Capítulo 8.1

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Una llamada de mi madre el viernes por la mañana la puso en alerta cuando se dio cuenta que casi no podía hablar

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Una llamada de mi madre el viernes por la mañana la puso en alerta cuando se dio cuenta que casi no podía hablar. La añoranza de cuidar a sus hijos cuando enfermábamos, la hizo horas más tarde presentarse en casa con mi padre para que fuera a pasar unos días en la suya y descansara mejor. Todo tan dramático. El hecho es que me negué en un principio cuando sabía de sobra que era cuestión de un par de días. Era propensa a resfriados y faringitis. Mi negación de ir a su casa daba como resultado de que ellos se quedarían en la mia. No me lo pensé. Cogí lo justo para una estancia de dos días en su casa. Y desde el viernes por la tarde hasta el domingo por la mañana que me encontré mejor, permanecí allí.

El comienzo de la semana, lo hice quedando con Mark para desayunar. Desde que llegué fue al único de mis amigos que no había visto. Solo hablábamos por teléfono y por mensajes. Su trabajo le hacía viajar constantemente. El negocio de la inmobiliaria que llevaba junto con Landon, el padre de Tessa, siempre había funcionado bien y quisieron ampliar fronteras llevándolo a otro continente. Creo que Landon eligió Estados Unidos ahora que su hija se había mudado allí. Tessa siempre vivió con su padre y él la estaba echando de menos, más de lo que se podía imaginar.

Habían ojeado ciertas ciudades del nuevo continente y se decantaron por Boston, lugar donde residía ella. Mark en dos días viajaría y antes de que se fuera esperaba verlo. Tenía la costumbre de quedar y luego llamar diciendo que le había surgido un contratiempo, siempre relacionado con el trabajo. Eso decía él. Pero sabía seguro que alguno de esos contratiempos siempre era algún ligue. Era la versión de mi tío Harry con quince años menos. Sé que ellos habían quedado muchas de veces para ir de copas, desde que Ian se convirtiera en un marido y padre apasionado por su familia, y porque a veces habían tenido negocios la inmobiliaria con la constructora. De lo que no estaba segura, era de quién pervertía a quién, si Harry a Mark o viceversa.

Quedamos en el Starbucks Café, cerca de la empresa de mi familia, porque después quería pasar para saludar y ver a Lisa. Desde que me encontré con ella en los pasillos cuando regresé de México y convenimos de vernos y charlar un rato, aún no lo había hecho. Ella siempre fue la mejor compañera que tuve en la empresa a pesar que trabajábamos en distinta sección. La mía en la de finanzas y administración junto a mi padre y ella con Harry en recursos humanos.

Para mi sorpresa, cuando llegué, avisté a Mark que se encontraba en el mostrador.

—Hola, hombre invisible. —Llevaba la americana colgada de su brazo y a pesar de llevar camisa de manga larga, dio un respingo al notar el pequeño pellizco que di en él.

—Esa ha sido buena. O sea, me lo dice la mujer que desaparece por largos periodos de tiempo. —Me dio un beso en la mejilla y abrazó levemente—. ¿Cómo van esos abrazos?

—Mejorando. Ya estiro un poco más de ellos hacía los demás.

No había caído en ello hasta que lo preguntó. Pero era verdad, cuando me saludaban no me costaba tanto en alargarlos.

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