hubiese estado alojada. Luego estaba el organizar todo en cajones y armarios. Aunque está vez no organicé mucho, solo saqué algunas prendas que no me volvería a llevar. Me marchaba a México dentro de tres días.

Tuve varias cosas que hacer. Había quedado con Tessa en el aeropuerto. Quería despedirme de ella, se iba a pasar una larga temporada a casa de su madre que residía en  Estados Unidos desde hacía un año. Durante un largo tiempo estuvo ingresada en una clínica de salud mental. Costó mucho que empezará a ver la luz al final del túnel, y aún estaba en ese progreso de recuperación. Su avance, pese a ser lento, fue progresando. Cada vez que regresaba de viaje me acercaba a verla. Hablamos mucho, creo que más de lo que nunca lo hicimos desde que nos conocíamos. No sólo yo, también Ian con quien tuvo largas charlas. Su amor obsesivo hacia él lo superó, pero a cambio de una depresión. Mark también ayudó en ello. Ha sido nuestra amiga y a pesar de lo que hizo nos unimos para ayudarla cuando los psiquiatras lo vieron oportuno.

Después tenía que acompañar a mi madre a Brixton. Quería comprar semillas para plantar en el pequeño jardín que había tanto en la entrada de la casa como en el interior de ella. El Sr. Baker le proporcionaba lo que necesitaba y se había encargado de arreglar las plantas del exterior, un espacio muy reducido, pero colorido. Siempre había sido el jardinero favorito de mi madre durante años. Cada vez que oía hablar de flores, plantas o cualquier cosa en relación con la jardinería me acordaba de Roko.

Recibí muchos correos de su viaje por Asia. Me contaba al detalle todo lo que estaba viviendo. Una gran aventura la suya. Hasta que me entró el pánico y fue casi al clmenzar  a enviarlos, solo respondí los tres primeros. Fue en el tercer correo cuando me dijo que en acabar el viaje vendría a hacerme una visita y contarme en persona primera persona: “ Las aventuras y desventuras de Rob y Roko”. En cada palabra escrita había tanta pasión por toda la experiencia que estaba viviendo que, algo extraño que nunca había sentido comenzó. Era igual que los pocos días que estuvo en Londres acompañando a Sonia. A pesar que el primer día de su llegada me asustó, luego, fue un ráfaga de aire fresco los días que se quedó en mi casa.

Le conté porqué fue mi matrimonio con mi mejor amigo, el cuál se ofreció para ello, ya que el padre del hijo se desentendió de cualquier responsabilidad. Solo le mencioné que era político como fue mi padre. Todo ello sumado al periodista que me asediaba para descubrir la verdadera identidad del progenitor.

Recordé lo atento que estuvo cuando le relaté todo, me animó y reconfortó. Me afectó tanto lo que hizo Tessa, y no darme cuenta antes de su problema que regresaron los hechos del pasado que creía haber superado. Me consoló de la manera más inusual. Estaba quedándome dormida en el sofá y tomó una manta cubriéndome con ella, después recitó una estrofa, lo hizo en su idioma.

« A dormir va la rosa de los rosales, a dormir va mi niña porque ya es tarde. Ea, la nana, duérmete lucero de la mañana ».

—Me gusta.

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