CAPITULO 50

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—Lyana, mi amor. —me dijo nervioso

—Damián repite lo que dijiste. —dije con un terror que trataba de controlar.

—No sé qué me hablas. —dijo nervioso parándose.

—Me largo de aquí, no te me acerques nunca Damián. —Quise irme pero su mano me sostuvo de nuevo fuertemente.

—Amor, yo no quise hacerte daño, por favor. —Me decía desesperado y en sus ojos se miraba ¿miedo?, no entendía esa reacción.

—Me estas lastimando. —dije queriéndome quitar su agarre pero apretó mucho más y me miraba fijamente —suéltame. —dije con tratando de controlar mi miedo.

—Tú no te vas de aquí, no lo vas hacer. —me empujo violentamente al sillón y golpee mi cabeza con el respaldo que hizo que sangrara mi labio inferior —Ya ves, ¿lo que logras?. —decía dando vueltas en la sala y señalándome parecía que hablaba con otra persona. —te dije que no debías de salir, no todavía ya la dañaste. —gritaba furioso, estaba tan asustada, ¿Qué pasaba con Damián? —mi amor, él es un imbécil no debió dañarte. —dijo queriendo tocar mi labio pero me yo me hice para atrás por inercia y eso pareció enojarlo ya que frunció el ceño — Eso es lo que logras por querer ser bueno con ella idiota. — hizo una sonrisa retorcida que hizo que tuviera más miedo. —Ahora Cállate y largarteeeeeee. — grito que hizo que brincara en mi sitio del miedo que tenía, él volteo a verme y su cara estaba totalmente desencajada.

—¿Damián?. —dije nerviosa

—Cállate. —Dijo molesto —ese imbécil no existe, ya no está. —Me tomo del brazo para pararme junto a él, su aliento pegaba en mi boca —Eres hermosa Lyana Grace, muy hermosa. —decía mirándome con lascivia, yo trataba de zafarme de sus manos pero era imposible su agarre era muy fuerte.

—Por favor. —dije llorando —Tú no eres así, tú me amas. —le decía nerviosa. —

—Vamos a dar un paseo mi amor. —dijo dando un beso desesperado en mi boca, mordiendo mi labio inferior haciendo que la sangre brotara un poco más abundante.

—Damián me lastimas, basta. —dije golpeando su brazo, pero él me tomó por los dos brazos.

—No vuelvas a decir el nombre de ese idiota me entiendes. —me sacudía violentamente, yo me quede asombrada.

—Así te llamas. —dije tartamudeando.

—Damián es un idiota que se dejó vencer por ti, pero eso no pasara conmigo yo soy Héctor, me escuchaste. —sentí que las piernas se me doblaban al escuchar eso, no lo podía creer.

—Héctor, está muerto. —dije con una voz quebrada.

—No mi amor, los idiotas de policías que tienes por amigos son fáciles de engañar. —dijo arrastrándome hacia su automóvil, yo trataba de zafarme pero me era imposible. Abrió la cajuela del auto y con gran violencia me aventó adentro de ella.

—Por favor, no lo hagas. —decía llorando.

—No me gusta que llores. —limpio mi rostro con sus manos rápidamente y sin más cerro la cajuela.

—Por favor, suéltame —le pegaba desesperada a la cajuela y el terror se intensifico cuando sentí que el auto se movía. ¡Dios! Esto no podía estar pasándome.

Narra Taylor

Llegue al departamento un poco cansada y batallando con las jaulas y las maletas, pero por fin llegue, saque a los gatos de su jaula y les serví un poco de agua y comida.

Me senté en el sillón un poco preocupada por Lyana, no me gustaba mucho la idea que estuviera con Damián pero no podía hacer nada si solo tenía sospechas. Mi teléfono me saco de mis pensamientos.

Obsesión PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora