Capítulo 23.

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Se hicieron las 6.30 pm, tenía un fuerte dolor de cabeza, por lo que iría a la farmacia a comprarse un ibuprofeno y estar lista para ir a ver la película. Empezaba a disfrutar ver filmes en solitario pero todavía no se acostumbraba a estar sola todo el tiempo, al menos conversaba con Duncan y una que otra vecina de mayor edad que le comentaba sobre el clima o los estudios de sus hijos, soltado pizcas de melancolía al recalcar que ella era feliz y al mismo tiempo quería que la acompañaran en sus últimos años de vida.

Violet se dio por vencida que su mejor amigo vendría, algo relajada y triste, porque realmente quería verlo, quería pasar tiempo con personas que le transmitieran seguridad, y Maxwell le hacía sentir de ese modo, además una sensación que perdió desde que la bomba estalló: hogar.

Saliendo de la farmacia se miró al espejo, notando que en efecto había aumentado uno que otro kilo, y se notaba más en sus piernas y trasero.

Las personas caminaban apuradas yendo a diferentes direcciones, parecía que todos ellos tenían una dirección fija a la cual querían ir y hacían lo posible por hacerlo. Caso contrario a lo que le pasaba en su vida, tenía el dinero suficiente como para salir de ese lugar, incluso de ese estado, pero algo todavía en su interior la mantenía estancada. Violet no tenía idea de lo que le ocurría en su cabeza, sabía que las heridas de su familia seguían abiertas, y al mismo tiempo le producía enojo que eso la mantuviera inerte. ¿Realmente quería salir? O solo le gustaba quedarse llorando en una esquina, haciéndole ver a todo el mundo que ella era la víctima y que no podía hacer nada para salvarse, ni siquiera realizar lo que ella quería, a lo que venía otro dilema: ¿qué quería para ella? ¿Para su vida? ¿Algo que le hiciera feliz, o al menos brindándole tranquilidad?

Su mente no le brindaba las respuestas que quería. Y al mismo tiempo venían pensamientos de cualquier tipo, lo asociaba con la ansiedad sumado al estrés de lo que vivía por el momento. Sin embargo ¿dejaría que eso dure para siempre?

Recorría la cuadra al frente del departamento donde se alojaba, observando que allí había solo un negocio que era una lavandería y una telefónica a dos casas más.

Ingresó a la telefónica, donde pidió que le recargaran cincuenta de crédito y le vendieran un nuevo paquete de cigarrillos. «Es un hábito, es fácil hacer un hábito» pensó mirando a una mujer hablando por teléfono, lo más peculiar era su gran barriga que aparentaba unos siete meses y que ella hablaba negando mientras lloraba. En minutos ella comenzó a los gritos, llamando la atención no sólo de Violet sino de los demás, hasta que el dueño fue a preguntarle si se encontraba bien. La señora negó, y luego de pagar, salió del local limpiando sus lágrimas.

Violet miraba concentrada esperando su vuelto, se despidió del dueño con la mano mientras salía pensando en aquella mujer.

—No lo puedo creer. —Ella volteó con miedo y de unos arbustos salió Maxwell, ambos se quedaron atónitos, sin saber cómo reaccionar correctamente.

—... ¿Cómo me reconociste? —pronunció ella.

—No lo hice, sólo pregunté por una chica delgada, blanca y simpática.

—No soy simpática.

—¡Stacy! —chilló y se acercó a ella— te conozco y sé cómo eres en realidad.

Violet negó aproximándose a él con los ojos llenos de lágrimas, lo abrazó con fuerza por el cuello y Maxwell respondió a su apretón primero incómodo y después sus ojos también se encontraban llorosos.

Cuando se separaron, Violet le pidió a Duncan si el chico podía pasar la noche sólo por el día de hoy, él le respondió que sí, porque Violet nunca le causó problemas.

Desde los ojos de Violet.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora