Capítulo 11.

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—Stacy, Stacy. —Maxwell movió lentamente a su amiga que por el momento seguía con un profundo sueño. Tras molestarla unos minutos más, logró que ella abriera los ojos y añadió relajado: —tienes el sueño demasiado profundo.

—Lo sé —contestó incorporándose en la cama sentada— ¿te vas ya?

—No. Quería decirte que entraron Caroline y Camille pensando que estabas sola.

—Ay, no ¿están aquí?

—Parece que Camille se quedó a dormir porque tenían los pijamas puestos.

Stacy ató su cabello en un rodete: —¿dijeron algo?

—Me preguntaron si quería desayunar con ellas, le dije que iba a ir después. Estaba jugando con tu celular.

Ambos sonrieron al escuchar el estómago de Stacy sonar. —Vamos a desayunar ahora.

Maxwell le pidió a Stacy si podían desayunar en la habitación de ella porque se sentiría más cómodo allí, por lo que ambos se sirvieron tazones llenos de cereales de chocolate con leche descremada.

Decidieron ver el programa de música donde pasaban los videos del momento aunque ninguno tenía el ánimo suficiente como para continuar.

—Stacy quiero que hablemos de algo.

—Sí, ¿de qué? —Ella mermó el volumen del televisor y lo miró.

—Quiero que hagamos un juramento —dijo con la voz un poco temblorosa.

—¿De qué?

—Aparte de no decir nada de lo que pasó, me gustaría que a partir de ahora tengamos la confianza suficiente en el otro para que nos contemos todo lo que pase por nuestras vidas, o algunas cosas que pensemos, siendo cien por ciento sinceros.

Stacy asintió: —bueno... si, no es que tampoco te oculte demasiadas cosas pero si quieres lo podemos jurar.

—Es una promesa, por nuestra amistad y por nosotros mismos.

—La manera en que lo dices que me da un poco de miedo. —Rió y suspiró—. Pero sí, es un promesa y más te vale que la cumplas.

—De acuerdo, una promesa y te contaré todo. —Se tomaron las manos con fuerza y risas.

—Listo, estamos comprometidos.

Maxwell sonrió y jugó con sus manos algo nervioso: —Stacy, gracias....

—Ya lo dijiste y de nada, sabes que somos mejores amigos y lo haré porque....

—Me salvaste la vida por así decirlo. —La interrumpió—. Nadie lo hubiera hecho por mí y es muy especial lo que hiciste y no me voy a cansar de decir que estoy tan agradecido.

—De nada, Max.

—Y... ¿sabes? Elisa también era una gran amiga, y antes de... dejarla sola, la vi demasiado mal y acostada en el colchón. Mierda si hubiera sabido lo mal que estaba. —Su voz se entre corto.

—Maxwell si las cosas pasaron así es por algo. —Tomó con fuerza su mano—. Y sabías que ella estaba mal, es más que obvio que te quedarías. Eres un gran amigo, una excelente persona y estoy segura de que Elisa tenía el mismo concepto de ti.

Él afirmó: —sí, tienes razón.

La puerta se abrió de golpe, asustándolos un poco a ambos. Las figuras de Caroline y Camille.

—Oh, lo siento si interrumpo —habló Camille sonriendo— se nota que están en un momento especial. —Observó la mano de los dos y Maxwell se separó con rapidez.

Desde los ojos de Violet.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora