CAPÍTULO 21° PARTE 3/4

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——Hay amores difíciles de ocultar y, sentimientos tan fuertes como amar——

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Ana Lupe se levantó de su lugar ante las palabras de Tizoc.

—Yo... yo solo quiero llevarme bien contigo. —Dijo ella y él chico rió ante su expresión estupefacta, —Al igual que los demás, no hagas que las cosas solo empeoren para ti. —aconsejó ella y el bufó, importándole muy poco.

—Vamos... Solo un beso. ¿Apoco no sabes besar? —Preguntó cambiando su expresión burlona a una neutro. —Viendo a tu novio, creo que no sabes.

Ana Lupe no estaba dispuesta a ceder ante sus provocaciones.

—Para nosotros tu puedes ser un amigo más, ¿si? Solo danos una oportunidad. —Dijo ella con una sonrisa.

—Puedo conocer tu boca. —Insistió él de forma desagradable.

Ana Lupe se levantó.

—Dave tiene razón. Pero no dejaré de insistir, si tengo la oportunidad, siguire insistiendo. Te dejo. —Dijo ella soltándo un suspiro.

Se fue hasta sus amigos quienes le esperaban ansiosos.

—¿Que pasa? ¿Que dijo? —Preguntó Sebastian y Ana Lupe se mordió el interior de la mejilla.

Negó, sabía que si le decia a su novio, este iba a explotar contra del chico.

—Nada... Pero tenías razón. Es muy imposible de tratar. —Aceptó ella y los hermanos Cooper Aguilar asintieron.

Ana Lupe miró al chico, ella siempre” había tenido una perseverancia que aún no había empezado a ser desagrado de alguien, quizás Tizoc y David iban a encabezar la lista de algunas personas que no les agradará la perseverancia de la niña.

Ana Lupe era intuitiva y, perceptiva, y en Tizoc ella podía ver algo que le llamaba la atención. Él niño parecía guardar detrás de aquella clara mirada una razón oscura para ser tan irritante.



Octavio soltó un suspiro.

—No puedo creerlo. Ese niño definitivamente tiene un gran trauma. Su educación lo persigue y no va a cambiar si él no lo acepta. —Dijo y eso era algo que la pareja sabían desde que lo conocieron.

Tratar con Tizoc siempre fue difícil.

—Pues creo que será muy difícil por que él solo ve su educación como la ideal. —Dijo Hugo tomando la mano de su esposa. Buscando apoyo. —Su padre le enseñó a menospreciar a las mujeres, cero afecto, nada de cariño por parte de la madre. Tizoc está mal, aunque no lo acepta.

—Es seguro. —Dijo el médico, —Pero les prometo que trataré de que ese niño logre un gran avance en su vida. —aseguró con convicción. —No es la primera persona que llega con esos problemas, hasta las hay peores se los aseguro.

—Gracias Octavio. —Dijo Diana y Higo sonrió esperanzado.

—Puede venir tres veces a la semana, y conforme avance sus consultas irán disminuyendo. Para comenzar, que venga mañana. —Indicó y ellos asintieron.

En más rápido, mejor.

—Bien. Lo traeremos. —Dijo Hugo.

—Eso si se deja. Últimamente ha estado un poco callado, no se que se traiga entre manos. —Dijo Diana soltando un suspiro.

Desde que lo conoce, el niño siempre estuvo criticando todo a su paso, pero dentro de un tiempo ha estado muy callado y eso le preocupaba.
Solo esperaba que que él chico no cometiera una locura en las que los arrastre en con ellos.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora