CAPÍTULO 29° PARTE 3/3

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——Palabras desconocidas... Y sentimientos que invaden el alma——

(3/3)

Aristotéles salió de la habitación arrastrando los pies, se dirigió a su refrigerador para sacar algo de agua, por fortuna su madre ha mantenido su despensa fresca, había verdura y cajas de cereal nuevas, también jugo y agua fría, esa ella lo habia dejado antes de irse.

Apenas su madre se había ido el se metió a tomar un baño, para enfriar su mente, poder pensar las cosas con claridad, poder saber que hacer apartir de ahora.

Sin embargo, el dolor seguía persistiendo dentro de su corazón, entonces al situación no mejoraba, seguía, pero ya no sabía que usar.

—Es todo... Me pesa el mundo —dijo él rindiéndose ante la abrumadora situación—. El alma —menciona con los ojos empapándose, esta en un estado de desconsuelo donde nada es agradable para sí—. Mis pesadillas se han hecho realidad —dijo sirviéndose agua y se sienta en una silla cerca de la mesa.

Todos los días desde que ocurrió el accidente ha rogado consuelo a un Dios que todos dicen lo desprecia por haber desviado sus sentimientos hacia un individuo de su mismo género, y cada día ha tratado de mantener vivo su esperanza por que sabe que el amor de su vida es fuerte y lucharía por regresar. Cada día el prometía hacerlo feliz, de dar su vida por que él regresara, cada día rezaba por que Cuauhtémoc abriera los ojos.

Dios era testigo de ello... Pero ahora, justo en estos momentos, quiere dejarse caer y gritarle a ese Dios que todo lo que dicen es verdad. Que les odia y que ya no quiere saber nada de Él.

Pero aún en el fondo, aún cuando deja que sus lágrimas de apoderen de él, aún cuando el miedo sabe a hielo triturado en la garganta, aún cuando la cabeza le pesa, sabe que no es culpa de nadie, que las cosas pasan y que su “Temo” le diría que todo esta bien. Que solo es una prueba más para su amor, que en la vida hay dolor más grande que perder el amor de pareja, pero el no entiende de razones ahora. Solo quiere llorar, llorar y que al dejar de hacerlo, todo vuelva a la normalidad.

Por favor... Por favor que todo sea un sueño.

Por favor.



Magdalena y Alejandro estaban frente a su abogado, quien revisaba unos documentos en la otra mesa de la misma habitación.

—¿Y por que no quieres al niño? —pregunta Alejandro a su esposa quien esta viendo unos documentos, solo por pasar el momento, pues no le interesa nada de lo que se diga ahí.

La razón por la que ella no quería al niño era simple, que sonríe ante la pregunta y mira a su esposo antes de responder.

—Por que si mi hermano lo disciplinó con la mitad de la educación que nos dio a nosotros, pues no gracias —dijo ella y dejó los documentos en la mesa—. No voy a criar la mala hierba. La hiedra se corta desde raíz y eso pretendo hacer... Evitar que él entre en mi casa es una forma de dejar de estar bajo la desagradable mano de los hombres de mi familia.

Cambia la de pierna y sube otra cambiando su posición, relajada colocó las manos en los reposabrazos.

—No sé... Creo que es mejor si nos llevamos al niño también. Es mas favorable —dice Alejandro instante, pues sus intenciones son obtener todo sin dejar cabo suelto.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora