CAPÍTULO 10° PARTE 2/2

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——Sentimientos extraños——

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—¡¿Podrias alejarte cabellos de tomate?! Estas muy cerca de mi cara... te golpearé. —Amenazó Julio al tiempo que alejaba la cara de Sebastian del suyo, quien hacía lo mismo.

—Si estoy cerca es por que se me engancho la hebilla del cinturón con tus tirantes. —Se quejó Sebastian mientras sus manos trataban de quitar su cinturón de los tirantes de Julio. —¿Y si mejor te quitas los tirantes?

—Bien solo alejate un poco. —Se quejó Julio mirando hacia otro lado que no fuera la cara de Sebastian, después de lo que hizo en el sótano, ya no se confiaba de la cercanía del niño.
Lupita que estaba llegando en el jardín, verlos demasiado cerca creyó que estaban peleando, por lo que se cercó rápidamente.

—¿Que hacen? —Preguntó y confundida, por que parecían enojados pero no estaban peleando.

—¡Lupita! —Exclamó Sebastian feliz de verla, aunque ella no tanto al ver lo que habían hecho.

—¡Cielos! ¡¿Pero que le hicieron a la moto?! ¡Esta tirada! —Señaló ella al suelo cerca de la piscina.

—Ya lo sabemos Lupita, nos ayudas, traete unas tijeras para cortar los tirantes de Julio. —Pidió Sebastian mientras quitaba las manos se Julio de su cara que trataba de alejarlo que más bien parecía que quería botarle la cabeza.
Pero se de tuvo y Sebastian lo agradeció.

—¿Que? —Exclamó Julio. —¡No, no se te ocurra traerlo Lupita! ¡No cortarás mis tirantes, son mis favoritos!

—¿Entonces? —Se quejó Sebastian empujándolo— ¡Po que yo no pienso quedarme pegado a ti!

—Pues, —Lupita comenzó, — eso es lo que les hace falta... estar juntos chicos. —terminó.

—¡¿Estas loca de la cabeza  Lupita?!  ¡Si lo estas pues es con ele mayúscula! —Exclamó Julio metiéndole una patada en la pierna de Sebastian.

—¡Rayos! ¡Deja de moverte, Julio, que me duele el pie!



David estaba viéndose en el espejo, peinaba su cabello de lado y probaba del otro, aunque ningún estilo le gustaba.

Se encontraba algo frustrado por su imágen, si tan solo tuviera a Sebastian, este le diría lo que en verdad veía en el.

—Quizás si me dejo crecer un poco el pelo... se vería mejor. —Murmuró David disgustado. —No, asi pareceré más raro de lo que soy.

Dejó de peinarse desistiendo de componer su cabello, y salió de su habitación, bajó por las escaleras encontrando a su papá en el comedor poniendo la mesa.

—Dave, campeón ¿que hacías? —Robert había salido de su trabajo como de costumbre para pasar la hora de la comida con su familia, claro, el siempre cocinaba.

—Hablando con Lupita, esta triste por lo de Temo. —Dijo mirando sus zapatos y suspiró. —Dice que se irá y quizás posiblemente nunca regresará.

Robert dejo de colocar los platos y miró a su hijo, quien parecía también afligido por la noticia. Era de suponerse, fueron muy “unidos”, prácticamente, con Cuauhtémoc y Aristotéles, se encariñaron con los muchachos y cuando Cuauhtémoc se fue, fue un golpe duro para todos, hasta ellos mismo, Julieta y él, estuvieron tristes por la repentina partida del joven.

—Pues eso es una decisión que tendrán que aceptar hijo. —Le dijo a su hijo. —Temo ya una vez tomó la decisión de irse y se fue... no dudo que esta vez igual. —Dijo con desánimo. Sabía en todo este tiempo lo mucho que su amigo Pancho había extrañado a su hijo, y aunque se comunicaba con él, no era lo mismo a tener a un hijo cerca, y bien que él lo sabía, pues él en el pasado calzó de esos zapatos, y fue una terrible experiencia. —Aunque quizá me equivoque y se quede. —Dijo con esperanza por Pancho.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora