CAPÍTULO 4°

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--El regreso de Temo a Oaxaca--


Definitivamente la suerte no estaba de su lado, definitivamente esa noche no era suya, definitivamente iba a enloquecer si el taxista no le ayudaba.

-En serio señor, solo lleveme a la dirección que le di. -Pidió Temo casi en un ruego.

-Joven, ¿que no ve que mi taxi se averió? -Dijo el hombre de cabello canoso y cuerpo robusto. Efectivamente, el taxi se había averiado, ya no respondía desde hace unos minutos.

-Eso lo veo perfectamente, ¿y sabe que más veo? Pues veo que ésta lluvia me va atrapar. -Dijo Temo levantándose sobre su maleta, donde se recargaba hace rato, para ver al hombre de frente y hacerle ver su necesidad.

-Pues no es mi problema. -Dijo el insensible hombre.

-¿Pues que clase de taxista es usted? ¿Que no debería de llamar a alguien para que me lleve a mi destino? -Dijo Temo desesperándose ante la tranquilidad del hombre.

-Llamelo usted. -Dijo mientras trataba de ver que le pasaba a su taxi, miro al cielo y dedujo que pronto llovería.

-Le dije que mi celular ese me cayó en el café que tomaba antes de llegar a la central. -Concluyó Temo.

-Pues comprese otro, tiene facha de niño rico. -Dijo tras ver como iban los motores de su taxi, volvió dentro del taxi y ver si podia arrancar.

-Pero claro que me comprare otro aparato, pero eso no pasara ahora. ¡Ay, yo en serio, enserio necesito llegar a la casa de mi padre, él ni sabe que llegaba hoy!

-Ah, un buen viaje para una visita sorpresa ¿eh? -El hombre tomo su celular y comenzó a marcar números.

-Desagradable viaje más bien. -Dijo Temo dejando caer los hombros con desánimo.

-Joven con esa actitud no conseguirá nada. -Dijo -¡Hola Cecil! Mi taxi se averió y no quiero esperar a que la lluvia me atrape aquí.

-Pida un taxi para mi... le pago la llamada. Viendo que jamás lo haría de a gratis. -Pensó lo último Temo.

-Ah, lo siento muchacho, pero Cecil solo vendrá por mi taxi y nos iremos a la casa, tendré una cita hoy. Además ya no tengo crédito.

-¡Aaah! ¡Ya ayudenme señor!

-Lo siento, pero yo no puedo hacer nada. -Y viendo que aquel hombre no le ayudaría en nada, Temo decidió tomar su dos maletas y comenzar a caminar a pie, bastante disgustado.

-¡Hojala su cita se heche a perder o que le pongan los cuernos! -Gritó Temo mientras se alejaba, el taxista también le respondió algo pero no alcanzó a oírlo, de pronto las primeras gotas de llovizna comenzaron a caer por sobre él, suspirando de mala gana caminó hacía... el parque, estaba cerca de ella y lejos del camino que lo llevaría a la casa de su padre y Susana, pero eso no importaba, al menos podría descansar un poco.

Apresuró el paso ya que la lluvia comenzaba a caer, necesitaba un teléfono, lo malo es que no traía monedas siquiera consigo para un teléfono público.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora