CAPÍTULO 28° PARTE 3/3

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——Amor y dolor son del mismo color. Amor; carmesí intenso como el corazón. Odio; fuerte y destructor como el fuego——

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Axel bajó del auto apresurado a la casa de su madre, saco la carriola del bebé y seguido al bebé cargándolo y el coche lo arrastró. El niño estaba amenazando con llorar, por lo que se apresuró a llevarlo dentro de la casa.

Llevaba consigo las cosas del bebé que la madre había dejado.

Cuando entró a la casa Marta lo recibió emocionada pero se detuvo al verlo con el bebé en brazos.
Axel colocó al coche cerca de las escaleras y se acercó a la empleada dandole al bebé quien ya lloraba en silencio.

—Marta... ¿Podrías encargarte de él? Tengo que arreglar unas cosas, enseguida vuelvo —dijo u le señaló la pañalera junto a las demás cosas sin ser muy consciente de lo que hacia, solo manoteo señalando todo.

—Si señor, pero —dijo ella viendo al bebé y lo meció para que no llorara más—... Hay una noticia bien buena que-

—Martita... Me encantaría oírla, pero esto es más serio de lo que parece. —La interrumpió alzando la mano señal de que no quería oír nada más—. ¿Si?... ¡Vuelo pronto! —dijo y se fue, Marta miró al bebé.

—Ay que lindo... Pero oye... Ni me dijo de quien era. ¿Será suyo? —pregunto a la nada, su sobrina llegó a la sala, traía en mano unos productos de limpieza.

—¿Que pasa tia Marta? ¿Y ese chiquillo? —preguntó dejando en el suelo sus cosas para mirar de cerca al bebé.

—El joven Axel me lo acaba de traer —respondió la mayor y Matilde acercó su rostro al del niño y este se alejó.

—El y la señorita Linda abran adoptado o... ¿Es suyo? —preguntó ella sin esperar respuesta en total.

—Ay niña, mejor vete a dejar esas toallas en la habitación del joven Cuauhtémoc —dijo y señaló las cosas que había dejado en el sillón—, que hoy más que nunca hay que mantenerla en buen estado pa'cuando venga a su casa.

—¿Uste cree tía? ¿No se tomará mucho la recuperada en el hospital?

—Pos quizás... Pero aún así... Vayase a acomodar todo. Y yo le daré a este nene su mamila que creo que no ha comido nada —dijo ella y su sobrina asintió.



Violeta dejó la taza de chocolate en la mesa de la cocina, Doña Blanca llegó junto con Frida quien estaba presumiendo sus zapatos nuevos con su abuela, y la mayor sonreía ante su felicidad.

La puerta se abrió y enseguida entro Linda llorando y llamando la atención de todos los presentes.

—Hija... ¿Que tienes? Te pasó algo, ¿a Axel? —preguntó su madre y ella se dejó caer en el sillón, una mano cubriendo su boca, intentando no soltar un llanto más lastimero.

—No ma... El es.... El es el problema —dijo ella con dificultad, inspiró aire para poder hablar más claro—. Ya no puedo más, ya no más mamá. Esa relación no me llevará a nada. Es claro que yo quiero una familia y él también, aunque diga que no, pero él-... —Linda solo se dejo derrumbar, al tiempo que su padre llegaba a sala con su bastón en mano.

—¿Que pasa? —preguntó Don Eugenio preocupado por su hija— Mi niña... ¿Por que lloras? ¡Dime que ese Axel no te hizo nada o le corto el pelo!

—Ay papito... Papito —sollozó ella y se abrazo a su padre, llorando en su pecho, Violeta tomaba su chocolate sin pena, en el comedor—. Por que... ¿Por que me tuve que fijar en mi primo? Era tan claro que nunca ibamos a poder ser felices... Pero quise intentarlo, lo desee con todo mi corazón. Pero no se pudo... Solo estabamos por apego, comodidad, capricho y... Amor. Por que yo si que lo amo... Pero me canse de una relación donde pareciera que solo soy yo la que pone el corazón —dijo secándose las lágrimas, no quería seguir llorando por su culpa.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora