CAPITULO 43

808 56 3
                                    

—Señora, no quiera hacer esto difícil, Lyana y yo nos casaremos cuando creamos conveniente, usted no puede manipular su vida. —dijo Damián serio y por primera vez en mucho tiempo sentí su apoyo

—Tía, una vez más, te lo pido deja a Lía conmigo. — dije con la voz quebrada al acercarme a ella y el timbre sonó, ella inmediatamente se levantó para abrir y entraron dos hombres con trajes.

—Vayan por la niña está en la habitación con la puerta rosa. —señalo mi tía

—No, no, no. — me pare inmediatamente para impedirlo pero uno de los hombres me detuvo mientras el segundo subía

—Si sigues comportándote así, llamare a la policía y te llevaran a la cárcel por no acatar la decisión de un juez. — dijo mi tía molesta

—Suéltala imbécil. — se paró Damián pero el dolor le impidió acercarse, se tomó la mano la herida de su costilla y se recargo en el sillón para respirar profundo, sin duda le dolió demasiado pararse tan rápido y Alex se acercó y quitó al hombre que me tenía sujeta.

—Sino la sueltas te acusare de agresión. —dijo serio Alex y el hombre me soltó inmediatamente.

—suéltame. —grito el hombre que subió, todos subimos rápidamente con excepción de Damián que iba caminando lentamente.

Cuando llegamos Taylor tenía al tipo en el suelo y con el brazo del hombre en la espalda doblándolo dolorosamente, Becky tenía a Lía en un rincón, mi hermana se veía bastante asustada.

—No sé quién sean, pero será mejor que se larguen sino quieren tener problemas con la ley. — dijo Taylor seria a mi tía y al hombre que venía con ella.

—Ustedes tendrán problemas sino sueltas a mi empleado. —dijo mi tía molesta

—Suéltalo Taylor. — le dije con mi voz cortada y Taylor al oír se paró lentamente y soltó al tipo que se paró inmediatamente sobándose el brazo dañado.

—Lía te vienes conmigo. — le dijo mi tía molesta mirando a mi hermana y Lía me lanzo una mirada de auxilio, esto era demasiado.

—¿Lyana?. —me dijo con la voz quebrada mi hermana y sus lágrimas empezaron a salir.

—Por Dios niña no seas ridícula, no soy tan mala, soy tu tía. — dijo mi tía rodando los ojos bastante molesta.

—Señora, le doy el doble de lo que cueste la empresa, con tal de que deje a Lía con su hermana. —dijo serio Damián y todos volteamos a verlo desconcertados.

—¿Qué?. — dijo mi tía sonriendo.

—Aproveche mi generosidad, porque no estará mucho sobre la mesa. —dijo serio Damián.

—Mmmmm, creo que tienes mi atención muchacho, pero vamos hablarlo tú y yo a solas. —dijo caminando fuera de la recamara de mi hermana y Damián estaba dispuesto a seguirla.

—Damián, ¿Qué haces?. — lo tomé del brazo

—Protegiéndote mi amor a ti y a tu hermana. —me sonrió y sin más salió

—Lyana, ¿me llevara mi tía?. — dijo llorosa mi hermana y se abrazó a mi fuertemente.

—No mi amor, no te va llevar, ¿ok?, pero debes ser fuerte. —le di un beso en la frente.

Los muchachos me veían nerviosos pero nadie decía nada, no querían decir una imprudencia delante de mi hermana y se los agradecía.

A los 15 minutos Damián entró y me sonrió —Tranquila mi amor, ya está arreglado, mañana mismo tu tía firma los papeles de la custodia y esta niña. — Le sonrió a mi hermana despeinándola un poco —se queda contigo. —

—Damián, ¡Por Dios!. — lo abrace agradecida y él me tomó entre sus brazos.

—Ouch me duele. — se quejó y me separe un poco para ver que de su herida salía sangre.

—Damián, estas sangrando. —le dije seria — tengo que revisar esa herida. — Lo tome de la mano y voltee a ver a los chicos. —Hay que descansar chicos mañana nos vamos en cuanto firmemos los papeles. —Voltee a ver a Lía — mi amor, duermes con las chicas, tengo que curar a Damián, mañana nos vamos. — le sonreí

—Damián, gracias. —dijo tímida mi hermana

—De nada chaparrita, de nada. — le sonrió Damián y sin más salimos de la habitación hacia la mía.

—Siéntate y quítate la camisa, voy por el botiquín. — le dije mientras él se sentaba en la orilla de la cama, cuando volví estaba con ese abdomen perfecto, ¡Oh Dios!, nunca en estos meses de novios había visto a Damián sin camisa y se veía muy bien.

—¿te gusta lo que ves?. —me sonrió pícaro y yo asentí sonrojada

—Si me gusta mucho. — Dije quitándole con cuidado la venda que cubría su herida —Esto te dolerá un poco. — le advertí

—No tengas pendiente. —me sonrió, pero al poner el algodón con alcohol en su herida su cara se puso roja.

—Perdón, de verdad. — le dije y le di un beso corto en los labios y termine de curarlo, lo cual lo hice en total silencio, Damián solo me observaba.

Termine y me senté a su lado aun en silencio —¿en verdad, soy tan malo para que no te quieras casar conmigo?. —dijo al fin con dolor en sus palabras y yo voltee a verlo.

—Damián, yo —dije tratando de encontrar las palabras correctas para no lastimarlo. —no creo que este momento me quiera casar. —

—¿Aunque eso dependiera perder a Lía como lo ibas hacer hoy?. —dijo serio. —y no me malinterpretes, no es que quiera que te cases conmigo a la fuerza, solo que me sorprendió que ni por las amenazas de tu tía accedieras. — me miró serio

—No quiero que ella manipule mi vida, aunque al final lo hizo ¿no?, le quito su patrimonio a mi hermana y a ti no sé cuánto dinero. — le dije triste. —por cierto te lo pagare Damián, cada centavo solo dime cuanto es, yo sé que es mucho dinero, pero lo hare. — le dije seria

—No es nada, eso tómalo como un regalo de tu novio. — me sonrió y acaricio mi mejilla. —¿Lyana?. —lo mire a los ojos —¿me amas?, dime que no he perdido tu amor. —me miro con los ojos cristalinos y yo me quede sin saber que decir.

Maratón 1/5

Obsesión PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora