Capítulo 4

3.9K 152 13
                                    

Estaba en la sala de abordar con mi boleto en mano, veía como los otras aerolíneas empezaban a llamar a sus pasajeros, yo me sentía nerviosa, muy ansiosa de lo que me esperaba en México, en un país extraño, gente extraña, un idioma que no es el mío, aunque sabía el español, mi primer idioma es el inglés y me siento más a gusto hablándolo, así que sin duda va ser un reto acostumbrarse a hablar casi todo el tiempo en español.

Ahí estaba sentada moviendo mi pierna nerviosamente, cuando de pronto escuche:

"Pasajeros de Aerobús 4350 con destino a la ciudad de México por favor de prepararse para abordar"

Todos los pasajeros empezamos hacer una fila para darle nuestro pase de abordar al ejecutivo que nos lo pedía, después de 5 minutos estaba en mi asiento, ¡genial! Me toco ventanilla, amaba ver las nubes y la ciudad mientras nos elevamos.

Pero esta vez era diferente, esta vez estaba viendo mi ciudad por última vez, en quien sabe cuánto tiempo, eso me ponía triste, una lágrima se resbalo por mi mejilla mientras veía como los edificios se hacían pequeños ante mis ojos, esos lagos que tanto abundaban en las cercanías del pueblo, se veían las tierras sembradas de los pequeños agricultores, como extrañaría ver esos casas de antigüedades por donde pasaba todos los días al ir a casa, esa mezcla de lo antiguo con lo moderno que solo hay en mi hermoso pueblo.

El vuelo iba ser un poco largo, tendríamos una pequeña escala en Houston, decidí cerrar un poco la ventana y dormir un poco, en dos horas llegaríamos a Houston y ahí desayunaría algo.

Me sentía un poco más tranquila cuando llegamos a Houston, así que decidí ir a comer algo saludable, fui a buscar una rica ensalada. Miraba a mi alrededor mientras terminaba de comer, era cómico ver correr a las personas, siempre tan apuradas, supongo que esa era la vida de las grandes ciudades, lo que yo me tenía que acostumbrar al irme a vivir a una de las ciudades más grandes del mundo y de las más pobladas, un contraste total del lugar de donde venía, de un pequeño pueblo donde todo era tan cotidiano y no pasaba nada interesante.

En unos minutos mi vuelo partiría, así que me dirigí hacia la sala de abordar, el vuelo salió sin demora, así que tendría que llegar aproximadamente a las 3:30 de la tarde a mi destino. Al acercarme cada vez más a la ciudad mis nervios empezaban a crecer, era increíble con ya 21 años nunca había estado sola tan lejos de casa y eso me hacía sentir ansiosa.

Empecé a ver por la ventanilla como la gran ciudad estaba debajo de nosotros, ¡por Dios eso era increíble!, la ciudad desde los cielos se miraba enorme, parecía que no tenía fin, edificios altos, muchos taxis rosas se miraban desde el cielo, que pintaban toda la ciudad, empecé a ver cada detalle, el ángel de la independencia se dejó ver como un pequeño monumento, pero supuse que era enorme.

Después de unos 20 minutos estábamos aterrizando, el vuelo fue placentero sin mucha turbulencia gracias a Dios, odiaba eso.

Ahí estaba yo, en la gran ciudad, ¡Dios! Este aeropuerto era enorme a comparación del pequeño de Lake Charles, después de pasar por la aduana y enseñar mi pasaporte, pase a la gran banda, donde mi maleta casi estaba sola, después de la demora.

Lo primero que hice fui a comprar mi boleto para tomar un taxi, después de darle mi destino al chofer decidí contemplar la ciudad, vaya si las distancias eran grandes aquí, además de un tráfico terrible, donde parecía una jungla, todo el mundo quería ganar para cruzar primero, definitivamente tenía cosas a que acostumbrarme.

Después de una hora aproximadamente llegamos a mi destino, ahí estaba frente a mí un gran edificio, aquí les llaman condominios, parecía agradable a primera vista, así que decidí entrar, de verdad me sentía cansada.

Obsesión PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora