Miré hacía el pasillo y llegaba Harry con su impoluto traje recordándome a Mark. A su lado, mi padre. Tío Ray y mi hermano Dougal caminaban detrás de ellos, conversando. Fue cuando me di cuenta que no había visto a Lisa con su nuevo peinado, porque frenó en seco mirándola fijamente. Hasta que abrió la boca.
—Pero… ¿Qué coño te has hecho en el pelo?
Nos miramos las dos. En los ojos de Lisa pude ver un destello de rabia que iluminó sus oscuros ojos.
—Me lo he saneado ¿Pasa algo? ¿Tenía que haber pedido permiso primero?
—No —contestó secamente—. Necesito que vengas ahora a mi despacho.
—Cuando acabe el café. —Harry se aproximó unos pasos, inclinó un poco la cabeza para mirar el interior del vaso de Lisa.
—Ya has acabado —afirmó cuando vio que no quedaba restos de él.
—Me queda otro, siempre tomo dos.
A Harry se le endureció el rostro, marcando la quijada que hizo que aumentara la percepción de su mentón.
—¿Te has levantado con el pie izquierdo? —Me arriesgué a intervenir temiendo salir mal parada—. Aunque sea por educación, un buenos dias, no está de más.
Desvió sus ojos en mi, solo unos segundos para volver a los de Lisa y contestar como si le hubiese preguntado ella.
—Los daría si los fueran. —Me quedé boquiabierta por la bordería y por la mirada desafiante hacía ella, a la que de nuevo se dirigió—. Después de esos dos cafés, te tomas un Red Bull y quizás en dos saltos llegues hoy a recoger al niño y a tu casa sin necesidad de coger coche.
—Puede que lo pruebe para ver si es verdad —contestó Lisa con ironía—. No sea que uno de estos días te adelantes y me secuestres a Dominic.
Por lo que me había contado de su primera vez cuando la ayudó y como acabó, esta segunda llevaba el mismo camino.
Harry siempre ha estado ahí cuando lo necesité y es adorable, no sólo conmigo, también con los empleados ¿Por qué no con Lisa, cuando se conocían de hace años? Le había ayudado preocupándose por su hijo, faceta que hasta ahora desconocía cuando nunca le habían gustado. Para después hablarle de unas maneras que no estaban acorde a sus acciones. Una de las funciones que debía hacer como responsable de recursos humanos era la desarrollar y motivar a los trabajadores y no la de perro enojado con ella la cual me sorprendió.
—Díez minutos y te quiero en mi despacho. —Terminó de decir dando media vuelta para dirigirse a él.
Observé a mi padre y Ray que todavía seguían hablando a un par de metros de nosotras. Sin enterarse del pequeño percance de su hermano con una de las empleadas. Dougal fue el único de los tres que puso interés de lo que pasaba y cuando Harry marchó a su despacho, lo siguió.