CAPÍTULO 24° PARTE 2/4

774 46 29
                                    

——Efable, pero al mismo tiempo inefable——

(2/4)


Todos los López y Córcega estaban metidos dentro de la Burra, el cual paró lejos del salón.

Pancho y los demás observaron el ambiente, había gente caminando hacia la dirección del salón.

—Bien, aquí se queda la Burra y nosotros nos vamos a pie. —Dijo Pancho y ayudó a su esposa a bajar, seguida de Doña Crisanta.

—Debimos parar un poco más cerca paPancho. No hay casi ningún auto, como ese de enfrente. —Señaló Cuauhtémoc una camioneta al frente, llevando al mismo tiempo a Doña Crisanta de su brazo.

—Es de los Córcega. —Dijo Susana y Pancho elevó una ceja con desagrado hacia la familia.
Doña Crisanta solo bufó elevando el rostro.

Avanzaron hasta el salón.

—Si... Los Córcega.  —Dijo ella, la mayor observó hacia otro lado, Cuauhtémoc sonrió divertido, al parecer a Doña Crisanta no le terminaba de agradar Doña Imelda.

—¡Familia! —Todos se detuvieron y giraron a ver quien los llamaba.

Susana sonrió al ver a su hijo, este traía un traje elegante negro, él observó a Cuauhtémoc con un poco disimulado brillo en los ojos.

—¡Axel, hijo! —Dijo Susana, se soltó del brazo de su esposo y se acercó a su hijo, mientras este hablaba.

—Mamá, Pancho, gracias por venir. —Dijo él abrazando a su madre, pasó de Pancho y después a Doña Crisanta. —Abuela... —Le dio un beso a la mayor, se giró hacia Cuauhtémoc. —Temo. Gracias por ser parte de esto que es muy importante para Linda. —Dijo a toda la familia.

—No podíamos perdernos de esto. —Dijo Susana.

El aire soplo fuerte y el cabello de Susana se agitó, Axel observó con detenimiento a Cuauhtémoc, el cuello de su saco haciéndose, enmarcando su rostro, él sonrió, Cuauhtémoc no lo miraba a él como él al joven.

La risa de Pancho sacudió el ambiente y los demás sonrieron.

—Si mijo, esto es por ti y Bonita. —Dijo él, su mano sobre el brazo de su esposa y le dio un beso en la mejilla, solo por que le nacía.

—Claro mi amor. —Dijo Doña Crisanta a si nieto.

Cuauhtémoc le sonrió al mayor y habló con un toque cariñoso en la voz, había estado así desde que había vuelto a hablar con su novio.
El recuerdo de Aristotéles bailaba alrededor de su mente, y él  deseo de volverlo a ver, se arrastraba bajo su piel.

Se había jurado no volverlo a ver, tenía que cumplir.

Cuauhtémoc habló entusiasmado al mayor.

—Y yo fui invitado, no podia desaprovechar la ocasión. —Dijo Cuauhtémoc con una sonrisa en los labios, su mirada viajó a los lejos sobre los hombros de Axel, logró ver una figura familiar. Su mirada se clavó sobre Aristotéles que bajó de un taxi con su madre, este traía una chamarra de cuero negro, bajó unos centímetros el cierre al salir del auto y se pasó repetidas veces la mano derecha entre sus cabellos rizados para acomodarlo.

Un golpeteo de su corazón hizo calentar sus mejillas, Aristotéles tenía un nuevo efecto en él, y le gustaba.
Él castaño inhaló aire y forzó una sonrisa a su familia.

Axel se voltio siguiendo la mirada de Cuauhtémoc encontrando a Aristotéles, apretó los dientes, vio como Aristotéles fue consciente de la presencia de Cuauhtémoc y se giró hacía la dirección de todos enfocando su mirada sobre una sola persona, él rizado.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora