Harry apoyó su espalda en la puerta para que nadie pudiera acceder, por lo menos desde la planta donde nos encontrábamos. Me negué a salir cuando Roko me cogió de la mano, junto con el gesto de cabeza de mi tío obligándome a ello. Les miré con tanta furia que no insistieron una segunda vez. Ya había escuchado como se pegaba a mi tío Ray para que lo tuviera en alta estima, con la esperanza de ocupar en un futuro su puesto en la empresa. El tono despectivo que utilizó cuando hizo referencia a la condición sexual de mi primo y la seguridad de que Ray no tendría un nieto. Koby no conocía la palabra adopción en caso de que, mi primo quisiera con su pareja formar una familia. Y, a Harry, convirtiéndole en un playboy que vivía del cuento.
Ahora... le tocaba a mi padre.
—¿Jenson?
Reconocí la voz hasta ahora desconocida de la otra persona, cada vez más alucinada por cada comentario que soltaba Koby. Era uno de los delineantes que trabajaba en el departamento de Ray. Pero no recordaba su nombre.
—Jenson, es el blandengue. Demasiado aguantó jugando a la política —continuo Koby—. Hay que estar hecho de otra pasta para dedicarte a ella y ser un tiburón, como un broker de la City. Aunque reconozco que es bueno llevando las finanzas de la empresa. Pero hay que tener más mano dura y no dejarse llevar tanto en manos del sentimalismo y, no meterse donde no le corresponde —soltó un eructo—. Además que ya empieza a chochear. Su corazón ya le dio un aviso.
Y a él le quedaban minutos de permanecer en la empresa.
—Discrepo con lo de blandengue. —Thomas. Recordé el nombre del delineante—. Confundes lo que es buscar armonía en el trabajo con debilidad. Igual que lo de chochear. Hay Jenson para largo. Creo que te has pasado bebiendo.
Si buscaba con sus comentarios incitarlo para que también despotricara sobre mi familia, se había confundido con Thomas de compañero para ello.
—Solo he bebido un par de gin lemmon.
—Entonces, es porque no han elegido tu boceto.
La afirmación de Thomas hizo que tensara mi cuerpo. Fue cuando me di cuenta de la presión de mi mano en la de Roko. Aflojé los dedos al observar las marcas de mi uñas en su piel.
—Eso era una chorrada. Acepté por Ray, no quiero desaprovechar cualquier encargo. Sin embargo, a pesar de no hacerlo, seré quien supervise la obra. Y ya veremos si el jardinero al final la hace.
Temí lo peor y esperaba que no fuera a hacerse realidad. Me equivoqué una vez más como otras veces en mi vida personal, siempre acababa involucrando a terceras personas. Ahora...ya no daba tiempo a ello.
—¿Cómo no lo va a hacer, si han elegido la suya? —Inquirió Thomas.
—Es un tema del que no he querido comentar a los jefes, pensando que su paso por esta empresa iba a ser provisional, pero su protagonismo le va a saber a efímera gloria cuando dentro de unos minutos hable con ellos y descubran que estuvo en la cárcel por drogas.