CAPÍTULO 8° PARTE 2/2

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--Esto es solo el comienzo de una nueva y muy diferente historia--

(2/2)


Cuauhtémoc salió del automóvil y antes de ser vencido por sus emociones se recargó sobre el auto y hechó la cabeza hacía atrás, dejándola reposar un rato, suspiro... y aspiró aire pesadamente, no quería caer en la tentación de sucumbir a sus emociones, asi que simplemente mantuvo los ojos cerrados mientras sus dedos pulgar y anular daban un ligero masaje en el puente de su nariz, al tiempo de que en ocasiones el dedo índice golpeteaba ligero sobre su frente.

Esta exhausto.

Por qué esto me tenía que pasar a mi, pensó mientras alejaba sus dedos sobre su nariz y vio claramente el cielo.

Habían pocas estrellas ésta noche.

Antes a él le gustaba ver las estrellas, siempre acostado en el jardín de su casa en Toluca, cuando tenía poco menos de trece, pero dejó de hacerlo con el paso del tiempo.
Muchas cosas las habia dejado en el pasado, muchas costumbres que solía realizar antes y ahora solo eran puros recuerdos.

Pero ese no era solo el problema en total. Nó, siempre hay algo más detrás de ello.

Asi como ahora que estaba dividido entre su mente y corazón.

Su mente pensando en todo lo que ha vivido y siente que así debían de ser las cosas; tener malos ratos para tener buenos presentes.
Su mente le decía que después de este trabajo todo estaría bien, pronto se encontraría en Toluca, en su departamento y en su trabajo y con la mirada de Diego siempre sobre él sobreprotegiéndolo, y eso aunque estaba mal le gustaba.
Por que era su mejor amigo, no podia hacer nada más que aceptar que asi como él no había cambiado, y seguía siendo el mismo obstinado, Diego era el mismo impertinente que siempre estará ahí, cuando lo necesite.

Sus estudios de leyes las tomaría en línea como ya lo había planeado; en casa y en la comodidad de donde quisiera.

Sus amistades eran igual de nulas en Toluca como en Oaxaca, por lo que prefería la zona se confort. Toluca.

Y todo estaría bien si dejaba Oaxaca y posteriormente de sentir.
Y ese era otro problema.

Él podia sentir... sentir como cualquier otro ser humano, y más haya de tener una etiqueta solo era una persona que sentía dolor y frustración y que su corazón era como el de cualquier otro; frágil, temeroso, valiente y muy confuso.

Confuso por sus sentimientos, por sus pensamientos.
Y quedó para él más que claro en esa noche que aunque por ningún momento buscó la mirada de nadie, sabía que la de todos lo miraban, eso no le intereso... con excepción a de Él.
Eso era lo que lo perturbaba ahora.
Y se confundía, por que en algún lugar oscuro y masoquista de su interior le gustó que solo lo mirara.
Quiso creer que le gustó la atención de todos los Córcega sobre él, que no solo la de él.

Pero aunque se lo negara le gustó más su mirada, la de Aristotéles Córcega que no parecía querer apartar sus ojos de él en ningún momento, todo el rato mirándolo, y él lo sabía, sabía pero era mejor ignorar, aunque fingir que no estaba ahí, quemándolo y que no era de importancia, fue peor mal del que lo mirara.

Y su corazón, ¡Dios! Su corazón latió tan fuerte en ese momento que por un escalofriante segundo sintió que en cualquier instante su corazón terminaría por salirse de su pecho o comenzaría a hablar y a él no le quedara de otra que abrir la boca y dejar salir la voz.

Lo que ocurriera primero.

Pero era una reacción estúpida.

Por que eso no pasó... Afortunadamente.

Cuando habla el Corazón (Aristemo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora