CAPÍTULO 15° PARTE 2/3

878 63 28
                                    

--Mantener la observación sobre un elemento no cambia los resultados--

(2/3)

Axel estaba comiendo en compañía de sus compañeros laborales, pero su mente no estaba entre ellos, si no lejos de ahí debatiéndose entre diferentes temas que nada tenia que ver con su trabajo menos la platica que se llevaba en ese momento.


Sin embargo si tenia mucho que ver con su vida amorosa y personal.

¿Pero entre cuantos temas elegir?

Habia sobre su relación con Linda, sus problemas o tomar una de sus muchas diferencias con su pareja como tema de debate mental.

Mientras sus compañero hablaban entre risas el se mantenía sumergido en otras palabras y conversaciones que lo hacían sentir de una forma extraña.
Como anhelante.
¿Pero anhelante por que?

-Quizás es que por que no has pensado bien en las cosas. -Dijo la voz de una mujer, Ana, una buena compañera laboral.

Axel salió de su trance y miró a su lado y habló confundido.

-¿Eh? -Dijo a la mujer. Ella sonrió.

-Nada Axel, hablaba aquí con ellos. -Señaló a lado suyo.

-Pero tu estas muy concentrado en otra cosa. -Dijo Miriam, una de sus compañeras. -¿Que tanto anda en tu mente?

-Nada... solo cosas de mi vida. -Dijo Axel. Miriam era muy conversadora, te podia oír, pero era poco confiable para guardar secretos, aparte solía meterse en la vida ajena.

-Pues vas arreglándolo, por que las enfermeras van a empezar a entusiasmarse por ello. -Dijo Ana riendo.

Axel fruncio el ceño sin entender.

-¿Entusiasmarse por qué? -Preguntó confundido.

-Si. -Dijo Miriam tras beber de su jugo de naranja. -O sea, si ti cortas con Linda, ellas se apuntarán a la larga lista de espera, para ser atendidas por el doctor Axel Legorreta. -Dijo y se rió.

-Por favor. Eso era cuando era más joven. Ahora a mis casi treinta, no creo que llame la atención de las chicas jovencitas. -Dijo casi riendo y bebió de su jugo.

-¡Pero estas loco! -Exclamó José. -Si esas chicas pareciera que se han vuelto más locas por ti siendo un hombre maduro que por un niñito de papi que iba llegando con aires de grandeza.

-¡Oye! -Exclamó Axel. -Eres mi amigo, ¿o nó?

-Qué, es la verdad. -Dijo José, y todos estuvieron de acuerdo.

-¿En serio era asi? -Preguntó confundido. No pensaba que en verdad se hubiera comportado de esa forma en aquella época.

-Nada menos que eso. -Dijo Ana. -Los demás doctores no se te podían acercar por que ya luego se pensaba que era por convencía por ser médico cool del hospital, o no lo hacían por que eras irritante que hacías quedar mal a los antiguos doctores. Como el doctor Tavo o el doctor Cooper que era quien más se sintió desplazado por ti, quién diría que eran familia al final de la historia. -Terminó ella.

-Que horror. -Soltó y entonces sonrió. -Espero no seguir siendo lo mismo. -Dijo y sonrieron hasta que se torno en una risa amigable entre todos.



Doña Imelda estaba de pie y clavó el bastón en el suelo con profunda negación.

-¡Como oíste Blanca! -Exclamó ella a su nuera. -Me reuso a que ese joven entre a mi casa, ¡y pobre de quien lo traiga en mi hogar!

-¡Por favor abuela! -Intervino Aristotéles poniéndose de pie también. -¡Cuauhtémoc no ha hecho nada malo!

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora